Millo sostiene que fue imposible que Puigdemont olvidara su planteamiento "suicida" del referéndum
El que fuera delegado del Gobierno en Catalunya sostiene que Puigdemont nunca atendió a razones y que nunca quiso renunciar al "planteamiento políticamente suicida" de buscar la celebración de un referéndum de autodeterminación en Catalunya.
El que fuera delegado del Gobierno en Catalunya Josep Enric Millo ha relatado este martes 5 de marzo -durante su declaración en el juicio del procés en el Tribunal Supremo- que dedicó mucho tiempo en tratar de convencer al expresident Carles Puigdemont de que olvidara su "planteamiento políticamente suicida" de buscar la celebración de un referéndum de autodeterminación en Catalunya.
"Pero al otro lado de la mesa me encontré una silla vacía, porque no había otra cosa para él que no fuera celebrar el referéndum".
Millo ha reconocido que durante la primera parte de sus 18 meses de mandato, que comenzó en noviembre de 2016, siempre tuvo una relación "correcta y de colaboración en todos los aspectos" con el Govern de Puigdemont, que "solo se complicó con relación a lo hechos" que se juzgan en el alto tribunal.
Desde el principio, según el delegado del Gobierno de Mariano Rajoy en Catalunya, mantuvo varias reuniones con Puigdemont "en privado" a petición del propio expresidente, de las que recuerda especialmente dos, en febrero y en mayo de 2017.
"Mi interés era persuadirle de que mantener esa posición era muy mal camino, que su obligación era cumplir con la Ley, pero su posición siempre fue la misma, no había ningún otro tema del que le interesase hablar que el de conseguir el beneplácito para un referéndum", ha manifestado a preguntas del fiscal Javier Zaragoza.
Millo también ha recordado -que ha comienzo de la sesión ha rechazado el ofrecimiento de la Fiscalía de poder declarar sin que su imagen fuera emitida por televisión- una cena que celebró con el expresidente.
"Estuvimos charlando mucho rato", ha relatado ante la Sala, recordando que le insistió que mientras que no llegara a convocar un referéndum podrían aún encontrar una salida en base al interés general de los catalanes, que no era el de la independencia.
"Su respuesta fue contundente", ha continuado Millo, ya que Puigdemont le dijo que no podía dar "marcha atrás" porque estaba comprometido y anunciaría el referéndum, lo que hizo tres días después. Millo considera este momento un punto de inflexión "prácticamente irreversible" y que entonces acabó entre ellos la relación formal.
Forn le "garantizó" en su primera entrevista que "la jornada electoral" del 1-O "se desarrollaría con total normalidad".
Enric Millo ha relatado al tribunal cómo desde tres semanas antes del referéndum independentista del 1 de octubre de 2017 se produjeron cientos de actos organizados de "hostigamiento, acoso, violencia e intimidación" a instituciones, cuarteles, agentes de Policía y Guardia Civil y comisiones judiciales.
Concretamente, Millo ha situado el inicio de estos actos justo después de las llamadas leyes de desconexión --ley de transitoriedad y ley de referéndum-- en el Parlament los días 6 y 7 de septiembre, ya que, concretamente la primera de ellas estableció en Catalunya una "especie de ficción" que generaba una "doble realidad", una situación que ha calificado de "kafkiana".
Por tanto, estas leyes y la "estrategia" del Govern y el Parlament, ha explicado, provocó "mucha incertidumbre" y fue entonces cuando comenzaron las "acciones de hostigamiento, asedio e intimidación", que ha elevado a más de 200, y que no cesaron hasta mediados de noviembre, una vez ya aplicado el artículo 155 de la Constitución.
Así lo ha contado Millo al tribunal que juzga el proceso independentista, a preguntas del fiscal Javier Zaragoza, que ha querido saber cómo vivió él esos días en Catalunya y cómo era el ambiente en las concentraciones de protesta que se sucedieron en las semanas en torno al referéndum ilegal.
CLIMA DE VIOLENCIA
Millo no ha escatimado en detalles y ha relatado de forma pormenorizada y rotunda su experiencia.
De este modo, ha hablado de lanzamiento de objetos incendiarios, acoso a policías y guardias civiles, hostigamiento en los hoteles donde éstos se alojaban, acoso a comisiones judiciales y en las subdelegaciones del Gobierno en las cuatro provincias catalanas.
"Se creó un clima de violencia tal que allí donde había una diligencia judicial había un grupo de personas para amenazar, hostigar e intimidar con el objetivo de impedir las acciones judiciales", ha explicado.
"DOBLE LEGALIDAD"
El exdelegado del Gobierno ha relatado el caso concreto del presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), quien le pidió reforzar la seguridad del edificio con Policía Nacional y Guardia Civil porque en la ley de transitoriedad, una suerte de norma suprema para una supuesta república catalana, se establecía que su cargo sería elegido por el presidente cataán y, por tanto, "no sabía lo que iba a suceder, si le iban a destituir", en esa situación de "doble legalidad" creada tras el 7 de septiembre.
De todas estas concentraciones de protesta, una de las más "preocupantes" para Millo fue la del 20 y 21 de septiembre ante la Conselleria de Economía de la Generalitat, sobre todo por la cantidad de personas concentradas -decenas de miles- y las proclamas que iban lanzando, como "No saldrán hasta que no queramos" o "Vamos a defender nuestras instituciones".
Para el político catalán, estos gritos respondían a la idea de que "si querían defender las instituciones es porque pensaban que les estaban atacando". "Era el mundo al revés", ha lamentado, para añadir después que este clima fue incentivado desde las instituciones catalanas y las entidades sociales.
Pero no sólo fue la Consejería de Economía, sino que, según Millo, otros muchos edificios fueron asediados ese día por los registros ordenados por el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona. En la de Asuntos Exteriores, concretamente, vio "personas subidas en el vehículo de la comitiva judicial".
"Si todo eso no es violencia...", ha afirmado el exdelegado del Gobierno, quien vio además pintadas en las que se podía leer "Millo muerte". "Amenazar y señalar personalmente a agentes policiales que tienen su casa en Cataluña. Esto de pacífico no tiene mucho. Hubo una componente clara de violencia, de agresividad", ha añadido.
APARICIÓN DE LOS CDR
Millo ha destacado la capacidad de movilización -"en 20 minutos eran capaces de ubicar a 500 personas en un sitio y en 30 cambiarlas de sitio"- a través de redes sociales y mensajes de Whatsapp que se vio durante esas semanas de septiembre y octubre de 2017, en la que los Comités de Defensa del Referéndum (CDR) -después reconvertidos en Comités de Defensa de la República- adquirieron "una importancia tremenda".
Según Millo, los CDR son "aparentemente células autónomas que funcionan de forma espontánea", si bien ha remarcado que "un estudio detallado permite deducir que hay una estructura y organización" detrás de ellos, lo cual "de espontáneo tiene poco". "Es un movimiento muy plural y muy diverso, en el que seguro que hay gente de buena fe y pacifista, pero hay otras con otros objetivos que no tienen inconveniente en usar la violencia", ha subrayado.
El exdelegado del Gobierno ha situado a los CDR en el último escalón de una estrategia en cuya cúspide ha situado al Govern, el Parlament y la "sociedad civil organizada" a través de organizaciones como la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, alrededor de las cuales "gravitan otras entidades más pequeñas que tienen vinculación directa o indirecta con los CDR".
El fiscal Zaragoza ha querido saber entonces cuál fue la actuación de los Mossos d'Esquadra en esas semanas y si la Delegación del Gobierno percibió apoyo en la policía autonómica para hacer frente a las protestas y los actos de "acoso" y "hostigamiento". Sin embargo, Millo ha lamentado que su apoyo "no siempre fue todo lo eficaz que pudo haber sido".
LOS MOSSOS TARDABAN HORAS EN LLEGAR
De hecho, ha afirmado que a veces tardaban "horas" en llegar a la llamada de policías y guardias civiles. Y además, ha dicho que no recuerda que el entonces conseller de Interior, Joaquim Forn, para abordar este problema.
Y es que, según el exdelegado del Gobierno, la versión oficial que transmitía la Generalitat esos días es que las concentraciones eran "actos poco menos que festivos y folclóricos". "Pero todos pudimos ver que la intención era otra; las llamadas eran a la defensa de las instituciones", ha apuntado.
De Forn también ha tenido oportunidad de hablar minutos antes el exdelegado del Gobierno, cuando ha comentado la crisis de gobierno que acometió el expresidente Carles Puigdemont el verano anterior al referéndum y el conseller ahora acusado asumió la cartera de Interior.
Según su versión, la primera vez que se reunió con Forn tras tomar éste posesión le dejó "estupefacto" cuando le transmitió que la Generalitat iba a "garantizar que la jornada electoral se desarrollara con total normalidad". "Le dije que no entendía de qué jornada hablaba y me dijo que la del referéndum. Ahí le manifesté un punto de desacuerdo muy grave: le dije que ese día no se iba a celebrar un referéndum y él contestó que no tenía más que decir", ha relatado.
JUNQUERAS NO ERA PARTIDARIO DE IR "TAN DEPRISA"
También ha indicado que durante el ejercicio de su cargo tuvo ocasión de hablar con el exvicepresidente Oriol Junqueras, quien le transmitió que "comprendía que todo esto podía crear una situación complicada" y que él no era "partidario de que todo fuera tan deprisa" en lo que respecta a la convocatoria del referéndum, pero que igualmente estaba "absolutamente comprometido" con los planes del Govern de Puigdemont.
Pero una de las cosas que más sorprendió al entonces delegado del Gobierno fue que una frase que le dijo Junqueras: "Soy independentista, lo he sido siempre y no tengo que demostrarlo. Otros en mi Gobierno no lo habían sido nunca y ahora tienen que hacer un esfuerzo muy importante para demostrar que lo son".
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