Los periodistas Guixà y Trallero desmontan el mito Pujol durante su juventud

En estos tiempos en que la exaltación nacionalista ha derivado peligrosamente hacia una deriva separatista, Josep Guixà y Manuel Trallero publican un libro titulado Pujol.

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Libro Pujol Todo era Mentira

 

En estos tiempos en que la exaltación nacionalista ha derivado peligrosamente hacia una deriva separatista, Josep Guixà y Manuel Trallero publican un libro titulado 'Pujol. Todo era mentira (1930-1962)' (Almuzara) sobre los primeros años de la vida del más conspicuo inspirador del nacionalismo contemporáneo en estos pagos y, a la vez, el más longevo presidente de la Generalidad, libro en el que tratan de poner en tela de juicio muchos elementos de la mitificación del personaje. Porque "Pujol supo construirse como mito y los mitos son inmunes, no se discuten, son irracionales e infalibles. Poco importa si son ciertos o falsos, son mitos y ahí radica su funcionalidad y su valor".


Libro Pujol Todo era Mentira


Guixà y Trallero recuerdan los antecedentes familiares de Jordi Pujol. Su familia materna no estuvo constituida por payeses, como se ha querido imaginar, sino por administradores de fincas rústicas, con un abuelo que fue alcalde de Premià por la Lliga y se opuso en 1934 a la proclamación de la República Catalana de Companys. Así mismo sitúan a su padre como "doblista", es decir, como especulador en bolsa, ejercicio que continuó sin problemas después de la guerra civil llegando en algunos casos a rozar la ilegalidad , en connivencia con Tennebaum.


Ponen en tela de juicio que el niño Pujol, alumno de la Escuela Alemana en tiempos del nazismo, fuese un "anglófilo oculto" cuando cada día tenía que gritar con sus compañeros, al entrar en clase, un rotundo "¡Heil Hitler!" y consideran sencillamente una patraña la famosa ascensión al Tagamanent que habría sido el punto en que Pujol iluminaría su vida futura. Traen además a colación cierto dictamen sicológico demoledor de un supuesto Pujol de doce años que le clasificaría como "niño sicópata" y añaden: "los especialistas consultados evalúan que, en el caso de Pujol, no se puede descartar el padecimiento de un trastorno mental obsesivo compulsivo, pero es imposible determinarlo con la información que nos ha sido posible recabar".


Hay dos hechos principales sobre los que se asentó el inicio de la fama del personaje. El primero, la reacción que provocó la destemplada y ofensiva actitud del director de La Vanguardia, Luis de Galinsoga. Los autores han estudiado el caso y llegan incluso a poner en duda la literalidad del insulto que se le atribuyó. "Entonces, si Galinsoga no pronunció la frase, ¿quién hizo creer a todo el mundo que si la profirió?". Y añaden: "El lema de la campaña se debió a Pujol… (quien) constató la facilidad con que puede manipularse la opinión pública. El catalanismo obtuvo una gran victoria a costa de una mentira".


El segundo fueron los 'hechos del Palau' cuando, con ocasión de una visita de Franco a Barcelona, se organizó un concierto conmemorativo del centenario de Maragall en el que se puso en cuestión la ejecución del 'Cant de la senyera' que, prohibido primero, autorizado después y prohibido de nuevo al final, provocó una airada reacción del público y de un sector importante de la ciudadanía contra el régimen.


Guixà y Trallero desmenuzan el desarrollo de este absurdo galimatías y llegan a la conclusión que en el fondo lo que ocurrió fue resultado del enfrentamiento que había entre el intolerante gobernador Acedo y el a su modo contemporizador alcalde Porcioles. De nuevo fue Pujol, que se mantuvo de hecho al margen de la protesta del Palau, quien aprovechó la oportunidad para unirse a la campaña subsiguiente, lo que le ocasionó su procesamiento por la jurisdicción militar y su condena. Con ello, el mito ya estaba creado y, llegada la democracia, le permitió convertirse en presidente de la nueva Generalidad y "moldear a Cataluña a su imagen y semejanza", pese a que en esta nueva etapa "el catalanismo político fracasó estrepitosamente… (y) Cataluña como locomotora económica de España fue reemplazada por Madrid".


Para la redacción de Pujol. Todo era mentira (1930-1962) los autores han trabajado con fuentes primarias, principalmente archivos, amén de una copiosísima bibliografía y de numerosas entrevistas y testimonios personales, que avalan documentalmente sus tesis.

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