Trazos y segmentos: de la ética a la tiranía
Según Ignacio Gómez de Liaño (en su obra “El eclipse de la civilización”), existen dos formas de entender la democracia; por un lado, la Eticocracia, lo que él ejemplifica con las figuras de Cicerón, Séneca y San Pablo. Argumentando con respecto a dicho término (de su invención) lo siguiente: “LA DEMOCRACIA SE CONVIERTE EN UN MERO VOCABLO SIN SENTIDO CUANDO NO SE SUSTENTA EN BASES ÉTICAS” .
De otro lado, Gómez de Liaño, acuña el término Tiranocracia, que define como: “La apología de la violencia, el tribalismo y los ideales totalitarios”. Así considera la obra y prácticas políticas de Karl Marx o Adolf Hitler.
Sin pretender corregir o añadir algo a lo dicho por Gómez de Liaño, al que considero un gran pensador, sino inspirándome en él, me atrevo a hablar de otras figuras históricas; no ya representativas de la Eticocracia o de la tiranocracia, pero sí de la Ética y de la Tiranía en política, por ejemplo:
- En Ética-política, destacaría las figuras de Marco Aurelio y Confucio, ya que tuvieron poder y no se corrompieron. También destacaría a Sócrates, Giordano Bruno, Giovanni Pico della Mirandola y tantos otros igual de insignes, que prefirieron la muerte a renegar de sus ideas. Creo que son buenos ejemplos de Ética-política.
- En Tiranía-política, incluiría a Mao Tse-Tung, responsable de la muerte de 78 millones de personas y a Stalin, responsable de la muerte de 23 millones de personas.
Pero no me intereso en este artículo por los personajes, sino por sus obras, y las obras de los personajes que a lo largo de la historia han sido éticos a todos nos resuenan al primer vistazo de aquello que lograron hacer. Igualmente, las obras de los personajes que han sido tiranos me interesan como prevención de las acciones de los actuales o como prevención de las acciones de los venideros.
Ahora, como siempre, sigue habiendo personajes éticos y personajes tiranos. Ahora, como siempre, los grandes tiranos están camuflados, se guardan de aparecer en los medios de comunicación y de hacer gala de su poder; porque los “tiranillos” que conocemos, esos que creemos que mandan, no son más que meras marionetas en manos de los verdaderos “titiriteros-tiranos”.
Sí, al fin y al cabo las manos que mueven los hilos de la historia son las manos de esos “Titiriteros”, que pueden matar en masa a seres humanos promoviendo guerras por mero interés, como lo hago yo con un insecticida en la mano y un ejercito de hormigas que tratan de entran desde el patio a la cocina (después mi conciencia nunca está tranquila, ¿lo estará la de ellos; quizás no tengan?).
Bueno, sin querer en ningún momento acuñar términos más idóneos que los de Gómez de Liaño, referidos a la democracia, me acuerdo de lo que yo decía hace mucho tiempo sobre el sucedáneo de esa forma de gobierno; la llamaba: “demosgracias”…, y después añadía…, “de no tener una dictadura”.
El lienzo donde se pintan los cuadros ideológicos de las “demosgracias” es de color marrón. Con semejante color en el lienzo hay que emplearse mucho y ser más que un “da Vinci” para realizar una verdadera obra, si no de arte, al menos de “belleza consensuada”.
La vida nos va llevando a todos por muchos caminos. A veces pienso en Ortega, y me digo que no importan mis circunstancias, sino la fuerza que yo tenga para enfrentarlas. Enfrentarse a la circunstancia particular y superarla es posible, lo más complicado llega cuando debemos enfrentar la circunstancia colectiva…
Me frustra cada día más pensar en la mejor forma de salir airosa de la responsabilidad que tengo a la hora de depositar mi voto en las urnas a favor de una u otra formación política. Aun así, sé que debo seguir concurriendo a ellas por respeto a quienes lucharon, sufrieron y murieron por tal derecho; pero acabo comprobando que de poco sirve mi esfuerzo...
Así lo anterior, me dan ganas casi siempre de votar en blanco, de no legitimarlos, y no dar mi confianza a esas posaderas cuyo mayor logro, en general, es agarrarse al “sillón de mando” como una garrapata se agarra al lomo de un perro.
La “Demosgracia” humilla horriblemente a aquellos que lo darían todo por la libertad, la justicia y la meritocracia. Es una forma de gobierno camuflada de la tiranía, es un lobo vestido de cordero, es vomitiva y salvaje; porque engaña el crédulo corazón de las ovejas que engordan con pienso artificial, para después llevarlas al matadero.
Desde Montesquieu se definió perfectamente en qué consiste una verdadera democracia y en qué bases debe sustentarse:
Una democracia consiste en la libre elección de los gobernantes de un país o territorio, por parte de sus ciudadanos y se sustenta en que los tres poderes que componen la administración de ese país o territorio: Ejecutivo, legislativo y judicial deben ser total y absolutamente legales, en binomio con lo justo, e independientes entre sí. ¿Se cumple eso…?
No me gusta hablar de política, ni escribir sobre ella, porque me afecta negativamente y sufro al sentirme inútil o nada decisiva a la hora de poder ejercer mi parcelita de poder con mi voto válido y libre en la urna. Parcelita de poder yerma e impotente donde nada crece como respuesta reciproca.
Libertad, justicia, solidaridad y meritocracia (que no es más que a cada cual según sus méritos y a cada quien según sus necesidades). La igualdad lo debe ser siempre ante la ley. Son los valores de la ilustración, siguen siendo vigentes y lo serán por los siglos de los siglos. De todos esos valores el que a los demás reúne es la LIBERTAD, sin ella los otros no existirían.
COMENZABA CON: DE LA ÉTICA A LA TIRANÍA y termino diciendo: DE LA DEMOCRACIA A LA “DEMOSGRACIAS”…de no tener una dictadura…
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