Erradicar la pobreza

Lilia Cisneros

Pobreza 8


Desde la comunidad pacifica, con propiedad común de bienes -en contra posición a la propiedad privada- cuyos habitantes se rijan por ideales filosóficos y políticos distintos a las pueblos sobre todo europeos del siglo XVI; el planteamiento de un país en donde las diferencias económicas, de clase y sociales no existan o se reduzcan al mínimo, ha sido un sueño irreal tan o más idealizado que la república platónica.


Con un destino similar al de Tomas Moro[1], Víctor Hugo[2] quien por señalar lo trágico de la desigualdad, sobre todo en la famosa obra Los miserables, termina extraditado y rechazando la amnistía que le ofrecía Napoleón III. Este poeta y dramaturgo, al igual que muchos otros políticos de su tiempo provocaba escozor, por los discursos sobre la miseria y las ambiciones dictatoriales de muchos que fueron sus correligionarios en la última fase de su vida, en la cual se interesó por intentar cambios a través de la política.


Pasar del diagnóstico de calamidades derivadas de sociedades diversas, donde unos se imponen a otros para esclavizarlos, venderlos, sojuzgarlos, usarlos, o matarlos; a la preocupación para erradicar la pobreza -propósito de la ONU que este lunes espera una coincidencia mundial- sigue siendo desde tiempo inmemorial, un ideal no cumplido. Terminar con la pobreza es el primero de los 17 objetivos para el milenio en el marco del desarrollo sostenible, habida cuenta que "la pobreza no se mide solamente por la insuficiencia de ingresos; se manifiesta en el acceso restringido a la salud, la educación y otros servicios esenciales y, con demasiada frecuencia, en la denegación o el abuso de otros derechos humanos fundamentales", dijo Ban Ki-moon[3] quien termina su liderazgo en unos meses, no sin antes dejarnos una lista importante acerca de lo que significa 836 millones de personas viviendo en la pobreza extrema. ¿Cómo haría Usted si fuera una de cada 5 personas que viven con un dólar -19 pesos- diario? Por supuesto Usted puede consolarse si sabe que en esta condición sobreviven apenas en las regiones: Asia Meridional y África Subsahariana y en países pequeños y agobiados por las confrontaciones bélicas; pero ¿Puede asegurar que en nuestro país no existen niños que por nutrición deficiente son más bajitos que el promedio establecido por la OMS? Y regresado a los conflictos bélicos, si solo en el 2014 abandonaron sus hogares miles de familias y en este 2016, son millones los que dejan atrás todo buscado salvar la vida y una mejor vida. ¿Cuántos de ellos sin ser originalmente pobres, llagarán a esta condición sobre todo si hoy están en etapa de infancia?


Agregue a eso las predicciones del Banco Mundial acerca de las consecuencias del cambio climático -hay que pensar en Haití sólo como un ejemplo- la reducción del agua potable, el aumento de "negocios transnacionales" como la trata de personas, la venta de armas o drogas; el limitado acceso a la justicia, la desigualdad en el acceso a la educación y miles de etcéteras que han convertido a la humanidad en una masa de depredadores, alejados de la felicidad que podría alcanzarse con los mínimo satisfactores.


"Escuchemos y prestemos atención a las voces de las personas que viven en la pobreza. Comprometámonos a respetar y defender los derechos humanos de todas las personas y a poner fin a la humillación y la exclusión social que las personas que viven en la pobreza enfrentan cada día promoviendo su participación en las iniciativas mundiales dirigidas a poner fin a la pobreza extrema de una vez por todas" es el discurso de la ONU pronunciado por su secretario general; pero ¿que haces tu para ser más solidario? ¿Cuánto alimento botas a la basura? ¿en cuántos proyectos de desarrollo estás involucrado? ¿Levantas la voz para señalar a tus autoridades lo poco funcional de sus actos?


Sin caer en el espacio común de que también hay que contar lo bueno, destaco el discurso del rector de la UNAM, cuando resalta "la desigualdad no es una mera situación desafortunada, sino un problema estructural enraizado que, de manera inaplazable, se debe erradicar. La falta de oportunidades se traduce en una alarmante brecha educativa, pues los pueblos originarios tienen, en promedio, 3.7 años menos de escolaridad que el resto de la población y, en consecuencia, genera bajos ingresos, mayores tasas de natalidad, más pobreza y menor esperanza de vida". La educación entonces es un camino, sobre todo si esta se concibe en la dualidad de privilegio y obligación, es decir, una beca ¡bienvenida! aunque también el compromiso de regresar a la comunidad si se trata de estudiantes de culturas autóctonas o a la colonia o en general a un lugar donde el que tuvo el privilegio de aprender, pruebe la satisfacción de servir, antes que imaginarse millonario. Crear políticas públicas, en la asignación del presupuesto y en todos los ámbitos de la educación sobre todo la pública no es solo cuestión de pesos y centavos, es la posibilidad de entendernos entre nosotros y hacerlo respecto de nuestro entorno. Es el compromiso común de tratar al otro como lo han hecho conmigo al darme una beca o una trasmisión de la experiencia; es en suma emprender un camino de solidaridad, con mis congéneres y de cuidado con la casa que nos alberga y que sin ser el centro del universo si sigue siendo el plantea más idóneo para nuestra vida.




[1] Thomas More, conocido y venerado por los católicos como Sto. Tomás Moro -1478-1535- teólogo, político, humanista, poeta, traductor, abogado, lord, canciller de la corte de Enroque VIII e importante detractor de la reforma protestante de William Tyndale y Martín Lutero, estableció en su obra, conocida como Utopía, una elección de autoridades mediante voto popular -aun cuando este era diferente de lo que promueven las democracias actuales- terminando ejecutado por el rey al cual había servido y aconsejado.


[2]Escritor francés cuya vocación literaria se manifestó desde sus estudios de primaria. Nos dejó poesía, obras de teatro -las orientales. Hernani, Nuestra señora de París, Ruy Blas, los burgraves, entre otras muchas destacando los miserables. 


[3] Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU 

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