El trabajo juvenil está más precarizado que el de otras generaciones
La Taula del Tercer Sector ha denunciado que los jóvenes cuentan con "menos derechos económicos y sociales".
Entidades sociales han constatado que se precariza el modelo laboral de los menores de 30 años en comparación con generaciones anteriores, "con menos derechos económicos y sociales", con remuneraciones medias mensuales inferiores en todos los niveles educativos, según el informe 'La precariedad juvenil. Una realidad incómoda' impulsado por la Taula del Tercer Sector.
La autora del informe presentado este martes en el Ateneu Barcelonès, la economista Maria Àngels Cabasés, ve incertidumbre de este colectivo, con una tasa de paro que duplica la general, pero también porque los que tienen empleo no pueden emanciparse: "Con la remuneración y las condiciones laborales a las que tienen acceso, no tienen la capacidad de tener un proyecto de vida digna".
Según el análisis, el modelo actual se caracteriza por dificultades al acceso laboral, una contratación temporal del 45,7% en universitarios, una involuntariedad en la jornada a tiempo parcial, sobrecalificación y bajos salarios, de lo que deriva una baja protección social.
El 20% de los jóvenes son 'ninis' -ni trabajan ni estudian-, lo que ella considera una situación, no una etiqueta, porque el paro se ha triplicado en los últimos tres años, pasando de una tasa del 13,4% en 2007 en los menores de 25 años al 42,3% en 2015, recoge el informe.
La distancia entre la remuneración media mensual entre los jóvenes con graduado escolar y los que tienen educación universitaria se ha reducido, pasando de 553 euros a 387 actualmente, por lo que la educación es un factor que favorece el empleo pero ya no como lo era para la generación anterior.
"No ofrecen ningún tipo de resistencia a este modelo. Se les ha hecho creer que es el único modelo, inevitable, de salida de la crisis", y se ha eliminado la concepción de que pertenecen a una clase social trabajadora, ha lamentado la también catedrática de la Universitat de Lleida (UdL), que asegura que no es el único modelo y que la situación interpela a toda la sociedad para cambiarlo.
Los que tienen educación universitaria con 26 a 30 años han visto reducirse su salario en 446 euros mensuales de media, ante lo que Cabasés ha señalado que las instituciones europeas han llamado a redefinir las competencias que se están dando a los jóvenes, sin caer en la mercantilización de las universidades, ante el hecho de que se prevé que será el modelo que seguirá en un futuro si no hay cambios radicales.
Los datos de la Encuesta de Población Activa (Epa) y la muestra continua de vidas laborales han permitido comparar la situación de los jóvenes menores de 30 años con la que tenían a esta edad los que tienen actualmente más de 30, y han observado "claramente que este modelo se ha precarizado más".
En la implementación del programa europeo de la Garantía juvenil "no se están logrando los objetivos", ante lo que ha alertado de que se ha desaprovechado una ocasión para diseñar políticas publicas de empleo dirigidas a las personas jóvenes desde la administración, ante el hecho de que las entidades están desarrollando un modelo mas innovador.
TESTIGOS DE ENTIDADES
La jefa de Acción Social de la Fundació Catalana de l'Esplai (Fundesplai), Maria Bruno, ha lamentado que la situación empeora en jóvenes vulnerables, a los que hace sentirse excluidos y aislados, y repercute en su representación social, pero también relacional: "Se acostumbran a vivir en esta precariedad, como una cosa que hay que aceptar" y que les impide proyectarse hacia el futuro, ha lamentado.
El coordinador de proyectos de la Fundació Privada Gentis, Carles Martínez, ha reconocido que a las entidades les cuesta "impactar en los jóvenes", así como trabajar en red su itinerario del joven, a modo de autocrítica, y ha añadido que encuentran jóvenes con problemas en sus relaciones y de salud mental que quedan abandonados, mientras que la misma garantía juvenil crea problemas de incompatibilidades de proyectos.
La codirectora de la Fundació Joia, Inmaculada Pinar -que trabaja en la inserción de personas con problemas de salud mental-, ha señalado que la situación se origina en la enseñanza Secundaria, desde donde habría que abordarla.
Ha constatado una ruptura con la generación anterior, que los jóvenes dan por aceptado que no tendrán las mismas condiciones de remuneración que sus padres, y que la situación es más grave en el caso de jóvenes en riesgo de exclusión social, mientras que los que tienen características especiales "corren el riesgo de que los modelos generales no tengan en cuenta sus características".
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