Ferran Monegal: “TVE y TV3 han perdido la fiabilidad informativa en un tiempo récord”
Sergio Fidalgo.- Ferran Monegal (Barcelona, 1948), uno de los críticos televisivos más respetados de España, cree que lo mejor del 2015 desde un punto de vista de la pequeña pantalla ha sido “la consolidación de La Sexta” como “cadena de referencia informativa” y denuncia el “desprestigio de las cadenas públicas”, sobre todo “TVE y TV3” por haberse transformado “en aparatos de propaganda”.
Sergio Fidalgo.- Ferran Monegal (Barcelona, 1948), uno de los críticos televisivos más respetados de España, cree que lo mejor del 2015 desde un punto de vista de la pequeña pantalla ha sido “la consolidación de La Sexta” como “cadena de referencia informativa” y denuncia el “desprestigio de las cadenas públicas”, sobre todo “TVE y TV3” por haberse transformado “en aparatos de propaganda”.
¿Qué fue lo mejor del 2015, televisivamente hablando?
La consolidación de La Sexta como cadena de referencia informativa.
¿Y lo peor?
El desprestigio de las cadenas públicas, fundamentalmente TVE y TV-3, que han perdido la fiabilidad informativa en un tiempo récord. Se han transformado en aparatos de propaganda y agitprop de los partidos gobernantes de turno.
Usted acostumbra a referirse a Tele 5 como “tele contenedor”. ¿Cree que tras el paso de los principales políticos por diversos programas de entretenimiento acabarán yendo al plató de Sálvame a sumergirse en él?
Los políticos están mimetizando el posturismo televisivo típico de los ‘entertainers’ y artistas de la tele. Si siguen deslizándose por este tobogán no es descartable que acaben participando en alguna edición de la ‘ratomaquia’ GHVIP.
De estas incursiones de políticos en ese tipo de programa, ¿cuál le chocó más?
La de Mariano Rajoy cocinando mejillones en casa de Bertín. Les faltó no obstante un punto de valentía: en esa mejillonada también debería haber participado la ‘nietísima’ Carmencita Martínez Bordiú.
La acusación directa de corrupción de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy en el debate a dos ¿fue más un “momento Sálvame” o un “momento Kennedy-Nixon”?
Fue un disparo equivocado. Dicho como lo dijo, se transformó en tiro por la culata.
Xavier Graset ha cosechado críticas por la entrevista que le hizo a un ex miembro de Terra Lliure, Carles Sastre. ¿Cómo la valora?
Forma parte de un delirante fenómeno que se ha instalado en ciertos medios de comunicación de Catalunya: toda criatura que se declara independentista adquiere automáticamente el sublime rango de criatura angelical. Es un aberrante prodigio.
¿Sigue pensando que TV3 en vez de ser el perro que protege al rebaño se ha convertido en el pastor que las guía y les dice cuál es el camino a seguir?
Sigue siendo perro, adiestrado y obediente; pero su mimetismo con el pastor instalado en el poder es de tal envergadura que el perro ha llegado a creerse incluso que puede sustituir a ese pastor y transformarse en guía del rebaño.
¿Cree que el desgaste que está sufriendo TV3 por su implicación en el llamado “procés” puede provocar en el futuro un “sorpasso” por parte de 8TV, tal y como pasó con RAC-1 y Catalunya Ràdio?
Dependerá de la voluntad del nuevo copropietario de 8TV, Mediaset, que ha adquirido el 40% -por el momento- de esta empresa televisiva. Y dependerá también de los compromisos que haya adquirido con el poder político que gobierna Catalunya. Es significativo que la compra de este 40% fuese aprobada en un tiempo récord por el organismo oficial competente de Catalunya.
¿Haría falta un “Wyoming” de derechas?
Ya se intentó en Telemadrid con el programa ‘Ciudadano Cake’, a cargo de Cake Minuesa. No tuvo el éxito que esperaban.
¿Quién podría serlo?
Aquí lo apasionante es pensar qué haría ‘El intermedio’, cómo enfocaría su mordiente, si el PP fuese desalojado del poder y entrase un gobierno de coalición de izquierdas.
Usted fue director de un periódico de papel, el ‘Claro’. ¿Tiene futuro este tipo de prensa?
El diario ‘Claro’nació, y murió, en 1991. La criatura vivió 4 meses. Originalmente se trataba de ofrecer cada día en el quiosco un material informativo centrado en contenidos rosa, corazón, temas típicos del papel couché que el público hasta entonces solo podía comprar una vez cada siete días en las revistas semanales correspondientes. Se buscaba inicialmente el sensacionalismo, es decir, superlativizar las sensaciones. No obstante, muy pronto se pretendió cambiar el sensacionalismo por el amarillismo político, que es otra cosa. De ahí mi renuncia como director, vestida de destitución, y que los tribunales declararon improcedente. Hoy, que ya han pasado 24 años de aquello, todos los diarios incorporan en sus ediciones páginas específicas del mundo rosa y corazón. Lo cual demuestra que había mercado, evidentemente.
¿Por qué, a pesar de la crisis, los diarios de papel siguen siendo la referencia diaria?
Mantienen todavía el prestigio de la reflexión frente al periodismo de impacto de otras plataformas de comunicación. Es un prestigio actualmente muy frágil por la debilidad económica de las empresas periodísticas en soporte papel, y que no han sabido encontrar el punto de rentabilidad a través de la red.
La proliferación de televisiones y diarios digitales han afectado de manera intensa a los periódicos de papel. Pero la radio aguanta y se ha consolidado a pesar de ser un medio casi centenario. ¿Por qué?
Por la agilidad, la cercanía y la rapidez. La radio es el medio de comunicación más rápido. Mucho más que la televisión. Concita empatía, e intimidad, con el oyente. La radio te acompaña, te entretiene, te informa y te ofrece opinión, sin obligarte a estar pendiente exclusivamente de ella. Es portátil. No importa en qué lugar te encuentres. La tienes ahí, puesta. No solo la oyes, hay momentos, hay espacios, que incluso los escuchas con verdadero interés.
¿Le veremos de nuevo en televisión, ejerciendo su papel de controlador de los abusos de las cadenas, como hizo durante diez temporadas en Telemonegal en BTV?
¡Ahh! Aquello de ‘Telemonegal’ fue una apasionante e insólita heterodoxia. Gustaba a la ciudadanía, a la gente. Conseguimos audiencias nunca vistas en una televisión local. Competíamos con la autonómica TV-3 y con las grandes cadenas generalistas del telehipódromo estatal. Fue sorprendente. Pero la crítica de tele desde la tele, entendida como la entendíamos nosotros, con acento periodístico, con análisis de telediarios, comparando informativos, desvelando trampas y enredos tanto en noticiarios como en programas de entretenimiento, no gustaba, precisamente, a los influyentes directivos de las cadenas. En algunos ámbitos políticos todavía gustaba menos. La tele es un mundo que funciona con una endogamia tremenda. Hay una regla, no escrita, pero que se mantiene en, y entre, las cadenas: “Entre bomberos no nos pisamos la manguera”. La crítica sobre los modos de hacer televisión no se tolera en la tele. Espuma, zapeo, sifón, promociones, autobombo y entretenidos vídeos de primera. Eso es lo que interesa que el público conozca del ‘modus operandi’ de tele. No hace falta darle más vueltas.
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