La impredecible y políticamente incorrecta diplomacia de la administración Trump tiene un rostro muy dinámico: el secretario de Estado Mike Pompeo se ha presentado a través de su sigilosa intervención en el acercamiento de Estados Unidos y Corea del Norte, el cual se hizo visible con el histórico encuentro entre Donald Trump y Kim Jong-un, pero se materializa realmente en su contribución al acercamiento entre las dos coreas.
Posteriormente, Pompeo, en un corto periodo de tiempo, advirtió a China que debe "comportarse como una nación normal en el comercio", declaró que "Irán es el mayor Estado patrocinador del terrorismo", y se acordó también de Venezuela: "Nicolás Maduro se comporta como lo hacen los dictadores".
Luego visitó Riad para reunirse con el rey saudí por la desaparición del periodista Jamal Khashoggie inmediatamente viajó a escuchar la versión turca. Todo mientras aprovechaba para presionar a los saudíes acerca de la guerra en Yemen y después a los mexicanos con respecto a la caravana de migrantes.
Ambos tienen su origen familiar en la misma región de Italia y el romano estaba con los optimates, los conservadores de la República romana. Sin embargo, el hecho que más los relaciona se refleja sobre la imagen de una poderosa pelambrera: Lucio Cornelio Silago bernaba Roma en tiempos revueltos como su cabello rojo dorado, yla polarización entre populares y optimates encumbró a Pompeyo hasta el círculo íntimo de Sila.
Pompeyo, como hombre de confianza de Sila, fue enviado a pelear a los variados y distantes dominios de Roma con la misma frecuencia que Pompeo es mandado por Trump a defender los intereses de Estados Unidos en cada rincón del mundo.
Los diferentes contextos históricos transforman los periplos guerreros de Cneo Pompeyo Magno en los viajes diplomáticos de Mike Pompeo. Teniendo en cuenta los antecedentes de Trump, queda por ver si la literal decapitación del cónsul romano no se traduce en la metafórica del secretario de Estado estadounidense.
Escribe tu comentario