Quim Torra, presidente de la Generalitat, ha vuelto de nuevo a Bruselas a recibir órdenes de su jefe Puigdemont sobre la estrategia a seguir hasta final de año. No es la primera ni la segunda vez que se desplaza fuera de Catalunya para cumplir los mandatos del huido. ¿Quien paga los viajes de él y su séquito? Algún día lo explicarán en el Parlamento.
En plena “guerra” amarilla, hay que desviar la atención y de paso hacer llegar mensajes a Pedro Sánchez, presidente español. Ni en verano hay tregua, no se lo pueden permitir bajar la guardia, es decir, seguir caldeando el ambiente. Eso si, la culpa siempre es de los demás.
Está claro que cuando hay tormenta, las nubes negras suelen estar en el cielo, descargan agua, granizo y hasta sapos. Toda una interpretación "dialogante" de un fenómeno meteorológico dirigido al gobierno del PSOE que sigue creyendo en los peces de colores... Pero en su debut veraniego y de reentre política, Puigdemont dijo algo más: acusó a algunos partidos de “flirtear con la violencia”. Él es todo un ejemplo de "hermanita" de la caridad. El que va repartiendo hostias benditas. El que nunca ha tensado la cuerda, el que ha sustituido las rosas por las espinas del Estado. El que se considera el más humilde de los humildes. El que no tiene complejo de superioridad. El que detesta el supremacismo.
Los cien días de gobierno dirigido de Torra han sido un continuo viaje a recibir órdenes. No ha gobernando, ha viajado a Bruselas y Berlín, no para atraer inversiones a Catalunya y levantar la imagen de un país devaluado, sino para denunciar al Estado español que “oprime” y corta las libertades. Mientras, los profesionales de la sanidad denunciaban la falta de medios. Unas 27 personas han muerto en Catalunya por la ola de calor. No pasa ha pasado nada.
La ola de calor, hace tiempo que se ha instalado en Catalunya. Quizás por eso, los ánimos se siguen calentándose cada día más. Pero no interesa echar agua para apagarlo, no. El otoño se presentará caliente, según el vidente Puigdemont y su ayudante Torra. Así que la ciudadanía, que apure sus últimos días de vacaciones y repongan fuerzas, que se van a necesitar porque el cambio es más de lo mismo.
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