Verges (Girona) revive su tradición medieval con la impactante 'Dansa de la Mort' en la procesión de Jueves Santo
La 'Dansa de la mort' recorre Verges cada Jueves Santo desde 1666
Este Jueves Santo por la noche, las calles de Verges (Girona) han acogido su tradicional procesión de Semana Santa, que ha culminado con la impactante Dansa de la Mort ("Danza de la Muerte").
Con orígenes medievales, la Dansa de la Mort ha recorrido las empedradas calles de Verges cada Jueves Santo desde 1666, hace 359 años, aunque se ha visto interrumpida por la pandemia en 2020 y 2021.
En 2010, la Generalitat de Catalunya ha declarado esta procesión Fiesta Patrimonial de Interés Nacional. La festividad ha comenzado por la tarde con el desfile de los Manages, los soldados romanos, que han anunciado el inicio de un evento cargado de historia y simbolismo.
Después, se ha representado el Misterio de la Pasión de Cristo en la plaza Mayor, antes de que la procesión haya comenzado su recorrido por los antiguos caminos de la villa medieval, rodeada de murallas y torres fortificadas. El Vía Crucis ha dado inicio pasadas las 12 de la noche, ya en la madrugada del Viernes Santo.
A lo largo del recorrido, los participantes han revivido el doloroso camino de Jesús hacia la crucifixión, acompañado de una impresionante ambientación audiovisual. En el camino, se han representado escenas como las tres caídas, hasta llegar al momento culminante: la Dansa de la Mort.
LA DANSA DE LA MORT
La Dansa de la Mort ha sido el clímax de la procesión, una coreografía única interpretada por 10 personas. Cinco de ellas, vestidas como esqueletos, han danzado al ritmo de un tambor, mientras que las otras cinco, con túnicas negras, han avanzado siguiendo el compás sin realizar los pasos de la danza.
Entre los bailarines, ha destacado el capdanser (bailarín principal), que ha abierto la danza con su guadaña, sobre la cual ha aparecido la inscripción latina Nemini Parco ("No perdono a nadie"). El banderer (abanderado) ha portado una bandera negra con la frase Lo temps és breu ("El tiempo es breve"), y uno de los esqueletos ha llevado un reloj, un poderoso símbolo de la llegada inminente de la muerte.
El final de la danza ha llevado a los participantes hacia la iglesia parroquial de Verges, donde, en un solemne silencio, han hecho una reverencia ante el Santísimo en una capilla lateral, cerrando así una de las celebraciones más profundas y emotivas de la Semana Santa catalana.
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