Los expertos advierten: España está por debajo de la cobertura óptima contra el sarampión
Pese a que la primera dosis de la vacuna supera el umbral del 95% de cobertura --cifra que garantiza la inmunidad entre la población--, la segunda dosis se queda en el 94,1%.
El auge del sarampión en el mundo se está convirtiendo en una de las principales amenazas para la salud global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya advirtió a principios de agosto de que la propagación de la enfermedad estaba alcanzando un ritmo vertiginoso, y hace apenas dos días certificó que Reino Unido, Grecia, Albania y República Checa habían perdido su estatus de países libres de sarampión.
"El restablecimiento de la transmisión del sarampión es preocupante. Si no se logra y mantiene una alta cobertura de inmunización en todas las comunidades, tanto los niños como los adultos sufrirán innecesariamente y algunos morirán trágicamente", aseguró el presidente de la comisión encargada de evaluar la situación en los Estados de Región Europea de la Organización Mundial de la Salud.
Pero, ¿cuál es la situación de España en este contexto internacional? Los expertos lanzan un mensaje de confianza sobre el elevado grado de vacunación entre la población española, pero también señalan los aspectos que hay que afrontar para mantenernos mantenga a salvo de una epidemia vírica.
UNA COBERTURA MEJORABLE A LOS 3 AÑOS
El pediatra y vicepresidente primero de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Fernando Moraga Llop, tiene en la cabeza todas las cifras del sarampión en España, tanto las positivas como las negativas. Para garantizar la inmunidad viral, explica Moraga Llop, cualquier sociedad debe contar con un 95% de cobertura vacunal; en España, esta cifra se alcanza en la primera dosis de la vacuna contra el sarampión administrada a los doce meses de edad --en realidad, se trata de la triple vírica que protege frente a la rubéola, el sarampión y las paperas--. Los últimos datos de 2018 sobre la primera dosis muestran un buen promedio del 97,1% entre todas las autonomías.
Es la reinyección de la vacuna la que se queda a un punto de satisfacer este estándar: tan solo el 94,1% de los niños españoles son vacunados a los tres o cuatro años (la edad varía en función de la comunidad autónoma). "Hay comunidades con la segunda dosis en el 85%, la que tiene menos es Canarias. En total, hay nueve comunidades que no llegan al 95%", indica el portavoz de la AEV.
Pese a que se ha avanzado en un punto respecto a 2017 --cuando la segunda administración tenía una cobertura del 93,1%--, este dato no es halagüeño. "La disminución de las coberturas vacunales no solo tiene un efecto directo en la persona vacunada, sino que afecta de forma indirecta a aquellas personas que no se han podido vacunar o que no quieren hacerlo", advierte Moraga.
LO QUE ESPAÑA HACE BIEN Y LO QUE HACE MAL
Sin embargo, nuestro país sigue descollando en prevención frente a otros Estados de nuestro entorno. Tal como explica el doctor Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), en España "hay una muy buena vigilancia epidemiológica por parte de las Consejerías que hace que cuando aparece un caso inmediatamente se actúe y haya poco número de casos en cada brote".
Álvarez subraya que "en España no existen campañas de vacunación del sarampión como sí tienen en otros países". "Hay que seguir insistiendo a las familias de la importancia de la vacunación para que esas coberturas no bajen, e incluso que en el caso de la segunda dosis se incrementen", propone el doctor, que recuerda que los calendarios vacunales pueden consultarse libremente en Internet.
Fernando Moraga Llop, que es pediatra de oficio, destaca también la excelente labor de los médicos infantiles: "gracias a ellos se siguen manteniendo unas buenas coberturas".
UNA ENFERMEDAD QUE RENACE
Para las nuevas generaciones, las épocas en que se producían importantes epidemias de sarampión solo pueden conocerse a través de las hemerotecas. Hasta la introducción de la vacuna contra el sarampión en 1963, cada dos o tres años se producían dos millones de muertes anuales por esta enfermedad. Sin embargo, la vacuna logró reducir esta cifra de forma espectacular, sobre todo en los países más desarrollados.
Medio siglo más tarde, una enfermedad que se creía desterrada ha vuelto a resurgir. En lo que va de año, EE.UU. ha registrado 1.1215 casos, su peor cifra desde 1992. En 2018, Reino Unido reconoció 991 casos; en Francia, hubo 2.913 casos el año pasado; Italia ya lleva 557 casos en 2019.
Frente a este panorama, España puede presumir de mantener bajo control los casos locales de sarampión: en lo que va de año, se han contabilizado 233 personas con síntomas, muy lejos de los diagnósticos de nuestros vecinos. Asimismo, el Ministerio de Salud confirmó que todos se tratan de casos importados o secundarios.
PREOCUPAN LOS GRUPOS ANTIVACUNAS
El principal factor que podría estropear este balance es la actividad creciente de los colectivos antivacunas. El portavoz de la AEP, Francisco Álvarez, apunta que estos grupos aún no son significativos en España, por lo que considera más beneficioso "comunicar desde la convicción antes de que desde la obligación".
Con todo, Álvarez señala que si "se hicieran más significativos, llegando a suponer un problema de salud pública, entonces deberían ser las autoridades quienes decidiesen si es o no un problema y ponerlo en conocimiento de la justicia para que actuase".
Fernando Moraga Llop, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología, también prefiere actuar "por las buenas" en un primer momento. Sin embargo, Moraga sí se muestra más preocupado por la desinformación que promueve el movimiento antivacunas, por lo que propone que "la autoridad sanitaria prohíba cualquier actividad pública que favorezca la no vacunación".
Como indica Moraga Llop, el peligro de estos colectivos es doble, tanto para sí mismos como para las personas que les rodean, empezando por sus hijos. De hecho, ya se han producido dos sentencias en 2019 --una en un juzgado de Vigo y otra en un juzgado de Barcelona-- que obligan a la vacunación infantil para no poner en riesgo al resto de menores en contacto con el niño sin vacunar. Y es que las vacunas son de ida y vuelta: protegen a su portador tanto como a su entorno.
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