"Un dilema social": los jóvenes propagan el Covid-19 y mueren los mayores
"Es un dilema social", explica Mun Sim Lai, funcionaria de asuntos de población de la ONU: "Los jóvenes contraen el virus y no mueren, pero son los que lo propagan a los ancianos. Esto es cierto en todo el mundo", lamenta la funcionaria.
Los jóvenes son el colectivo que aglutina la mayoría de contagios por Covid-19 y, sin embargo, los que hacen crecer la lista de defunciones suelen ser ciudadanos de la tercera edad. Esta es la conclusión a la que ha llegado el periódico The Wall Street Journal después analizar detenidamente los datos proporcionados por las administraciones de cada país.
"Es un dilema social", explica Mun Sim Lai, funcionaria de asuntos de población de la ONU: "Los jóvenes contraen el virus y no mueren, pero son los que lo propagan a los ancianos. Esto es cierto en todo el mundo", lamenta la funcionaria.
Desde Naciones Unidas han analizado los datos de 55 países, incluyendo Estados Unidos, confirmando que hasta el 1 de septiembre solo un 12% de los contagios confirmados de Covid-19 y un 66% de las muertes pertenecen al colectivo de mayores de 65 años. Frente a ese dato, los menores de 44 años representan el 60% de los casos y un 7% de las muertes.
En los países examinados por la ONU, 11,7 millones de personas menores de 65 años habían sido infectadas por Covid-19, muriendo 169.400. En comparación, se infectaron 1,6 millones de ancianos y murieron alrededor de 331.000.
De todas formas, estos datos no significa que los más jóvenes sean invencibles. El riesgo de muerte es mucho menor, pero también fallecen. Para el colectivo entre 25 y 44 años, la mortalidad ha aumentado un 25% este año frente a los cinco años anteriores.
Desde la ONU aseguran que estos datos no son sorprendentes: el Covid-19 mata a los ancianos con más frecuencia que los jóvenes, pero esta situación se da con todas las demás enfermedades.
“Los porcentajes se acercan notablemente a la forma en que la mortalidad afecta a la población total de cada grupo”, afirmó Robert Anderson, jefe de la rama de estadísticas de mortalidad del Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
El hecho es que estos jóvenes no viven en una burbuja, advierte Anderson, están interactuando con gente mayor. Incluso si no corren el riesgo de morir, corren el riesgo de infectar a alguien más que sí corre el riesgo de morir… “Y eso puede ser difícil de soportar”, lamenta.
Escribe tu comentario