La cárcel de la tercera edad: familiares denuncian que los internos en residencias "van a morir de tristeza"
La percepción de sentirse apartado de su núcleo social puede comportar graves problemas para los ancianos. El sentimiento de soledad extrema puede aumentar en un 14 % las probabilidades de muerte prematura de las personas mayores.
"La soledad en la tercera edad es uno de los grandes enemigos del bienestar de los adultos mayores, un tema preocupante sin duda, ya que su calidad de vida no sólo implica un buen estado físico, sino también emocional. La amargura y la tristeza roban las ganas de vivir a muchas personas mayores que se sienten solas", explican desde la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Adultas Mayores (FIAPAM).
La percepción de sentirse apartado de su núcleo social puede comportar graves problemas para los ancianos. El sentimiento de soledad extrema puede aumentar en un 14 % las probabilidades de muerte prematura de las personas mayores, según una investigación realizada por John Cacioppo, profesor de psicología en la Universidad de Chicago y uno de los principales expertos sobre la soledad en Estados Unidos. Pero además, puede acarrear otras consecuencias para la salud como la interrupción del sueño, el aumento de la presión arterial, el aumento de cortisol (hormona del estrés), alterar la expresión genética de las células inmunitarias, aumentar los niveles de depresión y reducir el bienestar del paciente, explican desde FIAPAM.
Esta retahíla de problemas físicos ha empezado a ser muy conocida para los familiares de las residencias catalanas, que después de tener a sus parientes totalmente aislados durante los tres meses que duró el confinamiento, hoy vuelven a estar separados por el riesgo de rebrote.
A mediados de agosto, Sanidad aprobó un decreto donde volvía a limitar las visitas a las residencias. Según consta en la norma, las visitas se limitaron a una persona y una hora máximo al día, a no ser que se encuentre en situación grave y se tema por su vida. Sin embargo, los familiares de muchas residencias, como la Sophos, en Sant Joan Despí, solo pueden hacer visitas una vez a la semana durante media hora.
La Generalitat de Catalunya tiene su propio plan para retomar la normalidad en las residencias, y se trata de una hoja de ruta donde todas las decisiones recaen sobre la dirección del centro. "El tiempo que dure la visita y el número de familiares dependerá de la capacidad organizativa del centro", se puede leer en Pla sectorial de represa de la normalitat en residències.
La Coordinadora de Residencias 5+1, una entidad dedicada a velar por los derechos de los residentes en centros de la tercera edad, denuncia que se "deja en manos de empresas del Ibex, como Eulen y la Constructora OHL, y fondos de inversión, la decisión de si la gente mayor puede ejercer el derecho constitucional de libertad de movimientos, como si las empresas tuvieran la tutela de nuestros familiares y sin que podamos opinar sobre este tema".
Los familiares de los internos ya no pueden más. Sienten que se está tratando a sus parientes "como si fuesen presos". "Para que entiendas la situación, hasta me alegra que mi madre tenga Alzheimer, porque al menos no entiende tanto qué está ocurriendo" explica Pau a CatalunyaPress, familiar de una interna a Sophos. "Los residentes que congnitivamente estaban bien antes del confinamiento, cuando los volví a ver parecía que les había caído diez años encima", denuncia Pau.
Sin embargo, los internos con problemas cognitivos importantes como Alzheimer o demencia también están padeciendo las consecuencias del aislamiento. Sin posibilidad de conversar con la familia por teléfono y sin poder tener ningún tipo de contacto físico que les recuerde que no están solos, acaban marchitándose y perdiendo la vitalidad que les quedaba. "A mi madre hace tiempo que no se le entendía al hablar, pero hablaba, y siempre con un tono muy alto. Incluso cantaba. Esta semana, cuando la fui a ver, se me durmió. Le llamé por su nombre y no me contestaba, no reaccionaba. No estaba como siempre, la alegría que mi madre tenía ya la ha perdido", asegura Safira, también familiar de una interna en Sophos. "No la ha matado el coronavirus y la va a matar la depresión y la tristeza", lamenta.
Otros familiares han tenido que aprender con la experiencia que la soledad, en ocasiones, puede acabar siendo igual de letal que el Covid-19. "Mi madre pasó el virus como asintomática", explica Nicolás, que tuvo que sacar a su progenitora de la residencia Sophos durante el primer confinamiento. " El problema que tuvo mi madre es que se deprimió de estar todo el día encerrada en una habitación. No comía y no bebía. Pero estos síntomas los ha vivido mucha gente. En las residencias, hay internos que han muerto de Covid-19 y otros porque se deprimen y dejan de comer y beber", señala. Por suerte, su madre ahora se está recuperando tras ingresar en una clínica.
"Las residencias no tenían personal suficiente y no han podido atender a las personas como necesitaban", denuncia Nicolás. Y no se trata de una especulación, el Conseller de Treball i Afers Socials, Chakir El Homrani, reconoció en abril que faltaba personal en las residencias catalanas, haciendo un llamamiento para que los profesionales se apuntasen a las bolsas de trabajo para cubrir las plazas vacías.
LOS TRABAJADORES DE LAS RESIDENCIAS PIDEN "DIGNIFICAR LA PROFESIÓN"
CatalunyaPress se ha puesto en contacto con una trabajadora social de una residencia de Barcelona para conocer qué esta ocurriendo con los mayores aislados en otros centros. Sin querer dar a conocer su nombre para no poner en riesgo su trabajo, explica que "muchos mayores que no tenían problemas cognitivos están empezando a deteriorarse. Y muchos otros directamente se están dejando ir".
"Las personas que viven en residencias están en la fase final de su vida y sus proyectos personales son ya muy pobres o escasos. Su mundo se sostiene por las personas que les vienen a ver y su proyecto personal pasa a ser el de la familia", señala la trabajadora social.
Los empleados de las residencias se han visto saturados por el alcance de la pandemia. No tenían medios, y en demasiados casos las muertes se han producido por falta de medios. La trabajadora del centro de la tercera edad explica que han tenido que hacer malabares para atender de forma adecuada a los ancianos: "Los trabajadores hemos tenido que suplir el cariño que no les llegaba de la familia. Los hemos tenido que acompañar a nivel emocional".
Por eso, expresa que ni ella, ni sus compañeros de profesión, entienden por qué el trabajo de cuidador geriátrico está tan minusvalorado por las instituciones. "Para que me entiendas, para cuidar a un niño necesitas un grado superior, pero para cuidar a un anciano necesitas solo un grado medio", denuncia la trabajadora.
"O dignificamos el trabajo en las residencias y nos equiparamos a los profesionales sanitarios, o todo irá mal. Nosotros hacemos un acompañamiento de vida" reclama. "Ni siquiera nos piden los antecedentes por abusos, algo que ocurre en todas las demás profesiones donde se ejerce el cuidado de un dependiente", lamenta.
UNA MASACRE
Esta falta de personal y las malas condiciones laborales, han sido claves para el futuro de muchos de los residentes. Cipriano, que también tenía a su madre ingresada en la residencia Sophos, se ha tenido que despedir de ella para siempre. Iba cada día a verla y con el confinamiento se vio obligado a dejar de hacerlo. A principios de abril tuvo complicaciones respiratorias, no fue trasladada a un hospital a tiempo y murió sin poder recibir la asistencia adecuada. Por los síntomas, temen que la matase el Covid-19, pero nunca han podido confirmarlo. No hubo ni PCR, ni test serológico.
Este, por desgracia, fue el destino de muchos de los residentes en Sophos, una de las muchas residencias donde la pandemia del coronavirus ha acabado siendo una masacre. Según ha podido saber CatalunyaPress, se estima que en esta residencia han muerto 35 internos de 110 ingresados, es decir, más del 30% de los residentes.
LOS CENTROS YA CONTAMINADOS, ¿SE DEBEN AISLAR?
Todos los familiares que se han puesto en contacto con Catalunyapress se preguntan por qué estos centros, donde el coronavirus ya ha infectado a la mayoría de residentes y hay una evidente inmunidad de rebaño, siguen teniendo las visitas tan restringidas.
Las autoridades están viviendo un dilema de difícil solución. ¿Abrir las residencias y dejar que los ancianos se infecten o aislarlos y exponerlos a otros riesgos para la salud como la soledad? Los familiares entienden que siempre se priorice la salud de los ingresados, pero no comprenden por qué se sigue aislando a los internos que ya han pasado el coronavirus y que, con toda probabilidad, sean inmunes. De momento, las autoridades no han dado respuesta a esta inquietud.
Por ello, la Coordinadora de Residencias 5+1 ha interpuesto un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) contra el Pla sectorial de la represa de la normalitat en l'àmbit residencial. Desde la entidad, consideran que no se está velando por los derechos de los ancianos y que las decisiones se están adoptando "en beneficio exclusivo de las empresas gestoras" de las residencias, que ahora pueden decidir sobre los derechos de los internos "ejerciendo unas competencias que no tienen".
La trabajadora social que ha conversado con CatalunyaPress insiste en apuntar que estos ancianos "no tienen los mismos derechos que los demás ciudadanos". "Una persona con las mismas patologías y la misma edad que viviese en su casa podría salir a la calle, pero ellos no", denuncia. ¿Son ciudadanos libres o presos? Juzguen ustedes mismos.
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