Ni la pandemia, ni la crisis social y económica que vive Catalunya son motivos suficientes para que la nueva presidenta del Parlament de Catalunya, Laura Borràs, tenga en cuenta que luchar contra estos tres graves problemas deba ser la prioridad de los gobernantes de Catalunya. Para ella sus tres prioridades son: independencia, blindarse ella para burlar a la justicia española en el supuesto que sea condenada por prevaricación y por lo tanto la inhabiliten. El tercero, seguir plantando cara al Estado español. En esas tres prioridades se ha embarcado la intolerante presidenta de la segunda institución de Catalunya. Con ella el espectáculo está garantizado esta legislatura que se prevé más corta que la anterior. No se puede seguir con el mantra de siempre.
La muestra de su talante lo dejó claro en su primer discurso cuando, saltándose las más mínimas reglas de cortesía parlamentaria y educación, no mencionó a su antecesor en el cargo Roger Torrent, todo un gesto que la define. Eso sí, dejó claro que esta es la legislatura clave hacia la independencia. ¿Será la de la república independiente de su casa? Su discurso no solo no gustó a la oposición, sino que a ERC no le hizo ninguna gracia. Borràs es así y sus señorías la van a sufrir mucho, pero mucho. Decía Voltaire que “Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran”
La CUP, que forma parte de la Mesa a iniciativa de ERC, no la votó por su situación de imputada. No obstante, sigue negociando para no solo apoyar el gobierno presidido por Aragonés, sino que aspira a entrar en el mismo ¿lo conseguirá?, todo es posible y nada es descartable. Los Comunes se han sentido engañados. Malestar también porque la composición del nuevo ejecutivo los va a dejar fuera.
La ofuscación de Borràs por salvarse de la justicia la lleva a pretender estar por encima de la ley al afirmar que no va a permitir “injerencia del ejecutivo, ni de la judicatura. Ella ha venido a salvar al Parlamento, Catalunya y lo que haga falta, porque su caso judicial, lo envuelve en una persecución de la justicia española. Es una buena maestra en intentar meterlo todo en el mismo saco para engañar a la gente y de paso hacerse la víctima.
El talante democrático ha quedado evidenciando cuando la presidenta se reunía este martes con los miembros independentistas de la Mesa del Parlament, es decir JxCAT, ERC y la CUP, y los dos diputados del PSC no fueron convocados. Empieza bien. Se trata de marcar el territorio en plena negociación para formar un gobierno en el que Elsa Artadi, mano derecha de Puigdemont y rival suya, se perfila como vicepresidenta del Govern. Una situación que pone de manifiesto que la Plaza de Sant Jaume es el lugar preferido de Artadi tal vez como pasó de la Generalitat al Ayuntamiento de Barcelona, ahora hace el camino inverso con un cargo más importante y dispuesta a comerse a Aragonés en la institución
Así que, con Borràs de presidenta, La CUP en la Mesa y VOX , el cuadrilátero, va a aparecer un confesionario al lado del hemiciclo del Parlament catalán. Algunos de sus señorías añorarán otras legislaturas pasadas, donde el sentido común estaba muy presente. Ahora solo queda el sentido sectario.
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