El modelo urbanístico del alcalde de Viladecans
CatalunyaPress.- Los vecinos de la zona que agrupa las calles Josep Pallach y Nou, esquina Salvador Baroné en Viladecans están en pie de guerra contra el alcalde. ¿El motivo? La construcción de un edificio de siete plantas que ya lo han bautizado como el de la "especulación".
CatalunyaPress.- Los vecinos de la zona que agrupa las calles Josep Pallach y Nou, esquina Salvador Baroné de Viladecans se encuentran en pie de guerra contra el Ayuntamiento que preside Carlos Ruiz. ¿El motivo? La construcción de un edificio de siete plantas, que rompe el equilibrio y la estética de las edificaciones de la zona y que los vecinos ya han denominado como el edificio de la vergüenza o de la “especulación”.
La construcción, según el esqueleto que se puede apreciar en las fotos que ilustran la información, es de siete plantas, cuando a un lado del mismo, la altura máxima construida es de cuatro y al otro lado limita con casas bajas de la urbanización Albarrosa.
La imagen rompe toda la estética y el paisaje de la zona y se asemeja al nuevo urbanismo “especulativo” y nada estético y respetuoso con el medioambiente que viene aplicando el alcalde de la ciudad, con el consentimiento de José Luís Atienza, de ICV, que forma parte del gobierno municipal.
Los vecinos han constituido un grupo de trabajo para coordinar las protestas que ya han iniciado así como la recogida de firmas. Según han explicado a este diario algunos de los afectados, se han puesto en contacto con la Asociación de Vecinos de Albarrosa y estos han denegado su colaboración por considerar que no pertenece a su ámbito de “competencias”, cuando está a dos calles de la sede de la misma.
Se da la circunstancia que una hija de la presidenta forma parte del gobierno del municipal por el PSC. La otra asociación Montserratina, tampoco ha querido colabora con los vecinos afectados por tampoco ser de su ámbito, cuando sí aceptan ser socios de otras zonas del municipio.
La mayoría de las asociaciones, según nos indicaba otro vecino, están compradas por el Ayuntamiento y no se preocupan nada más que de hacer fiestas y no de los problemas del barrio. Ante esta situación de “dejación” de soporte a los vecinos,- no es la primera vez que esto ocurre-, se ha iniciado una serie de movimientos vecinales “espontáneos” que están dejando de lado a algunas asociaciones por la falta de credibilidad que están generando y se las consideran como correa de transmisión del equipo de gobierno.
Los vecinos que no se dan por derrotados han iniciado toda una serie de contactos con los partidos políticos para que no siga adelante la barbaridad urbanística que representan este tipo de construcciones.
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