Dos jóvenes entraron en la casa de los cadáveres de Roses cuando ya estaban muertos

CatalunyaPress ha hablado con los vecinos de la madre e hijo que se encontraron momificados
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Este miércoles se conoció que la Policía encontró dos cadáveres momificados en una casa del barrio residencial de Santa Margarida, en Roses (Girona). Ambos llevaban muertos desde 2018, y no se encontraron hasta la pasada semana. Según las primeras informaciones, parece que primero murió el hijo, y luego la madre por inanición. 

CatalunyaPress ha acudido al lugar de los hechos para hablar con los vecinos, que han confirmado al medio que la mujer, de nacionalidad, alemana, tenía movilidad limitada. "La madre no se podía mover. Solo la vi una vez por la calle e iba en silla de ruedas", ha explicado el vecino que vive justo en frente de la casa donde se han encontrado los cadáveres y que alertó a la policía sobre la situación. 

El patio delantero de la casa muestra signos de abandono | J.C. Meneses

Además, el hijo tampoco se relacionaba con los vecinos. "En varios años, lo vi dos o tres veces con la bicicleta", afirma el vecino. 

La poca relación que tenían madre e hijo con sus vecinos provocó que nadie diese importancia a su desaparición. "Interpretamos que se habían ido a Alemania por la pandemia, hasta que vi la puerta abierta". Además, el hombre, que vive justo delante de la casa, explica que nunca se produjo un problema de olores. "Estaba la puerta cerrada y, con los vientos - la tramuntana empordanesa- no se olía nada", sentencia. 

Una puerta cerrada que acabó abierta

La clave del caso está en esa puerta abierta. La familia, que falleció en 2018, tenía la puerta cerrada y, varios años después, la misma apareció abierta. "Un vecino vio dos chicos jóvenes que saltaron", explica el hombre. Debieron acceder a la casa porque la puerta quedó abierta, y por tanto vieron los cadáveres, pero nadie alertó a la policía en ese momento. 

Este medio ha podido saber, en exclusiva, que madre e hijo, cuando estaban vivos, se relacionaban únicamente con un grupo de tres jóvenes marroquís que les venían a ver frecuentemente a casa. Por el momento, se desconoce si estos jóvenes están relacionados con los que posteriormente accedieron a la vivienda con la madre e hijo ya muertos. 

El vecino que vive delante, tras ver que la casa se había quedado con la puerta abierta, alertó al presidente de la comunidad. Pero tuvieron que pasar otros 7 meses hasta que un policía entrara en el domicilio. Desesperado por la situación, el vecino que vive delante de la casa de los dos fallecidos paró a un policía local que estaba pasando por la calle y le pidió que, por favor, entrara para comprobar qué estaba ocurriendo. Lo hizo, y salió "con la cara blanca", según ha explicado el vecino en declaraciones a CatalunyaPress.

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