Josep María Miró: "Si tenemos un pasado desordenado, tenemos un presente con problemas y un futuro muy incierto"
El dramaturgo catalán vuelve al Espai Lliure con La Ruta 40 con un obra ya estrebnada hace años, 'Cúbit', y que en cambio no ha dejado de ser actual.
La Ruta 40, encargada de la programación del Espai Lliure, ha recuperado un espectáculo del dramaturgo Josep Maria Miró que fue todo un éxito el día de su estreno. Se trata de 'Cúbit' una obra que obra llena de misterios y que, además, abre interrogantes, algo que apasiona a su autor. Hablamos con él para que nos descubra un poco más de la obra y nos descubre porqué, pese al paso de los años, 'Cúbit' sigue siendo una obra actual.
Para la gente que no ha visto ‘Cúbit’, ¿qué es?
Hay una cosa que explica muy bien la obra. En un momento, aparece una fotografía que un intruso ha entrado en la familia protagonista. Este intruso es el secretario de la fundación que los padres han tenido en el pasado y sobre la que está escribiendo un libro. Y cada uno de los personajes, algunos de ellos presentes cuando se hizo, tiene una visión distinta de la fotografía. Hay un personaje que dice: cuando haces una fotografía es para mirarla más tarde, pero mirarla más tarde quiere decir que la interpretación es múltiple. Y la obra habla de esto de como construimos el relato y cómo alteramos este concepto de verdad a veces por miedo, por intereses…
¿Por qué decidieron recuperarlo?
En esta nueva etapa del Lliure se le encargó a La Ruta 40 que se encargara de la programación del Espai Lliure y decidieron recuperar algunas obras y les pareció una buena opción reestrenar ‘Cúbit’, que ya se estrenó en el Lliure pero fueron muy pocos días. Ahora hay una posibilidad de hacerlo durante tres semanas, un tiempo más extenso para que tenga más recorrido.
¿Y de dónde sale la idea?
En su día, cuando escribí y dirigí la obra para La Ruta 40 me dieron carta blanca y yo quería escribir sobre la memoria. Pero como ese espacio, a veces confuso, de reconstrucción del pasado. Y me pareció que una buena opción para eso era presentar una familia que tengan miradas diferentes sobre el pasado. A veces, generamos discursos oficiales de la memoria, tanto individual como colectiva. Lo vemos ahora donde el concepto de verdad se cada vez más confuso. Las verdades son frutos de la construcción de la realidad. Yo llego a la idea y luego genero alrededor de ella una dramaturgia. En este caso se juega con el dentro y fuera de la casa, que me interesaba.
¿Cómo ha sido trabajar con La Ruta 40?
Ha sido fácil. Es una compañía joven, amiga que tiene una línea de teatro actoral y muy concreta. Y siento que compartimos la idea de generar un teatro que abra espacios de reflexión sin olvidar la teatralidad. ‘Cúbit’ es un texto de actores en realidad, la fuerza está en lo actoral. Y se nos añadió una presencia maravillosa y que nos queremos mucho: Ana Azcona.
¿Cuáles han sido las sensaciones?
Yo les dije: soy tan feliz cuando reensayo un espectáculo que me gusta con un equipo que le gusta la obra. Es volverlo a afrontar. Y nos han pasado cosas en estos 2 o 3 años desde que nos encontramos y seguimos revisando cosas de la obra, pensando la obra y es un gusto este proceso.
Por lo que dice es un espectáculo que interpela al espectador.
Yo siempre digo que escribo sobre cosas que no tienen respuesta y me dicen que hago un teatro que abre preguntas. Nunca he intentado hacer un teatro dogmático. Entonces me gusta el teatro que hace que el espectador se vaya a casa haciéndose preguntas pero que lo atrape, que tenga un punto de misterio. Y yo digo, el misterio es sexy. Y me gusta que el espectador participe de la construcción del relato y que yo no acabe decidiendo cuál es el bueno. Buscamos un espectador activo que participe así de la ficción.
Tiene un contacto con la realidad, veo.
Estamos en un momento en que nos encontramos más abiertos a cuestionar. Cuando asumimos discursos políticos e ideológicos estamos comprando la verdad de otros y hemos de cuestionarlo y qué hay detrás. Pero sería tramposo y engañoso decir que la obra va de la situación española o catalana. Porque no. Es algo más amplio, porque el hombre siempre ha buscado la verdad.
En esta obra además se habla de otra cosa importante, que se podría aplicar a momentos históricos pero que aquí se aplica a la familia y es que para que hay reconciliación antes debe haber reparación y perdón.
Si tenemos un pasado desordenado, familiarmente, colectivamente, tenemos un presente con problemas y un futuro muy incierto. Por eso la obra habla de ordenar. Por eso la obra trata de una familia que habla para reordenar el pasado.
En resumen, lo que verá el espectador es una familia con sus problemas, que son una constante. Una anécdota para hablar de otras cosas. ¿Qué es el relato oficial? ¿Qué necesidades tenemos y por qué?
¿Y haréis circular la obra?
No quiero pensar en eso ahora. Pero las giras aquí son muy complicadas. Tenemos un problema para sacar las obras de Barcelona no al resto de España solo, sino por el resto de Catalunya. Esto es un problema porque para tener un país sano hace falta disfrutar del teatro y la cultura en igualdad. Y ahora las posibilidades de crear una programación son muy difíciles.
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