Los valores políticos del Guti

Txema Castiella (Gijón, 1958) pone de manifiesto la relevancia de la figura de Antoni Gutiérrez Díaz en la biografía 'El Guti: El optimismo de la voluntad'

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Antoni Gutiérrez Díaz, más conocido como el Guti, nació el 19 de enero de 1929, el mismo día que el general Primo de Rivera llegó a Barcelona como presidente del consejo de ministros. Tal vez solo fue una casualidad, pero aún así, el Guti acabó representando una figura antagónica al dictador y fue una de las personas más relevantes en la transición española.


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Catorce años después de su muerte, Txema Castiella (Gijón, 1958) pone de manifiesto la relevancia de su figura en la biografía 'El Guti: El optimismo de la voluntad', publicada por ediciones 62. Y lo hace porque considera que Antoni Guitérrez Díaz fue fundamental para entender la lucha antifranquista y el proceso de transición y porque cree "que su legado había quedado olvidado".


Hijo de una familia migrante, el Guti tuvo una carrera política muy extensa, y fue a la cárcel en varias ocasiones para defender sus ideales. Comenzó su militancia en el PSUC en 1959 y fue su secretario general entre 1977 y 1981 y entre 1982 y 1986. Mediante de documentos históricos y el testimonio de compañeros de partido, políticos de la época y familiares, Castiella ordena las piezas de la trayectoria política -y en menor medida, de la vida privada- del Guti y pone de manifiesto los ideales y valores de un hombre de izquierdas y progresista. Además, repasa la historia política moderna de España, desde la dictadura hasta los últimos años del siglo pasado.



Valores firmes

El Guti siempre apostó por la transformación colectiva de la política, que consideraba debía ser un espejo de la sociedad. "Era un luchador por la libertad, una persona muy comprometida, nada indiferente. Fue de las personas que dijeron 'no' al régimen franquista y actuaron en consecuencia", explica Castiella. "Luchó por las libertades durante toda la época de la dictadura, y entró en el PSUC en 1959, por lo que estuvo casi dos décadas luchando bajo la dictadura. Sus valores eran de izquierda y él era un renovador, ya que estaba en un partido comunista pero luchar contra el dogmatismo propio de la ortodoxia comunista y defendió lo que en aquel momento se dijo el eurocomunismo, que no es más que el socialismo en libertad. No concebía un socialismo sin libertad ni democracia."


Según Castiella, uno de sus valores más destacables fue el europeísmo. Antoni Gutiérrez creía en la idea de una Europa como espacio de paz y cooperación frente a otros bloques de la época como Estados Unidos y la Unión Soviética. Durante sus últimos años en la política fue eurodiputado -desde 1987 hasta 1999- bajo las siglas de Iniciativa, y desde 1994 hasta 1999 fue vicepresidente de la cámara europea.


La transición española

"La paz mereció las penas", dijo en 2000 en referencia a la transición española. Y es que a pesar de ser republicano, desde el PSUC se aceptó la transición porque, tal como dijo el Guti, en aquel momento no se trataba de elegir entre la monarquía o la república sino entre la democracia o la dictadura.


Es posible que esto provocara choques dentro del partido, asume Castiella. "A los comunistas se les ha reconocido que actuaron con responsabilidad durante el momento de la transición, con una posición de intentar garantizar el proceso de la transición a la democracia y que fuera pacífica, ya que la sombra de la guerra civil seguía muy presente. Los comunistas apostaron por la reconciliación. En el momento de la transición, el PSUC y Antonio Guitérrez querían un cambio de régimen más drástico, pero no existió la correlación de fuerzas suficiente para imponerlo. No hubo suficiente fuerza colectiva y por tanto tuvieron que pactar con los sectores más aperturistas del régimen, como Suárez y la monarquía. Él lo hizo con pleno convencimiento y tanto el PSUC como el PCE coincidieron en que es lo que debían hacer".


La idea de la democracia era uno de los conceptos más presente en su manera de entender la vida y la política. Así lo demostró en innumerables ocasiones: antes del V Congreso del PSUC -en el que las discrepancias lo hacen abandonar la secretaría general-, aseguró que "la solución es la democracia". Pero, ¿cómo la entendía él, la democracia? "Hacía una apuesta clara por el funcionamiento democrático de la sociedad y por tanto no entendía que el partido tuviera que funcionar de manera diferente a la sociedad", dice Castiella. Así pues, también "hacía una apuesta por la aplicación de los criterios de democracia interna en el partido. Él tenía una visión de los partidos mucho más limitada de lo que se consideraba en ese momento". Y es que el Guti consideraba que los partidos políticos no eran una vanguardia de la sociedad, sino que las ideas cambiaban en la sociedad y después se reproducían en los partidos políticos. El Guti "tenía la visión de que los partidos debían estar atentos a lo que la sociedad estaba formulando y de alguna manera interaccionar con estos cambios".



Cataluña

En la biografía, Castiella relata que el Guti comenzó a hablar catalán con su mujer cuando entró a la cárcel de Burgos, en 1962, como acto de rebelión política.


Por otra parte, desde la 'Assemblea de Catalunya' -entidad que aglutinó las fuerzas políticas y sociales catalanas en contra de la dictadura-, promovió la unidad de la lucha antifranquista, sin tener en cuenta la ideología de los partidos políticos catalanes. Años más tarde, el PSUC fue la primera fuerza de la oposición durante la presidencia de Jordi Pujol. "Durante la época de la dictadura ambos coinciden en la lucha contra la dictadura", explica Castiella. "Confrontan concepciones políticas diferentes del catalanismo pero siempre desde el respeto personal y político, algo que ahora parece extraño".


Según el autor, que señala que el Guti no se sentiría cómodo con la personalización, ambas figuras confrontan dos catalanismos: uno, de carácter más tradicional, conservador y de centroderecha. El otro, un catalanismo que el Guti formuló y entendiócomo "catalanismo popular", un catalanismo más abierto, inclusivo, atento a la pluralidad de la sociedad catalana.


"Es un catalanismo más abierto y que conecta más con un movimiento obrero más federalista", continúa Castiella. El Guti era una persona de izquierdas, y esto se puede traducir en que quería más igualdad y redistribución de la riqueza. Además, siempre luchó para que los trabajadores tuvieran más participación en el país. "Él quería una Cataluña solidaria hacia fuera".


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