Mischa Dohler: "El sistema de escuelas se ha optimizado, ¿pero dónde están los Leonardos?"
Mischa Dohler (1975) es ingeniero de profesión, pero lleva años colaborando con el Gobierno británico para mejorar la enseñanza en el Reino Unido. Aprovechamos su visita a Barcelona para hablar con él sobre cómo adaptar la educación a los retos del futuro.
"¿Cómo es que no tenemos ningún Leonardo hoy?", se pregunta Mischa Dohler (1975) con la mezcla de estupefacción y socarronería de quien ya sabe la respuesta. Dohler es ingeniero, y pianista, y experto en educación (y mucho más).
El pasado miércoles aterrizó en Barcelona para hablar, en un foro de la editorial Barcanova, sobre cómo adaptar los sistemas de educación actuales para encarar los retos del futuro. Charlamos con él para averiguar cómo sacar rendimiento de la tecnología en las aulas y enseñar a las nuevas generaciones de forma distinta.
- "Educación e innovación para el futuro": el título de la conferencia apunta tu idea, ¿pero de qué edades o niveles estamos hablando?
Pues de todo el ecosistema educativo. Hablamos de un niño o niña que crece y pasa de la escuela primaria a la secundaria, luego va a la universidad, más tarde comienza una start-up, luego a una empresa grande... Trabajo bastante con el Gobierno inglés estudiando los contenidos de cada una de estas etapas y las transiciones entre ellas, de la que no se suele hablar mucho.
Si miras el sistema de escuelas, durante las últimas décadas o incluso siglo se ha optimizado y millones de personas han pasado por la escuela. Pero dónde están los Leonardos? La verdad es que todo lo que se mueve está pasando en ámbitos extraescolares. Y esto es un problema para el sistema: estamos creando una red para la mayoría de la gente y las cosas más interesantes se mueven en otra esquina.
Creo que el sector privado es mucho más rápido y eficaz, pero el Gobierno tiene el rol de orquestar y elaborar las leyes que ayuden en esta transición. El legislador y las empresas son complementarias.
- En este sentido, una distinción que haces es entre la escuela y la universidad. ¿La segunda, como está más enfocada en la investigación, tal vez es menos conservadora que la escuela?
De hecho se está trabajando en establecer enlaces fuertes entre la escuela y la universidad. Muchos niños no saben qué significa el paso hacia la universidad, y esto no ayuda ni a la universidad ni en las escuelas.
- El acto lo organiza Barcanova, que ha apostado por innovar en sus contenidos pedagógicos. ¿Encontramos más reticencias en el sector público que en el privado?
Yo creo que el sector privado es mucho más rápido y eficaz, pero el Gobierno tiene el rol de orquestar y elaborar las leyes que ayuden en esta transición. Y, en ocasiones, una palabra pequeña introducida en una ley puede tener un efecto brutal para ayudarle a obtener un mejor resultado para la educación. El legislador y las empresas son complementarias.
- ¿Qué responderías a las críticas que ven con desconfianza la introducción de la tecnología en las aulas?
Las tecnologías son una herramienta, una plataforma. Hace cien años, esta herramienta se llamaba libro y ahora se llama libro digital. Considero que las escuelas deben adaptarse a los tiempos actuales. Cuando hace veinte años enseñaba en la universidad, los estudiantes podían aguantar dos horas concentrados; ahora, si tienen concentración durante 15 minutos ya es bastante. La tecnología ha causado esto, pero también puede ayudar a las escuelas a adaptarse.
¡Yo tengo muchas ganas de que lleguen los robots! Las máquinas harán las cosas que no nos gustan y la inteligencia artificial nos ayudará mucho, pero necesitamos gente creativa. Las máquinas pueden visualizar, pero el humano puede imaginar.
- Esto está relacionado con reducir la duración de las lecciones...
Con los ingleses estamos hablando de hacer clases de media hora: quince minutos para aprender y quince minutos para hacer cosas. El hecho de construir cosas y trasladar lo aprendido de forma práctica se debe potenciar más. Por cada libra que se pone en el acto de enseñanza, se debe poner una entrega en el acto de aplicar este conocimiento.
- Por los que dices, no eres apocalíptico respecto a la irrupción robótica...
No, ¡yo tengo muchas ganas de que lleguen los robots! Las máquinas harán las cosas que no nos gustan y la inteligencia artificial nos ayudará mucho, pero necesitamos gente creativa. Las máquinas pueden visualizar, pero el humano puede imaginar.
- En otras conferencias has cuestionado que se fragmente el conocimiento, que no se adopte un punto de vista transversal a la hora de enseñar los contenidos académicos.
Yo trabajo mucho con innovación y los grandes retos no son solo de matemáticos, expertos en robots, ingenieros... estos retos necesitan profesionales con conocimientos muy diferentes. Por eso fallamos en tantos proyectos. Pensemos por ejemplo en una aula donde se propone el ejercicio de construir un puente: los alumnos tienen que aprender cómo es la flora y la fauna, la mecánica del puente, la matemática que se necesita para levantarlo... Ya hay escuelas que han empezado a derrocar paredes e integrar conocimientos.
- ¿Y qué países consideras que están innovando en la educación y de los que podemos aprender?
Siempre se menciona en Finlandia y Suecia, pero personalmente no estoy muy convencido. Creo que en Catalunya no estamos mal: hay una variedad de escuelas que prueban cosas diferentes, tanto las concertadas como las públicas. Está el caso de la escuela Virolai, donde invitan gente a dar charlas, en las clases se hacen muchas cosas aplicadas... quizás falta que estas escuelas tengan una plataforma para anunciar los puntos buenos que tienen.
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