Siete jóvenes contra el Covid-19
Amnistía Internacional hace públicos los testimonios de siete jóvenes activistas de Malasia, Afganistán, Senegal, Polonia, Australia y Kirguistán y las extraordinarias iniciativas que pusieron en marcha.
Amnistía Internacional hace públicos los testimonios de siete jóvenes activistas de Malasia, Afganistán, Senegal, Polonia, Australia y Kirguistán y las extraordinarias iniciativas que pusieron en marcha o en las que se involucraron para apoyar a su comunidad durante la pandemia.
Según destaca la organización, Sandra Grzelaszyk, de 20 años, hace campaña por los derechos de las mujeres, especialmente, el acceso al aborto en Polonia. En el país se ha presentado un proyecto de ley que, de aprobarse, prohibiría el aborto en los casos de malformaciones graves y mortales del feto.
Como consecuencia del confinamiento, Sandra y sus compañeras publicaron fotos y vídeos en Internet invitando a la gente a hacerse oír firmando la petición de Amnistía Internacional Polonia para impedir la promulgación de la ley. Hasta la fecha, más de 80.000 personas han firmado la petición.
"Los dirigentes están utilizando la pandemia para aumentar su poder o cambiar la ley. Nos enfadaba enormemente que el gobierno pudiera hacer algo así durante un momento tan difícil para todo el mundo, sin que la ciudadanía tuviese la posibilidad de expresar sus objeciones. Someterse a un aborto es una decisión personal en todos los casos", afirma Sandra.
Por su parte, Mamadou Diagne, de 25 años, reparte mascarillas a personas vulnerables a la infección de la COVID-19 en Senegal. Hasta el momento, él y sus compañeros han repartido 1.000 mascarillas donadas por un exactivista de Amnistía que ahora vive en Países Bajos.
"Los comerciantes están en contacto con gente durante todo el día, por lo que están más expuestos que otras personas. Si se contagian pueden propagar el virus muy rápido. También queremos entregar mascarillas a mendigos y talibés (niños obligados a mendigar por maestros de las escuelas coránicas)", subraya.
AYUDA A LAS PERSONAS MARGINADAS DE LA SOCIEDAD
En Malasia, la fundadora de la ONG Refuge For The Refugees (Refugio para las Personas Refugiadas), Heidy Quah, de 26 años, ayuda a algunas de las personas más marginadas de la sociedad.
Heidy también denuncia el trato que el gobierno malasio está dando a las personas refugiadas durante la crisis. "Las detenciones masivas han dado lugar a la masificación de los centros de detención. A su vez, la masificación ha hecho que en esos centros se haya producido un aumento de los casos. Debido al hacimiento, la COVID-19 se ha propagado como un incendio y el número de casos se ha incrementado fuertemente. Hemos sabido de historias de bebés nacidos en centros de detención que, al nacer, son declarados casos positivos de COVID-19", relata.
"Así de terrible es la situación ahora mismo. No puedo ni empezar a imaginarme cómo debe de ser tener esa preocupación tan terrible por mi propia seguridad. No entiendo por qué necesitamos tratar a otros seres humanos de un modo tan horrendo. Me frustra. ¿Cómo querría yo que me tratasen si algún día me detienen? ¿Qué querría que hiciesen por mí las comunidades a las que pertenezco? ¿Qué puedo hacer con los privilegios que tengo? No se trata de poseer una casa lujosa, un buen coche y poder irse de vacaciones, sino más bien de tener voz, y que tu voz cuente", comenta.
Mohib Faizy tiene 19 años y estudia Tecnologías de la Información en la Universidad Americana de Afganistán. Se ha grabado a sí mismo leyendo libros infantiles que se publicaron luego en la página de Facebook de LEARN y se distribuyeron en memorias USB a docentes y niños y niñas de todo el país.
"Hay muchos distritos en los que los niños y niñas no tienen acceso a la escuela. Estamos creando escuelas para ellos. Nuestro plan, con el tiempo, es cargar estos libros en tabletas y entregárselas a estudiantes necesitados que hayan manifestado su entusiasmo con aprender y recibir una educación. Siempre he querido mejorar la sociedad, y esta es una muy buena oportunidad para servir a mi gente".
ARTE Y ACTIVISMO
Asimismo, Fin Spalding, de 21 años y miembro del grupo asesor juvenil de Amnistía Australia y uno de sus líderes LGBTI nacionales, está creando una campaña de "artivismo" online que combina arte y activismo en apoyo a las personas LGBTI.
Según informa Amnistía, la campaña expondrá obras de arte de personas LGBTI sobre el tema de la visibilidad. "Esta campaña se centra en la visibilidad en la pandemia de COVID-19 y arroja luz sobre las personas queer en la sociedad australiana. Revelará la discriminación que soportan las personas queer, pero también pondrá el foco sobre el talento artístico que hay en nuestra comunidad, como el drag, la moda y el maquillaje", asegura.
Por su parte, Farkhad Musazov, de 24 años, apoya a jóvenes LGBTI en Kirguistán, que tienen que realizar la cuarentena por el coronavirus en espacios no seguros, entre los que, a veces, se halla el hogar familiar. A través de su organización, Kyrgyz Indigo, ayuda a jóvenes LGBTI que necesitan apoyo psicológico y jurídico mediante la publicación de sus datos de contacto online, proporciona ayuda humanitaria y un espacio seguro en cinco refugios temporales a personas LGBTI.
"Muchas personas LGBT+ que han perdido su trabajo e ingresos durante la pandemia se han visto obligadas a regresar con su familia. Pero están teniendo dificultades para expresarse. Sus familias quieren controlar su comportamiento y su discurso. Además, la generación mayor es en su mayoría muy conservadora y religiosa, lo que significa que las personas LGBT+ se exponen a mucha tensión y hostilidad en el hogar. Muchas sufren violencia en el ámbito familiar y no tienen un lugar al que regresar", explica a AI.
Hasan Al-Akraa, de 20 años, es estudiante y refugiado sirio. A través de la Red de Voluntarios Al Hasan, fundada por él, ha distribuido paquetes de alimentos a familias refugiadas en Malasia, dónde reside. También ha recaudado dinero mediante 'crowdfundin' para costear los gastos hospitalarios y la renta de personas refugiadas con dificultades, especialmente, madres solteras, niños y niñas huérfanos, personas enfermas y familias con seis o siete miembros que alimentar.
"No queremos ver a familias ni a niños o niñas viviendo en la calle; ni a personas esperando a las puertas de un hospital para dar a luz sin que las admitan. No queremos que nadie muera ni que su estado de salud empeore mientras nos quedamos de brazos cruzados. No queremos ver a nadie irse a la cama con hambre. Nos negamos a eso. Para nosotros, ayudar es muy importante. Ayudamos a todo el que se acerca a pedir ayuda", concluye.
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