Empar Fernández: "1918 tenía tanta novela dentro que había que hacerla"
'La epidemia de la primavera' retrata la gripe que arrasó Europa, el conflicto social de Barcelona, el levantamiento de las mujeres y el drama de las trincheras en la Primera Guerra Mundial.
Empar Fernández retrata en la novela 'La epidemia de la primavera' (Suma) el conflicto social que vivió Barcelona en 1918 a causa del hambre y el encarecimiento de los alimentos, así como el levantamiento de las mujeres de la época. En paralelo, narra el desastre humano de la Primera Guerra Mundial y cómo la gripe devastó Europa. Para ello, traza una historia de amor entre la joven y valiente Gracia Ballesteros y el soldado norteamericano Carter Irvine. Fernández es licenciada en Psicología Clínica e Historia Contemporánea y da clases de Enseñanza Secundaria y Bachillerato.
Retratas las revueltas de las mujeres en Barcelona en 1918. ¿Por qué se conocen tan poco?
Estas revueltas tuvieron lugar en enero de 1918 y duraron dos semanas. Las mujeres consiguieron su propósito y, aunque hubo altercados, no fueron de gran violencia. Hubo algún saqueo de comercio, rotura de escaparates... No sé por qué se conocen tan poco, imagino que influye que hay unos pocos nombres destacados, solo una de ellas alcanzó cierto nombre, Amalia Alegre. Creo que se debe a que fue una cosa que, de pronto, estalló, y se sosegó cuando las autoridades hicieron lo que era justo hacer, que era responder a sus exigencias.
¿Por qué se ha silenciado durante siglos el papel de las mujeres en la Historia?
Quizás porque en los puestos de máxima autoridad siempre había hombres, los ejércitos eran comandados por hombres y, en principio, también ellos ocuparon el protagonismo de la Historia, pero poco a poco vamos conociendo nombres, personajes y acciones de mujeres que tuvieron verdadera relevancia y, sin embargo, quedaron silenciadas. El historiador casi partía de la creencia de que la Historia la hacían los hombres.
¿Te documentaste para escribir el libro o ya conocías la época?
Por mi formación, yo había llegado a la conclusión de que el año 1918 verdaderamente era fascinante, era un año como hay pocos por lo que pasa y por cómo pasa, pero tuve que documentarme sobre los síntomas de la enfermedad, sobre la mortalidad, sobre cómo pasaba en 48 horas de estar perfectamente bien a morir de gripe. También me documenté sobre la vida en las trincheras, el final de la guerra y sobre las revueltas, que no fueron espontáneas pero sí precipitadas. Estuve muchos meses documentándome para no cometer errores. Es muy fácil cometer errores cuando no has vivido el momento.
¿Qué valores encarna Amalia Alegre, líder de las revueltas femeninas?
El de agrupar el poder de las mujeres aisladas y hacer que salgan a la calle, el de aunar esfuerzos, el de creerse que muchas mujeres tienen mucho que decir. Ella, que sí existió, formaba parte del Partido Republicano Radical, tenía una formación política que la llamaba a la protesta y a la reivindicación, y en aquellos momentos, en el Ayuntamiento de Barcelona también gobernaba el PRR. Por tanto, Amalia se siente fuerte, pero además es capaz de arrastrar a las mujeres.
Ser joven en tiempos de guerra, como los protagonistas, Gracia Balleteros y Carter Irvine, ¿hace que se ame con más intensidad?
Hace que la gente se necesite con más intensidad. La historia de Gracia y Carter es una historia que empieza por la soledad, ambos están muy solos, están muy asustados, son muy jóvenes en una tierra que no conocen, en una ciudad que no han pisado nunca, rodeados de gente que habla francés, un idioma que no entienden. Por tanto, empieza como una historia de necesidad y después, poco a poco, deriva en una historia de amor, pero es una historia de supervivencia, se necesitan el uno al otro para creer que van a salir de todo este lío, de una Primera Guerra Mundial.
¿Gracia personifica el coraje de salir adelante a pesar de todos los dramas que la rodean?
Gracia encarnaría la capacidad de sobreponerse a la tragedia, de tirar hacia adelante y de salir más fuerte del dolor, y también el hecho de no considerarse inferior en nada a los hombres, pero sobre todo encarna el valor de la supervivencia.
En el libro, Gracia y Carter coinciden pocas veces. ¿Hay días o momentos que marcan tus decisiones para siempre?
Claro. Uno es el sustento del otro, para pensar que vale la pena seguir. Carter, verdaderamente, vive momentos de desesperación. Gracia también vive momentos dolorosísimos. Tienen la esperanza de que en algún lugar quizás puedan reunirse y eso es un aliento para sobrevivir.
Para Carter, sobrevivir a un bombardeo masivo, al gas mostaza o a ver morir a tus compañeros a tu lado, tiene un poder significativo bestial pero, además, conforme se acerca el final de la guerra, que se intuye, porque el ejército alemán empieza a retirarse, se trata de sobrevivir a ese final, de aguantar unos días más porque esto se va a acabar.
En las cartas de los soldados desde el frente hablan de personas aterradas por tener que combatir. ¿Qué les lleva a alistarse, en el caso de los voluntarios norteamericanos que no conocen ni el país, ni la lengua?
En la Primera Guerra Mundial funciona la propaganda y el país entero se llena de carteles con imágenes del tío Sam que les señala con el dedo y les dice 'Te necesitan en el ejército' para defender los valores democráticos.
Empieza a haber una presión social sobre los jóvenes que llegan a creer que van a defender allí unos valores democráticos. La familia de Carter lo cree, el padre de Carter lo cree, pero no espera nunca que su hijo se aliste.
Carter considera que es su deber alistarse porque el mundo será mejor, porque esos valores son justos. Después, vienen aquí y se encuentran con algo que ni sospechaban, una guerra terrorífica y la brutalidad de matar a alguien que no te ha hecho nada.
¿Guerra y hambre van siempre de la mano?
A principios del siglo XX es lógico pensar que vayan unidas, muchísimos hombres jóvenes van a la guerra y, por lo tanto, abandonan los campos. La comida escasea, los ejércitos saquean para poder alimentar a las tropas. Yo creo que quizás hasta finales del siglo XX la guerra va muy unida al hambre. En la Segunda Guerra Mundial también habrá episodios de guerra y de hambre brutales.
En este contexto, la epidemia de la gripe resultó más devastadora que las trincheras.
La novela empieza con una cita de Anthony Burgess, autor de 'La naranja mecánica', que explica que su padre llegó a principios de 1919, cuando todavía había gripe en Gran Bretaña, y encontró a su madre y a su hermana muertas en la cama y a él berreando en una cuna. Es decir, el soldado llegaba después de acabar la guerra y encontraba que en casa había pasado lo que había pasado.
Es que lo de la gripe española fue... Las cifras son hipótesis, pero hay textos que hablan de cincuenta millones de personas.
Después de encadenar millones de muertos por una Primera Guerra Mundial, nos encontramos con una gripe atípica y verdaderamente devastadora. Para un historiador, un año tan convulso como este, es verdaderamente fascinante.
De ahí el título de la novela.
Al principio iba a llamarse 'Influenza', que es como se conoció esta gripe a nivel mundial. Es en la primavera cuando sorprende una gripe tan letal, y en primavera. Era todo tan curioso, 1918 tenía tanta novela dentro que había que hacerla.
¿Incorporar el personaje del médico ayuda a comprender la magnitud de la tragedia?
Lo de afrontar la gripe en España fue de delirio. Se prohibía a la gente ir a los teatros, pero se congregaban masivamente para hacer misas en las plazas y en las iglesias. No había sacerdotes para la extremaunción, no había carpinteros para hacer ataúdes... es que había una novela dentro de ese año.
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