​Los microplásticos en el aire, una seria amenaza para la salud de las personas

Toneladas de pequeños trozos de plástico flotan en la atmósfera y las personas las introducen en su organismo en cada respiración. Su procedencia es diversa, textiles sintéticos, polvo de la carretera, gomas de los neumáticos, etc., y la ,mayor preocupación entre los científicos es que todavía no se conoce el alcance de su ingesta en la salud humana. 

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Contaminación en Madrid.  Estado del cielo en la ciudad -con humo- en las inmediaciones de Plaza de España.

 

Hasta hace poco tiempo, los estudios sobre la existencia de los microplásticos que pueden afectar a la salud de las personas se han centrado en el mar. Las evidencias de que los océanos están plagados de plásticos que pueden afectar seriamente a la salud de los animales marinos y que pueden llegar a la cadena alimentaria humana por el consumo de estas especies.

Microplasticos



Sin embargo, de un tiempo a esta parte se está estudiando la presencia de estos elementos en el atmósfera y se ha descubierto que hay concentraciones que pueden llegar a tener un impacto importante en la salud de los seres humanos.


Un reciente análisis llevado a cabo sobre el cielo de Madrid ha detectado la presencia de concentraciones equivalentes a un billón de microplásticos flotando en el aire. Además, los cálculos llevados a cabo por los analistas han descubierto que estos pequeñísimo trozos de plástico pueden desplazarse centenares de quilómetros antes de caer al suelo, aunque las corrientes de aire los devuelven a la atmósfera.


De hecho, algunos análisis que se han realizado sobre el aire de las montañas alpinas alejadas de los centros de población  o sobre la Antártida han detectado la presencia de microplásticos en concentraciones elevadas.


Uno de los aspectos en el que los científicos hacen especial hincapié es que la concentración de estos elementos acostumbra a ser mucho mayor en los lugares cerrados y con poca ventilación, por lo que el interior de las viviendas o centros de trabajo podrían también estar contaminados.


ZONAS URBANAS

Las muestras recogidas por los científicos ponen de manifiesto que es en las zonas urbanas donde los niveles de concentración es muy superior al de las zonas rurales. Según los datos obtenidos, la concentración alrededor de una ciudad puede ser diez veces superior a la de la zona alejada de los grandes núcleos urbanos.


Contaminación en Madrid.  Estado del cielo en la ciudad -con humo- en las inmediaciones de Plaza de España.



Del mismo modo, también se ha comprobado que la presencia de los microplásticos aumenta en mayores altitudes que cerca del suelo, debido, sobre todo, a que las corrientes de aire transportan estos elementos a grandes distancias. Esto implica que los microplásticos viajan a grandes distancias, por lo que el aire de todo el planeta puede verse contaminado.


La mayor preocupación entre los científicos se centra en el desconocimiento sobre los efectos que la inspiración de estos microplásticos puede tener en el sistema respiratorio o en el digestivo.


PROCEDENCIA

La procedencia de los microplásticos que llegan al aire es muy diversa. Destacan sobre todo los relacionados con las fibras que desprenden producto naturales, como la celulosa, el algodón o la lana que han sido sometidos a procesos industriales, o de fibras sintéticas de diversa procedencia y que han sido tratados con productos químicos, como suavizantes o colorantes.


A estas se unen otras fuentes como la goma de los neumáticos o el polvo de las carreteras, los muebles o los materiales de construcción, sin olvidar fuentes tan contaminantes como la quema de residuos y los vertederos.


Un elemento importante a tener en cuenta es la presencia de microplásticos en el agua embotellada en recipientes de plástico, aunque los científicos también los han detectado en el agua embotellada en recipientes de cristal, ya que estos elementos pueden aparecer en cualquier de los procesos de la cadena de suministro. O durante su uso ya que en el proceso de enroscar o desenroscar el tapón de una botella puede producir microplásticos. Por desgracia, tampoco el agua del grifo se libra de estos elementos.


Pero también se han detectado microplásticos en elementos tan usuales como la sal, aunque no provienen de la propia sal, sino que se han adherido a ella durante los procesos industriales de elaboración, como el secado, el envasado o el transporte.

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