Científicos de Barcelona descubren un posible tratamiento para la cirrosis

Científicos liderados por Raúl Méndez, investigador ICREA del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), y Mercedes Fernández, del IDIBAPS de Barcelona, señalan la proteína CPEB4 como la molécula a inhabilitar para evitar la generación de nuevos vasos sanguíneos anómalos asociados a cirrosis.


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Científicos liderados por Raúl Méndez, investigador ICREA del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), y Mercedes Fernández, del IDIBAPS de Barcelona, señalan la proteína CPEB4 como la molécula a inhabilitar para evitar la generación de nuevos vasos sanguíneos anómalos asociados a cirrosis.


La angiogénesis patológica es una de las complicaciones más importantes en pacientes con cirrosis y un factor clave en el desarrollo y agravamiento de la enfermedad. Por ello, se investigan terapias para combatirla. Los resultados del estudio se publican en el último número de Gastroenterology, la revista científica más prominente en enfermedades gastrointestinales.


En los países occidentales, la cirrosis hepática se encuentra entre las primeras 10 causas de muerte en adultos. Es una enfermedad muy frecuente en España y la primera causa de trasplante hepático en el país. Tiene un alto índice de ingresos hospitalarios y consumo de recursos sanitarios debido a las complicaciones que se producen en las fases avanzadas de la enfermedad.


EFECTO REPARADOR PERVERSO


La cirrosis es una lesión crónica del hígado caracterizada por la acumulación de cicatrices (nódulos fibrosos) en el tejido que interfieren en la estructura y el funcionamiento normal del órgano. Las principales causas de las lesiones hepáticas crónicas son el alcoholismo, la hepatitis C y, en número creciente, la obesidad.


El cúmulo de cicatrices complica la circulación de la sangre a través del hígado, generando hipertensión portal (de la vena porta). Para liberar presión en la vena, se generan vasos sanguíneos colaterales, fuera del hígado. El problema entonces es doble, primero porque todavía llega menos sangre al hígado lo que genera más daño hepático y, además, los vasos son de mala calidad (angiogénesis patológica).


"Las células hepáticas int entiende reparar las lesiones pero la manera en que lo hacen es nefasta para el órgano. Es un círculo que se amplificando y que termina siendo muy crítico para la vida de los pacientes. Además, los vasos colaterales forman varices en el esófago y estómago de los pacientes con cirrosis; estas varices son muy frágiles y son propensas a romperse causando hemorragias intensas muy difíciles de parar", explica Mercedes Fernández, del IDIBAPS y co-líder de la estudio. "Por ello, una terapia dirigida a revertir los vasos patológicos, que no existe hoy por hoy, sería eficiente", añade.


UNA DIANA LLAMADA CPEB4


La principal proteína efectora en la generación de vasos sanguíneos es VEGF (vascular endothelial growth factor). "Todos los fármacos actuales que buscan evitar la neovascularización se basan en inhibir VEGF o los receptores de VEGF pero el problema es que atacando esta proteína de manera indiscriminada inhabilita la generación normal de vasos con lo que los efectos adversos son intolerables", explica Méndez, del IRB Barcelona.


A raíz de un estudio anterior publicado en Nature Medicine, Méndez ya había descubierto junto a investigadores del Hospital del Mar de Barcelona, que las CPEB intervienen en la generación de vasos sanguíneos en cáncer de páncreas y cerebro. Dada la urgencia de encontrar nuevas dianas para la angiogénesis patológica, Méndez y Fernández iniciaron una colaboración para estudiar el rol de CPEB4 en angiogénesis patológica en el contexto de la cirrosis, donde la neovascularización es muy abundante.


"Lo más bonito del trabajo es que demostramos que interfiriendo en las proteínas CPEB4 eliminamos únicamente la formación de vasos patológicos, mientras que la vascularización positiva se mantiene intacta", señala Méndez. 


Los experimentos en células en vitro, en modelos animales y en muestras procedentes de pacientes con cirrosis han revelado los mecanismos moleculares por los que el aumento de la CPEB4 favorece la sobreexpresión de VEGF en cirrosis.


DE CIRROSIS A Caner DE HÍGADO


El círculo reparador en que entra el hígado empeora tanto la situación que provoca que los nódulos de regeneración, con altos niveles de CPEB4, acaben formando hepatocarcinomas, sostienen los investigadores. En este contexto, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha otorgado más de un millón de euros al tándem Méndez-Fernández, quien junto con Jordi Bruix del IDIBAPS-Hospital Clínico, trabajarán de forma coordinada para desentrañar el papel de esta molécula y proponer un tratamiento para los hepatocarcinomas, el principal cáncer de hígado y la tercera causa de muerte por cáncer en el mundo, con una tasa de supervivencia a los 5 años inferior al 10%.


En paralelo, el laboratorio de Méndez en el IRB Barcelona tiene en marcha un proyecto de investigación de inhibidores de CPEB4. El año pasado consiguieron revelar las estructuras atómicas de estas proteínas, paso previo al diseño computacional de inhibidores, que están desarrollando en colaboración con Modesto Orozco en el mismo centro. Además, y con el apoyo de la Fundación Botín, Méndez tiene a punto un método para testar inhibidores de CPEB4 para acelerar la detección de las moléculas terapéuticas con más potencial.

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