Pactos a la andaluza en toda España o alianzas puntuales entre PSOE y Cs: así están los pactos en las autonomías

La fragmentación del bloque de derecha y el éxito insuficiente del PSOE para gobernar con mayorías absolutas dificultan alcanzar pactos autonómicos.

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Sánchez recibe Rivera

 

Los avatares políticos de nuestro país han querido que coincidan en el tiempo las negociaciones para conformar gobiernos locales y autonómicos con la investidura del presidente de Gobierno. Los parlamentos de 12 comunidades autónomas se constituirán a finales de mes, y se prevé que los pactos de gobierno en cada consistorio y parlamento autonómico quedén cerrados a finales de julio.


Sin embargo, los contactos se hacen y deshacen a medida que van y vienen los rumores sobre las alianzas, que son tan efímeras como reversibles. La fragmentación del bloque de derecha entre tres fuerzas y el éxito insuficiente del PSOE para gobernar con mayorías solventes dificultan alcanzar pactos en un calendario que estará agitado hasta el último día. Repasamos cuáles son los posibles pactos en las comunidades autónomas.



Pactos electorales en las comunidades


EL PSOE CONFÍA EN RECUPERAR PODER AUTONÓMICO


La pérdida de Andalucía aún se sigue penando en Ferraz. El ejemplo de la comunidad meridional es doble: demuestra que Vox, Ciudadanos y PP pueden alcanzar acuerdos --pese a su aparente y teatral incompatibilidad-- y que el PSOE puede ser desalojado del poder incluso en una región que, por la extensión en el tiempo, habían llegado a pensar que cosechaban en monopolio.


De ahí que el PSOE explore, desde el pasado 26 de mayo, las posibilidades abiertas para conformar gobierno con Cs. Pese a que ambas formaciones excluyeron su mutua capacidad de pactar durante la campaña electoral, los vetos se han levantado tras abrir las urnas.


Ciudadanos ha dado libertad a sus delegados locales y regionales para negociar con los socialistas siempre y cuando "renieguen de Sánchez", fórmula general y ominosa que, sin embargo, parece difícil de sustanciar. Por su parte, el PSOE ha abandonado el discurso de las tres derechas y ya no arrincona a Ciudadanos en el lado diestro del ring político.


Así se entiende que Javier Lambán, presidente de Aragón, haya dado el paso de reunirse con el PAR (Partido Aragonés) para ganarse un primer socio en una sesión de investidura. Los socialistas juegan a dos barajas: una opción sería que PSOE y PAR se unieran Podemos y Chunta Aragonesista, ya que entre ellos cuatro superan la mayoría absoluta; aunque otra sería que Ciudadanos y cualquier otro partido se abstuviesen.


De ambas formas, Lambán revalidaría su presidencia. Estrategia parecida están siguiendo los socialistas en Asturias, en Castilla y León, que confían en desalojar al PP de su feudo particular si las negociaciones entre populares y socioliberales encallan, y en La Rioja, donde se quedaron a solo dos escaños de la mayoría absoluta.


Dejando a un lado Aragón y Castilla y León, el PSOE se puede congratular por las mayorías absolutas de Castilla-La Mancha y Extremadura, donde gobernarán a solas y mantendrán su pedigrí de bastiones de la izquierda.


A CS LE PESAN LAS ADVERTENCIAS EUROPEAS


Sin duda, el sitio a donde se dirigen todas las miradas es Madrid. La capital de España y su comunidad autónoma son el escarapate (y el trampolín) de la política nacional. En la región, el PSOE de Ángel Gabilondo fue la fuerza más votada pero la suma de socialistas con el resto de partidos de izquierdas no es suficiente para llegar a la mayoría absoluta.


Ciudadanos, que tiene la llave para inclinar la balanza hacia un gobierno de PP o del PSOE, sostiene que solo se plantea un gobierno con los populares y el pasado viernes añadió que estaba dispuesto a hablar con Vox, dando un giro a su posición inicial.


Sin embargo, Ciudadanos tiene a sus socios europeos pisándole los talones. Multiplicar a lo largo y ancho de España un pacto a la andaluza podría ser visto en otras cancillerías europeas --sobre todo en la francesa-- como una traición a los valores liberales que sostiene la formación naranja.


De ahí que los de Rivera estén jugando a la geometría variable, amagando con mantener su pacto con el PP como socio prioritario pero sin descartar del todo que puedan ir en comandita de los socialistas en algunas autonomías.


NAVARRA, LA CHINA EN EL ZAPATO DEL PSOE


El Partido Socialista de Navarra, liderado por María Chivite, descarta apoyar a la lista más votada (Navarra Suma) y está dispuesto a intentar formar gobierno con Geroa Bai, Podemos e Izquierda Unida, y sin incluir a EH Bildu, partido que no consideran “progresista” sino “nacionalista e independentista”. La suma de estos cuatro partidos da 23 escaños, a tres de la mayoría absoluta, por lo que necesitan al menos la abstención de EH Bildu para poder ganar la votación de investidura.


Sin embargo, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, ha subrayado que será el PSOE quien tenga la última palabra sobre este posible pacto y no el PSN, e incluso ha afirmado que sería una "maniobra interesante" la oferta planteada por UPN: darle el gobierno de la región a Navarra Suma a cambio de que UPN apoye la investidura de Sánchez en el Congreso.


Navarra Suma (coalición formada por UPN, PP y Cs) fue la formación más votada el 26M pero se quedó a cuatro escaños de la mayoría absoluta. El problema de la oferta de UPN está en Ciudadanos, que se niega a favorecer a Sánchez en el Congreso de los Diputados a cambio de recibir el apoyo de los socialistas en Navarra.

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