Conciertos de homenaje al maestro Vives en el 150 aniversario de su nacimiento

Recordar a Vives es reivindicar a uno de sus grandes creadores y, a mayor añadidura, a un músico catalán, nacido a los pies de Montserrat, que, sin embargo, ha sido el que mejor ha cantado a Madrid, tal y como demostró con la música del “Pasacalle de los estudiantes” (“Canto alegre de la juventud, que eres alma del viejo Madrid, vuela ya, y en tu volar de pájaro, pregona nuestro júbilo, por los celestres ámbitos”, o en la romanza de la contralto de esta misma obra, “Doña Francisquita”, cuando Aurora “la Beltrana” pregona a los cuatro vientos aquello de “Soy madrileña, porque Dios ha querido que así lo sea, y en mis amores, siento igual que una moza de Embajadores…”).

|
Cultura.Amadeo Vives

 

Con el canto “a capella” de “L’emigant”, que empieza diciendo aquello de “Dolça Catalunya, pàtria del meu cor, quan de tu s’allunya d’enyorança es mor”, interpretado por el coro de Amics de l’Òpera de Sabadell, se inició cada uno de los tres conciertos -dos en Sabadell y uno en Barcelona- que la Fundación Òpera a Catalunya, en coproducción con la del Orfeó Català-Palau de la Música Catalana, ha querido conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de Amadeo Vives, cofundador con Millet del Orfeó Català. Una velada que ha traído el recuerdo de aquel gigante de la música nacido en Collbató que bien puede decirse que cultivó una amplia diversidad de géneros y que constituye una figura capital del teatro lírico español.


Cultura.Amadeo Vives

Amadeo Vives - @Pablo-Ignacio de Dalmases


Los conciertos han estado formados por una selección de romanzas y coros de zarzuelas como “La villana”, “La generala”, “Bohemios” y muy especialmente “Doña Francisquita”, así como la “Euda de Uriach”, una de las pocas óperas de Vives. La ejecución orquestal corrió a cargo de la Orquesta Sinfónica del Vallés con el coro de Amics de l’Òpera de Sabadell y el coro de cámara del Palau de la Música Catalana, todos ellos bajo la dirección musical de Xavier Puig, interpretando los papeles solistas el tenor Josep Bros, la soprano Isabella Gaudí y de un bajo cuyo nombre no hemos podido localizar -éste, en el coro de “Bohemios”-, contando además con la lucida interpretación de castañuelas de Belén Cabanes en el fandango de “Doña Francisquita”.


La sala principal de Palau estuvo llena hasta la bandera de un público entusiasta que disfrutó con la belleza de un género inolvidable y no siempre suficientemente presente en nuestros escenarios como es la zarzuela. Un género que hizo decir a Saint Säens, después de haber asistido a una representación: “Si los españoles llaman a esto «género chico» ¿a qué le llamarán «género grande»?”. Recordar a Vives es reivindicar a uno de sus grandes creadores y, a mayor añadidura, a un músico catalán, nacido a los pies de Montserrat, que, sin embargo, ha sido el que mejor ha cantado a Madrid, tal y como demostró con la música del “Pasacalle de los estudiantes” (“Canto alegre de la juventud, que eres alma del viejo Madrid, vuela ya, y en tu volar de pájaro, pregona nuestro júbilo, por los celestres ámbitos”, o en la romanza de la contralto de esta misma obra, “Doña Francisquita”, cuando Aurora “la Beltrana” pregona a los cuatro vientos aquello de “Soy madrileña, porque Dios ha querido que así lo sea, y en mis amores, siento igual que una moza de Embajadores…”).


La brillantísima velada culminó con un bis del coro de “Bohemios” que fue frenéticamente aplaudido por la concurrencia.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
AHORA EN LA PORTADA
ECONOMÍA