Borrell insiste desde Ginebra en luchar contra "mentiras" del independentismo catalán

El ministro de Asuntos Exteriores rechaza un "mediador entre gobiernos" y dice que "el diálogo es perfectamente posible si se quiere dialogar".

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PLENO EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS CON DEBATE DE ENMIENDAS A LA TOTALIDAD DEL


El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, ha afirmado este martes 26 de febrero en Ginebra que los independentistas catalanes han "mentido durante años" y ha tratado de desmontar algunos mitos, como que la Guerra Civil española enfrentó a Cataluña con una España franquista o que sea, también, franquista el Tribunal Supremo que juzga a los responsables del 'procés'.

"Un poco de piedad y de honestidad con la gente que sufrió el franquismo", ha subrayado el ministro, recordando que el dictador ordenó fusilamientos hasta poco antes de morir. "Bajo el franquismo, los que hoy están declarando ante el Tribunal Supremo no pasearían saludando a sus partidarios como estrellas de rock", ha advertido.

Pese a constatar --como Einstein, ha dicho-- que "desintegrar un prejuicio es más difícil que desintegrar un átomo", ha dedicado tiempo a rebatir lo que ha calificado de "mentiras" y manipulaciones" del independentismo ante las que, ha dicho, "nadie ha reaccionado para verificar si era verdadero o falso".

El ministro, que ha acudido este miércoles al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ha impartido después una conferencia en el Club de Prensa de Ginebra y durante una hora y media ha hablado de populismos y desinformación y, sobre todo, de Cataluña. Aunque hoy es el día en que se ha conocido que será el candidato del PSOE a las elecciones europeas, en sus palabras no ha habido la menor alusión a este asunto.

Se ha centrado en defender, ante un auditorio internacional, que la independencia de Cataluña tendría "costes muy elevados a corto plazo" y que la relación de Cataluña con el resto de España no es comparable con la que tenía Finlandia con Rusia, o con la antigua Yugoslavia.

En un país donde los referendos son algo habitual, ha defendido que España no es "un caso raro" porque su Constitución no permita una consulta de secesión. Es más, ha recordado que las Cortes Constitucionales (o Supremas) de Alemania, Italia o Estados Unidos tampoco los han permitido. Si el Véneto italiano no hubiera acatado la orden del Tribunal, ha aventurado, estarían como en Cataluña.

También ha rechazado la idea de un mediador entre el Gobierno catalán y el de la Generalitat. Otra cosa, ha dicho, es que el diálogo entre partidos se organice como estos lo estimen y haya una persona que haga la labor que consideren.

Borrell ha explicado que el independentismo catalán quiere un mediador internacional para "internacionalizar" el conflicto y presentarse al mundo al nivel de España, y al mismo tiempo dar idea de una situación "muy degradada". "¿Alguien puede creer que Cataluña tenga algo que ver con Kosovo, con Bosnia, con Eslovenia en sus peores momentos?", se ha preguntado.

Pero tampoco le ve sentido ni "necesidad" a que se designe un mediador de procedencia nacional para el diálogo "de gobierno a gobierno", porque el Gobierno español es "suficientemente maduro" para dialogar, y el catalán "debería serlo". Un mediador, ha dicho, "sería reconocer que el diálogo es imposible, y el diálogo es perfectamente posible si se quiere dialogar".

"HAY QUE HACER UN LLAMAMIENTO A LA CALMA"


El ministro ha aludido a los insultos a la dirigente de Ciudadanos Inés Arrimadas --machistas, por parte del actor Toni Albà, o invitándola a dejar Cataluña, a cargo de la expresidente del Parlament Núria de Gispert--, Borrell cree se ha llegado a una situación "que empieza a ser preocupante" y "hay que hacer un llamamiento a la calma y al diálogo".

Sin embargo, ha opinado que hay quien no quiere resolver los problemas "porque es el terreno perfecto para su desarrollo". "Hay que evitar que esto vaya de mal en peor, y el Gobierno de (Pedro) Sánchez ha hecho todo lo que ha podido para llegar a un diálogo", ha señalado.

Pese a insistir en que el problema es "una gran fractura social" entre catalanes, y no entre Cataluña y España, ha reconocido que tiene raíces históricas. Borrell ha bromeado retratando a España como "mal cocinada en el horno de la historia", un país que en el último siglo y medio solo ha tenido contiendas civiles, pero no un enemigo común que "uniera a sus ciudadanos" ni una historia que haya "consolidado un Estado moderno".

"EL ESTADO HACE A LA NACIÓN"


El ejemplo contrario sería el de Francia. "Los independentistas creen que la nación hace al Estado, yo al contrario, creo que el Estado hace a la nación, un Estado fuerte que impone su lengua, su cultura y su educación", ha ilustrado.

Así, ha explicado que la guerra de 1714 "fue de sucesión, no de secesión", y que la "nación catalana no existía hasta entonces" y que es un "error monumental" presentar la Guerra Civil como una contienda de Cataluña contra España. Eso sí, ha señalado que el nacionalismo catalán "tuvo mucho que ver en el desencadenamiento de la Guerra Civil" y que no sería la primera vez que el nacionalismo catalán produce una reacción del nacionalismo español.

A su juicio, este nacionalismo español estaba hasta ahora "dormido", hasta que en las recientes elecciones andaluzas sacó un 12 por ciento un partido que utiliza la bandera de España "en la mejor tradición del franquismo", en alusión a Vox.

A los partidos de derecha también les ha acusado de desinformar a propósito, por decir que el Gobierno había aceptado los 21 puntos reclamados por el presidente catalán, Quim Torra, algo que ha tachado de "absolutamente falso".

DESINFORMACIÓN Y POPULISMO


A su modo de ver, el clima actual, de inmediatez, de ciudadanos "cada vez más hipercomunicados y menos informados", es un escenario propicio para el populismo que ofrece "soluciones simples a problemas complejos", como se haría "en la barra de un bar".

Con todo, sus principales dardos han ido contra el independentismo. Por ejemplo, ha remarcado que el 1-O no hubo "mil heridos". "Cuando digo esto la propaganda independentista me acusa de decir que no hubo violencia policial, evidentemente hubo uso de la fuerza por parte de la policía, y errores enormes de gestión en los dos lados, pero una cosa es eso y otra 1.000 heridos. Al día siguiente había tres personas en los hospitales, 1.000 heridos habría sido una hecatombe", ha argumentado.

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