​España se está quedando atrás en la implantación de la inteligencia artificial

Según una encuesta de la Comisión Europea, más de la mitad de las empresas españolas no tienen ninguna intención de usar este tipo de tecnología, aunque tampoco en el resto de los países europeos la implantación sea mayoritaria.

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Inteligencia artificial

 

La llegada de la inteligencia artificial al mundo de la empresa parece imparable. Su implantación parece irreversible y ya son miles las empresas que han apostado por este tipo de tecnología para mejorar sus procesos de producción , lograr una mayor eficiencia y reducir su huella climática.


Inteligencia artificial



Sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a ponerse en manos de las máquinas. Una encuesta que ha llevado a cabo la Comisión Europea para conocer la implantación de la inteligencia artificial entre las empresas de la Unión ha demostrado que todavía se está lejos de aceptar este tipo de tecnología en las empresas. Aunque hay bastantes diferencias entre países, lo cierto es que prácticamente en toda Europa las cifras están lejos de lo que se debería.


Aunque la gran mayoría saben lo que es la inteligencia artificial, un 78 % de las empresas europeas así lo reconocen, a la hora de hablar de una posible implantación  el porcentaje disminuye considerablemente. De hecho, hasta ahora tan solo el 40 % de las empresas europeas usan esta tecnología, mientras que otro 40 % planea implantarle a medio plazo y el restante 20 % no tiene ninguna intenciòn.


EL CASO ESPAÑOL

Precisamente en este 20 % últimos es en el que se sitúa la mayor parte de las empresas españolas. Según la encuesta de la Comisión Europea, más de la mitad, un 51 %, de las empresas españolas encuestadas, no tiene ninguna intención de adoptar este tipo de tecnología.


La principal razón para esta negativa hay que buscarla en el desconocimiento. La falta de habilidades para el uso de esta tecnología, en aspectos como robótica, el big data o la programación, es un serio hándicap para muchas de esas empresas.


Otra de las argumentaciones esgrimidas por los encuestados es el precio para la implantación de este tipo de tecnologías. El coste supone una barrera para el 66 % de los empresarios españoles, porcentaje que se reduce a un 52 % en el caso del resto de los países europeos.


Además, también se ve como un serio contratiempo la ausencia de una legislación clara que evite sobresaltos, además de que la financiación pública para este tipo de tecnología es un asunto que se encuentra todavía en pañales.


SOLUCIONES

Sin embargo, los analistas consideran que es un error rechazar este tipo de tecnología por una cuestión económica. Defienden que la inversión se recupera con el paso del tiempo y que si una empresa no está en disposición de afrontar un gasto como el que requiere este tipo de tecnología a corto plazo siempre puede recurrir a aliarse con un socio tecnológico que le ayuda a implantarla.


También existe la posibilidad de recurrir a la externalización de este tipo de servicios. Las compañías tecnológicos ofrecen este tipo de servicios y su ayuda contribuye a que el uso de una tecnología que puede llegar a ser muy compleja se convierta en accesible para la mayoría de los usuarios.


Además, la implantación de este tipo de tecnologías es mucho mayor en las grandes empresas, aquellas que tienen más de 250 empleados, Un 55 % de este tipo de compañías usa algún tipo de sistema de inteligencia artificial. En las más pequeñas, tan solo el 38 % ha optado por implementar estos sistemas. En este último caso, en España las empresas de tamaño medio, entre 50 y 250 trabajadores, sí se han situado en una posición de ventaja, ya que el 57 % de ellas ya usan esta tecnología. En el otro extremo, tanto el 28 % de las empresas más pequeñas se han atrevido a dar el paso.

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