El pasado lunes (01/06), el Presidente de los EEUU. Donald Trump, luego de anunciar la militarización de los EEUU para frenar las persistentes protestas sociales, con una Biblia en mano y una mirada soberbia, posó para las cámaras en el frontis de la histórica Iglesia protestante episcopaliana St. John’s, frente a la Casa Blanca, en Washington, y dijo: “Tenemos el mejor país del mundo”.
Al día siguiente, se trasladó al Santuario Nacional de San Juan Pablo II, al noreste de Washington, donde colocó un arreglo floral y se fotografió con la imponente estatua de Juan Pablo II, el Papa católico que “derrotó el comunismo” y “aniquiló” a las teologías de la liberación y a sus comunidades en América Latina.
¿Por qué el Emperador Trump utiliza simbología cristiana en un momento en que las ciudades del Imperio arden en protestas sociales?
El magnate Trump, no sólo está en campaña política reeleccionista (para las próximas elecciones presidenciales), sino, en alguna medida, comprende que su Imperio y emporio se encuentra en una persistente crisis moral/intelectual dentro y fuera de los EEUU. Sabe que el mundo unipolar se difumina anunciando un mundo multicéntrico.
En este contexto, y aprovechándose de la fe neopentecostal de sus seguidores creyentes, recurre al elemento más cohesionador de la unidad social: la religión.
En este caso, manipula la simbología cristiana para intentar “salvar la supremacía moral, intelectual y espiritual del Imperio norteamericano”. Él sabe que en un mundo de creyentes, la religión es la mejor herramienta de legitimación política, y preservación de la unidad nacional alrededor de la fe.
Recurre a la simbología evangélica y católica porque intenta mostrarse como el Mesías cristiano, por encima de las divisiones eclesiales, garante de la unidad y del bienestar para todos los creyentes ciudadanos.
Los registros indican que nada menos que tres presidentes norteamericanos, en diferentes momentos, estuvieron en la Iglesia Sn. John’s (por tanto es una Iglesia cualificada en el imaginario de los buenos norteamericanos). Circunstancialmente, dicha Iglesia (el sótano) fue incendiada por los “izquierdistas radicales negros” durante las últimas protestas a raíz del asesinato policial de George Floyd. En este sentido también sería un monumento del martirio victorioso.
Eh aquí porqué el Emperador “Mesías” escogió a una Iglesia sufriente que se mantiene victoriosa ante la furia popular estadounidense. “Así como venció esta Iglesia sufriente, así venceremos conmigo si creen y votan por mí”, parece ser el mensaje.
Escogió la estatua de Juan Pablo II, porque, como ya es de conocimiento creciente, fue el Papa, que en su momento, con su Encíclica Centesimus Annus (1991), y otras enseñanzas, “derrotó al socialismo” en Europa, y a la expresión popular cristiana del comunismo en América Latina (teologías de la liberación).
Al ofrecer flores a Juan Pablo II, y fotografiarse con dicha estatua, lo que expresa es su gratitud y confianza que con la ayuda del Santo anticomunista liberará a Norteamérica y al mundo de las “asechanzas del comunismo contemporáneo” chino/ruso.
¿Por qué utiliza Trump la Biblia contra “los negros”?
Cobra matices espectaculares esta manipulación de la simbología religiosa cristiana en un contexto donde las y los descendientes de las históricas víctimas del colonialismo cristiano europeo, “los negros”, ahora, sacuden al Imperio desde las calles exigiendo justicia.
En estos tiempos, muchos somos cada vez más conscientes que sin la histórica legitimación doctrinal del cristianismo los “negros” quizás no hubiesen sido convertidos en esclavos. Mucho menos serían la “raza” o el color subalterno/reprimido si el Dios y los santos cristianos no fuesen pintados de color blanco (con mínimas excepciones). El racismo de ayer y hoy también tiene un soporte constitutivo en la simbología cristiana.
Allí vemos otras de las razones grandes del porqué el Emperador Trump, al sentir la furia de la “revuelta negra” recurre a la simbología religiosa oficial para intentar legitimarse, e “inyectar” certidumbre en sus seguidores cristianos (evangélicos o católicos).
TRUMP INTENTA IMITIAR A CONSTANTINO DE ROMA
El Imperio Romano, al inicio del IV siglo, subsistía en un acelerado proceso de desintegración político territorial producto del colapso moral/intelectual de sus gobernantes. Fue en ese entonces, el gobernador Constantito, para vencer/someter a sus enemigos políticos/militares, que decide “convertirse” a la secta religiosa más repudiada por Roma, el cristianismo.
El historiador Lactancio indica que Constantito venció a Majencio (General reformista de Roma), en la batalla del Puente Milvio (28 de oct. del año 312) gracias a las cruces que había mandado pintar en los escudos de sus soldados. Años después, Constantino se bautiza en la fe cristiana buscando evitar la división/colapso del Imperio.
Constantino, gracias al uso político/militar de la Cruz cristiana, logró vencer una batalla, pero no pudo evitar la división de Roma, ni su colapso total. Eso sí, el cristianismo dejó de ser un movimiento socioreligioso de liberación para los sectores subalternos de ese entonces, y se convirtió en la religión oficial y herramienta de dominación del Imperio romano, y del resto de los imperios occidentales.
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