El cáncer de vejiga podría tratarse con una proteína del parásito de la malaria
Un equipo de investigadores de la canadiense University of British Columbia en Vancouver ha desarrollado un fármaco a partir de una proteína del parásito de la malaria. Puede ser capaz de detener el crecimiento tumoral del cáncer de vejiga resistente a la quimioterapia.
Un equipo de investigadores de la canadiense University of British Columbia en Vancouver ha desarrollado un fármaco a partir de una proteína del parásito de la malaria. Los científicos han demostrado que puede ser capaz de detener el crecimiento tumoral del cáncer de vejiga resistente a la quimioterapia, por lo que podría convertirse en una alternativa para quienes no responden a los tratamientos habituales.
"Es el primer estudio en el que utilizamos el concepto de usar las proteínas de la malaria para tratar el cáncer en un contexto clínico", según ha destacado el urólogo Mads Daugaard, uno de los autores de este trabajo, que recuerda la necesidad de encontrar nuevos tratamientos. El estudio es la siguiente fase de una investigación previa que había demostrado el potencial de esta proteína, llamada VAR2CSA, frente a una amplia gama de tumores.
En este caso se centraron en tumores de vejiga altamente agresivos que habían demostrado ser totalmente resistentes a la quimio, que fueron implantados en un grupo de roedores para ver si la citada proteína podía funcionar administrándose directamente en los tumores.
Según observaron, hasta el 80 por ciento de los animales tratados estaban vivos después de 70 días, mientras que el resto de los roedores, diferenciados en tres grupos de control diferentes, acabaron falleciendo.
La opción de administrar el compuesto directamente en el tumor es posible gracias a que en estudios previos se ha visto que lograba unirse a una molécula del azúcar que sólo está en las células tumorales y en placentas de mamíferos.
El cáncer de vejiga es el quinto cáncer más común y tan sólo hay una línea de quimioterapia que pueda usarse en los tumores más invasivos, dada la falta de nuevos tratamientos en los últimos 20 años.
"No hay opción de tratamiento de segunda línea disponible", ha reconocido Daugaard, que celebra los resultados obtenidos con esta novedosa molécula ya que "abre la puerta a desarrollar una nueva opción terapéutica con un tremendo impacto para estos pacientes".
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