La vida penitenciaria de Iñaki Urdangarin
Se entretiene con la escritura de cartas, un pequeño huerto, libros y películas.
Iñaki Urdangarin lleva en prisión desde el 18 de junio de 2018 por el caso de corrupción Nóos y, durante este año largo, ha habido cambios físicos palpables, como tener más canas y estar más delgado, y otros más anímicos y menos visibles.
Fuentes penitenciarias señalan que la pérdida de peso tiene que ver con el ejercicio que realiza todos los días. Tiene bicicleta estática y espalderas, y acude al polideportivo. Ello habría ayudado a mejorar el estado de ánimo.
Urdangarin es el único hombre preso en la cárcel de Brieva (Ávila). Su módulo tiene 450 metros, tiene zona de estar, dos patios y una celda doble.
Aparentemente, la situación podría parecer privilegiada, pero el exduque está en una situación de silencio y soledad que rompe cuando intercambia algunas palabras con los funcionarios que lo custodian.
También habla con el sacerdote que le visita regularmente, y es que Urdangarin reza varias veces al día.
Asimismo, se entretiene con la escritura de cartas y con el cuidado de unos tiestos que conforman una pequeña especie de huerto. La lectura y las películas son otras de sus aficiones para pasar el tiempo.
Tiene permiso para llamar al exterior, hasta diez números a la semana; y tiene derecho a dos visitas por semana en el locutorio o bien a una de 40 minutos, que es cuando recibe las visitas de su mujer, Cristina de Borbón, de sus hijos, de su madre o de sus hermanos. Una vez al mes puede realizar un vis a vis de entre una y tres horas y un encuentro sin mamparas.
Cuando la familia va a visitarle, lo hace en un horario diferente al resto de visitantes. No hacen cola y tampoco son cacheados, además de que se les permite entrar con el vehículo privado en el interior del recinto.
VOLUNTARIADO
Ahora, Urdangarin podrá también salir dos días a la semana para realizar tareas de voluntariado en el centro Hogar Don Orione, que está en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.
Hogar Don Orione se fundó en 1967 por religiosos de la Congregación Pequeña Obra de la Divina Providencia, y se dedica a atender a personas con discapacidad física, intelectual y sensorial.
Es una residencia de día y está ubicada a unos cien kilómetros de la cárcel de Brieva. Ofrece servicio a más de cien adultos con problemas diversos de movilidad, comunicación verbal, y deterioro cognitivo.
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