Una biografía del “Noi del sucre” en comic

 

Hay quienes dicen que vivimos tiempos convulsos y es cierto que ahora mismo se discute con acaloramiento, a veces con tono incluso destemplado, pero bueno es reconocer que las discrepancias no suelen llegar nunca a mayores. Nada que ver con los asendereados años veinte y treinta del siglo pasado, ni tampoco durante los tiempos de la República, e incluso en ese interminable período en que la ETA trató de desarbolar la convivencia democrática. Por ello es conveniente repasar a veces las páginas de la historia a fin de valorar mejor el presente. Para ello no hace falta acudir necesariamente a sesudos estudios históricos, porque también hay lecturas entretenidas capaces de explicarnos aquellos asendereados años en forma de historias gráficas.

Alfons López y Pepe Gálvez nos proponen en el comic “8 hores. El Noi del Sucre i la vaga de la Canadenca” (Pagés editors) evocar los temibles años de la Barcelona del pistolerismo, aquella ciudad calificada como la “rosa de fuego”, cuando la vida urbana llegó a quedar paralizada por la huelga general de la empresa hidroeléctrica denominada popularmente “la Canadiense” Lo hacen a través de uno de los personajes más caracterizados de ese momento que fue conocido por el alias que da título a la obra, pero que en realidad se llamaba Salvador Seguí y había nacido en la ciudad del Segre en 1887. Trasladado a Barcelona con sus padres cuando tenía pocos años, tuvo que empezar a ganarse la vida al llegar a la adolescencia y de este modo conoció las penalidades del proletariado obrero industrial, circunstancia que le llevó a aproximarse a los ambientes ácratas y a unirse a la recién creada Confederación Nacional del Trabajo donde adquirió prestigio y protagonismo como orador.

Un activismo peligroso no solo por lo que suponía de enfrentamiento a la patronal y las autoridades -lo que le costó sufrir prisión-, sino a veces a sus propios correligionarios. Sangre, sudor y lágrimas le costó convencer en el mitin celebrado en la plaza de toros de Las Arenas a los participantes más radicales el fin de la huelga general de la Canadiense como consecuencia del acuerdo alcanzado con el gobernador civil y la empresa. Obtuvo su propósito, pero muy efímeramente porque la autoridad no aceptó la exigencia de liberación inmediata de los presos y la huelga se reanudó de nuevo. El pistolerismo se hizo entonces al amo de la ciudad y Salvador acabó sucumbiendo el 10 de marzo de 1923 en la calle de la Cadena del barrio chino.

López pergeña su biografía con un guion muy bien redactado que explica con claridad tanto la propia peripecia personal del personaje, como su actividad sindical y el contexto histórico en el que desarrolló su vida y Gálvez lo traduce en un dibujo de trazo rotundo, expresivo, en el que acentúa los perfiles de los personajes y que en algunas páginas se materializa únicamente en negro sobre blanco y en otras cuenta con algún apunte de color añadido. No estará de más añadir que el conjunto de la obra resulta ecuánime y objetivo.

“8 hores. El Noi del Sucre i la vaga de la Canadenca” se lee tal cual la historieta gráfica que es, con la única diferencia con la generalidad de los cómics de que lo que explica es una historia real sobre la vida de un caracterizado mártir de la causa obrera que fue conocido como el “Noi del Sucre” porque -cuenta la leyenda- siendo muchacho y ejerciendo como ayudante de camarero en un bar de la calle Poniente, se comía subrepticiamente los terrones de azúcar que llevaba a las mesas.