Un estudio advierte de que la inmunidad de rebaño es una estrategia "poco práctica"

Elaboraron un modelo de transmisión de la enfermedad por edades para simular la transmisión del SARS-CoV-2 en Reino Unido, con una propagación controlada por el autoaislamiento de los individuos sintomáticos y diversos niveles de distanciamiento social.

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Consumidores en terrazas junto a un artista callejero en Barcelona

 

Lograr la inmunidad de rebaño en el COVID-19 es una estrategia de salud pública "poco práctica", según un nuevo modelo desarrollado por los científicos de la Universidad de Georgia (Estados Unidos), que se ha publicado en la revista científica 'Proceedings of National Academy of Sciences'.


Consumidores en terrazas junto a un artista callejero en Barcelona



"El concepto de inmunidad de rebaño es tentador porque pone fin a la amenaza de COVID-19. Sin embargo, debido a que este enfoque tiene como objetivo evitar la eliminación de la enfermedad, necesitaría un ajuste constante de las medidas de bloqueo para asegurar que haya suficientes -pero no demasiadas- personas infectadas en un momento determinado. Debido a estos desafíos, la estrategia de inmunidad de rebaño es en realidad más bien un intento de caminar por una cuerda floja apenas visible", explica el líder del estudio, Toby Brett.


Si bien en estudios recientes se han explorado los efectos de las estrategias de supresión y mitigación en varios países, estos investigadores trataron de determinar si los países podían lograr la inmunidad de rebaño sin sobrecargar el sistema sanitario, y cómo hacerlo, y definir las medidas de control que se requerirían para ello.


Elaboraron un modelo de transmisión de la enfermedad por edades para simular la transmisión del SARS-CoV-2 en Reino Unido, con una propagación controlada por el autoaislamiento de los individuos sintomáticos y diversos niveles de distanciamiento social.


En sus simulaciones se comprobó que, en ausencia de medidas de control, Reino Unido experimentaría hasta 410.000 muertes relacionadas con el COVID-19, de las cuales 350.000 corresponderían a personas de más de 60 años. Descubrieron que utilizando la estrategia de supresión se preveían muchas menos muertes: 62.000 entre las personas de 60 años o más y 43.000 entre las personas menores de 60 años.


Si el compromiso de autoaislamiento es alto (definido como una reducción de al menos el 70% de la transmisión), la supresión puede lograrse en dos meses independientemente de las medidas de distanciamiento social, y potencialmente antes si la escuela, el trabajo y los lugares de reunión social se cierran.


Al examinar las estrategias que procuran crear inmunidad de rebaño mediante la mitigación, su modelo determinó que si el distanciamiento social se mantiene a un nivel fijo, la capacidad hospitalaria tendría que aumentar considerablemente para evitar que el sistema de atención de la salud se vea desbordado.


En cambio, para lograr la inmunidad de grupo dados los recursos hospitalarios disponibles actualmente, Reino Unido tendría que ajustar los niveles de distanciamiento social en tiempo real para garantizar que el número de personas enfermas sea igual, pero no superior, a la capacidad hospitalaria. Si el virus se propaga demasiado rápido, los hospitales se verán abrumados, pero si se propaga demasiado despacio, la epidemia será suprimida sin lograr la inmunidad de grupo.


Los investigadores explican, además, que se desconoce mucho acerca de la naturaleza, duración y eficacia de la inmunidad del COVID-19, y que su modelo asume una perfecta inmunidad duradera.


Advirtieron que si la inmunidad no es perfecta, y hay una posibilidad significativa de reinfección, es muy improbable que se logre la inmunidad de grupo mediante una exposición generalizada.


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