"Vivo con mis personajes, con lo que sienten, con lo que piensan, con lo que sueñan"
Anna Hernández se estrena como novelista con 'La mecedora', una obra de detectives y obsesiones en la que lo que uno no sabe, puede llegar a salvarle.
Anna Hernández, conocida por sus reportajes en 'España Directo' de TVE, está acostumbrada a narrar historias sociales y de superación personal. Ella misma lo hace día a día, con una visión reducida, que no le ha impedido ser periodista y ,ahora, escritora.
'La mecedora' (Ediciones Versátil) es su primera novela y está ambientada en lugares como Suecia, país que le enamoró desde que lo visitó en 2014, y España. Apasionada del género negro, ya prepara la segunda parte de la saga.
¿Ha sido difícil dar el paso de periodista a novelista?
Pues la verdad es que no. Y casi diría que lo he dado sin apenas darme cuenta, pero ya no hay marcha atrás. Nunca me planteé escribir novelas ni cualquier otro tipo de género literario. Desde niña, siempre quise ser periodista. Cuando me tocó entrar en la universidad a finales de los años 80, no había facultad de Periodismo en mi ciudad, Cartagena, ni en mi región, Murcia. Tuve que escoger entre desplazarme a Madrid o a Barcelona. Me vine aquí porque me gustaba la ciudad y era del Barça.
Cumplí mi sueño perseguido y durante más de veinticinco años he podido trabajar de periodista en prensa, radio y televisión. Sin embargo, un día empezaron a aparecer mis personajes. No salieron de mi cabeza. Vinieron a ella.
Eso lo ha ido cambiando todo. Seguir sus pasos me ha llevado a una aventura que nunca imaginé. Ya no puedo escapar de ella ni tengo intención de hacerlo. Creo que me sienta bien esa otra forma de mirar la realidad sabiendo que acabaré plasmándola en un formato de ficción donde acaban mandando los personajes. Al menos esa está siendo mi experiencia.
En la novela hay temas actuales como la guerra de Ucrania. ¿Es la realidad tu principal fuente de inspiración?
Me gusta que me haga esa pregunta, que además está estupendamente formulada. “Guerra de Ucrania” es lo que se vive en el Donbás, al este del país en parte de la frontera con Rusia. Más de 10.300 muertos y cientos de miles de desplazados, según la ONU. A veces se utiliza perversamente la palabra “conflicto”, “conflicto armado”. Incluso “conflicto de baja intensidad”. Y no. Es una guerra. Allí está el ejército de Ucrania combatiendo con fuerzas separatistas apoyadas por Rusia. ¿Pasaba esto antes de la Revolución del Maidán? No. Fue después de la revolución y prácticamente seguido a la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014. Son actos condenados por la comunidad internacional, pero ¿qué ha cambiado con eso? Dos bocados a la integridad territorial de Ucrania. Una propaganda grandiosa de Putin sobre las fealdades del sistema ucraniano.
Lo que no funciona en el país, que son muchas cosas (corrupción, pobreza, falta de reformas) no puede justificar una actitud agresora e imperialista.
En medio está la gente, que ha dado una bofetada a las fealdades del sistema de Ucrania votando a Zelenski y que no está dispuesta a creer las verdades del barquero de Putin ni a copiar el sistema de Rusia, también feo. Yo confío en esa gente. Tienen derecho a vivir en un país mejor y estoy segura de que lo conseguirán. Mykola Solonenko así lo cree. Es uno de los protagonistas de 'La mecedora'. Conozco a muchos Mykola y a muchos Solonenko. Estoy orgullosa de poderles dar voz en mis novelas.
Hablas de la incorporación de una mujer, Elena Rius, en una comisaría de policía. ¿Es un intento de feminizar la novela negra?
No. Yo soy mujer. Creo que eso ya “feminiza” la novela negra que modestamente escriba yo. En mis novelas habrá hombres y mujeres. Nunca me plantearé el tema desde una perspectiva de género. Al menos, conscientemente. Actualmente hay muchísimas escritoras de novela negra. Voy a citar dos. Susana Rodríguez Lezaun, directora del certamen Pamplona Negra ('Sin retorno', 'Deudas del frío' y 'Te veré esta noche'). Åsa Larsson, creadora de la abogada sueca Rebecka Martinsson, protagonista de sus obras. Ambas me encantan. Ellas feminizan a lo grande la novela grande. Y otras muchas escritoras, también.
¿Cuándo se gestó 'La Mecedora'?
En 2014, la obra de Henning Mankell me llevó a Suecia para seguir los pasos de su personaje literario, el inspector Kurt Wallander. Millones de lectores de todo el mundo han hecho lo mismo. Lo que sucedió es que a mí se me complicó el asunto porque me enamoré del país.
Pensé en una fórmula que me pudiera vincular más a la cultura sueca porque las vacaciones no daban respuesta a mi inquietud, así que empecé a estudiar sueco y a viajar para hacer entrevistas y descubrir cómo era realmente la vida allí.
En uno de esos viajes vino a mi cabeza Elena Rius. Fue en Djurgården, la isla verde de Estocolmo. Más tarde, cuando atravesaba los bosques del norte de Suecia en coche, apareció Nils Åkerman. Ideé una primera historia pensando en ellos, una inspectora de policía española y un inspector de policía sueco que trabajarían en Suecia resolviendo casos. Fui una ilusa. Cuando regresé de aquel viaje, Mykola Solonenko me esperaba en Barcelona. Tenía sus propios planes. Ahora son los míos. Los contaremos en la saga 'Lo que no sabes te salvará'. 'La mecedora' es la primera entrega.
¿Cuál es el objetivo de esta saga?
Nunca tuve un objetivo definido hasta que aparecieron mis personajes y las muchísimas personas con las que los he vestido de realidad. Desde entonces solo tengo uno: trabajar para escribir bien lo que me cuentan y enganchar al lector. Necesitamos hacerlo nuestro, que se sume a nuestro equipo. Que nos lea y nos deje entrar en su vida para quedarnos un tiempo.
¿Cómo te documentaste para narrar el secuestro del niño Axel, de tres años?
Para eso y para todo lo que narro, me documento haciendo lo que sé: leyendo, estudiando los países y sus normas, las profesiones implicadas en las tramas, haciendo montones de entrevistas y viajando tanto como puedo y me lo permite mi trabajo.
¿Cómo se gestiona la desesperación en los personajes a la hora de explicar la historia?
Yo vivo con mis personajes, con lo que sienten, con lo que piensan, con lo que sueñan, con lo que detestan, con lo que desean... Me lo cuentan todo. Es precioso. Mi única forma de corresponder a todo lo que me entregan es trabajar humildemente para escribir bien y que guste mi forma de narrarlo. Si hay fallos, son solo míos. Libero a mis personajes de los errores que esta torpe escribiente pueda cometer.
En TVE, sueles tratar historias sociales y de superación. ¿Te identificas más con personas luchadoras?
Admiro a las personas que luchan y no se amedrentan ante la adversidad. No sé si yo soy así… No me he parado a pensarlo. Lo que sí soy es trabajadora. Una hormiguita. No paro. Me entrego a lo que hago y quiero hacerlo bien. Siempre creo que el resultado podría haber estado mejor.
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