Los socorristas no creen que puedan mantener el distanciamiento social en las playas catalanas

¿Dos metros de distancia sobre la arena? Cuando aún no ha empezado la fase inicial del plan de desescalada diseñado por el Gobierno, ya se especula con lo que sucederá en las playas durante el próximo verano. Para que las aglomeraciones de bañistas no disparen los contagios, se espera que las medidas de distanciamiento físico también sean obligatorias en estos espacios de recreo.

Sin embargo, los socorristas lanzaron el verano pasado la voz de alarma ante la falta de personal en Catalunya. Y la situación no se ha enmendado. Si se pretende que estos profesionales garanticen las medidas de prevención durante la pandemia, lo tendrán difícil con unas plantillas al mínimo.

Un portavoz de la plataforma SOS Socorristes cuenta a Catalunyapress que la infradotación de la plantilla es muy preocupante. Según datos de esta plataforma vinculada con UGT, se estima que son necesarios 1200 socorristas adicionales en las playas catalanas y más de 10.000 en piscinas y parques acuáticos para prestar un servicio óptimo.

Asimismo, esta misma fuente detalla que "el 50% de la plantilla son trabajadores de Uruguay o Argentina que en abril terminan la temporada en sus países y que vienen a España durante el verano". Las restricciones en el tráfico aéreo dificultan enormemente el traslado de estos trabajadores, por lo que su contratación no está asegurada.

Por su parte, Salvador Zettelman, secretario de la sección sindical de socorristas de CGT, subraya que la función principal del socorrismo es la prevención: "Nosotros no tenemos potestad para hacer cumplir las normas de distanciamiento, no podemos multar, por ejemplo. Solo podemos hacer recomendaciones a los ciudadanos". Por tanto, Zettelman argumenta que la autoridad de estos "vigilantes" debería contar con el apoyo de las fuerzas de seguridad si se quiere preservar el distanciamiento social en las zonas de baño.

La competencia para abrir o cerrar las playas está transferida a cada Ayuntamiento. Dado que muchas playas han sido cerradas por los consistorios, como la de Barcelona, la situación laboral de muchos trabajadores ha quedado en un limbo. "La mayoría de trabajadores ni siquiera han recibido información de sus empresas", explica Zettelman, añadiendo que "la temporada baja de playas, que en muchos sitios empieza en Semana Santa, no ha comenzado como consecuencia del estado de alarma, por lo que los trabajadores no se han reincorporado con servicios mínimos".

Muchos socorristas están a la expectativa de cómo y cuándo podrán reincorporarse a sus puestos de trabajo. A la espera de que se concrete el plan de actuación en las playas, el Ejecutivo tiene el ojo puesto en los datos. El desconfinamiento de los niños, la primera medida de flexibilización del confinamiento, vino acompañado de algunos episodios de irresponsabilidad ciudadana que generan dudas sobre sus consecuencias. Abrir o cerrar la mano dependerá exclusivamente de cómo evolucionen los contagios durante los próximos días.