Pecado, política y sexo, la Transición contada por Rosa Villacastín en 'Los años que amamos locamente'
"Era como un país en blanco y negro, solo que el blanco lo vivían unos y el negro lo vivían otros", asegura, además de indicar que para la Iglesia de entonces "todo era pecado" y que en las casas "no se hablaba ni de política ni de sexo".
Rosa Villacastín, autora de 'Los años que vivimos locamente'
La periodista y escritora Rosa Villacastín ha publicado este mes de noviembre su nuevo libro, 'Los años que amamos locamente', en el que recoge los recuerdos y la "letra pequeña" de los años que precedieron a la Transición del Franquismo a la democracia. Se trata de un ejercicio de crónica social de una época de cambios de los que, 40 años después de la aprobación de la Constitución, "muy poca gente habla porque siempre se pone el foco en los grandes acontecimientos, como la muerte de Carrero Blanco o la legalización del Partido Comunista", según la autora.
En el volumen, editado por Plaza Janés, Villacastín recuerda desde el "tsunami" que causó la aparición de Marisol desnuda en la portada de 'Interviu', en 1976, hasta los cambios que se produjeron tanto en la cultura como en el arte y la vida social española, como la reconversión de Marbella de "pueblo de pescadores" en "centro del lujo", la extensión de los colores en la moda, las protestas estudiantiles o el choque entre "dos mundos diferentes", el que se sentía "cómodo" durante el franquismo y los que "luchaban por la libertad", según ha explicado en una entrevista para Europa Press.
"Era como un país en blanco y negro, solo que el blanco lo vivían unos y el negro lo vivían otros", asegura, además de indicar que para la Iglesia de entonces "todo era pecado" y que en las casas "no se hablaba ni de política ni de sexo". De hecho, el primer capítulo comienza con un recuerdo personal de Villacastín en 1973 cuando, a sus 25 años, su madre le echó de casó al descubrir que tomaba la píldora anticonceptiva.
También relata los inicios del 'Diario Pueblo', por el que entonces pasaron desde Arturo Pérez-Reverte, que "era un chavalín que acababa de llegar" o Juan Luis Cebrián hasta Juana Biarnés, Raúl del Pozo o la propia Villacastín, que recuerda aquella redacción como su "gran escuela de periodismo". "Aquello era como un arca de Noé, cada uno tenía una ideología, pero nos enseñaron a convivir", cuenta.
Sobre las tensiones políticas, recuerda que su padre acudió a la presentación de un libro suyo sobre el 23-F y, "al verme ahí con Carrillo y con Fraga, se volvió llorando a casa". "No nos dejaba ver la televisión cuando aparecía Carrillo, porque habían matado a su padre en la guerra y para él, Carrillo había sido el catalizador de todo lo malo que había pasado, era como el Coco", explica.
Villacastín no limita el relato a sus memorias sino que cuenta también con otras voces, como la de la abogada y política Cristina Almeida. "Es una mezcla de cosas mías personales, y de otras mujeres que tienen mi misma edad y que han vivido más o menos lo mismo, sobre cómo era España hasta que llegamos a los 80. Son cosas que no se cuentan en otros libros de historia".
LA MUJER ERA UNA CIUDADANA DE SEGUNDA, NO PODÍA NI ABRIR UNA CUENTA CORRIENTE
Para la autora y periodista, los cambios que se produjeron entonces vinieron motivados porque "se luchó mucho" para conseguirlos, algo que cree que ahora "se corre el peligro de perder" en lo relativo a la situación de las mujeres.
"Salvando el caso ahora de la 'Manada', que parece que ha revuelto un poco a la gente, yo creo que estamos dando pasos atrás muy importantes. Hay encuestas que dicen que hay chicos de 14 y 15 años que ven casi normal la violencia de género. Es muy alarmante", lamenta.
También advierte de que muchas jóvenes parecen "haber asumido que todo se ha conseguido ya" cuando, a su juicio, no es así. "Todas las grandes culturas ha habido un momento en que ha habido un paso atrás importante. Hay que estar siempre alerta porque hay quienes no quieren que la mujer siga avanzando y creen que su incorporación al trabajo es el causante del paro", subraya.
Villacastín señala también que "no hace tanto tiempo" desde que las mujeres "iban con velo, con medias gruesas y sin manga corta a la Iglesia" y de que "la mujer era una ciudadana de segunda, que no podía ni abrir una cuenta corriente". "Cuando yo ya trabajaba y me quise alquilar una buhardilla, fui al banco y me dijeron que tenía que ir mi padre. Parece que es lejísimos y no hace tiempo, yo lo he vivido. Y la ropa, una vez me mandaron a hacer una entrevista en Marbella y fui con minifalda y el subdirector me hizo ir a Madrid a dar explicaciones de por qué iba con minifalda", recuerda.
En este sentido, lamenta también que en aquel tiempo tuvieron que aprender sobre la sexualidad "sobre la marcha, porque nadie explicaba nada". "A veces nos salían las cosas bien y a veces nos salían mal", explica.
Según relata, los cambios sociales comenzaron "paso a paso" con las primeras elecciones y especialmente con la llegada de los socialistas al poder, algo que hasta entonces "era impensable". Aún así, reconoce la aportación del Rey Juan Carlos, de Adolfo Suárez y de Calvo-Sotelo. "Si en vez de escoger el Rey a Adolfo Suárez hubiera elegido a cualquier otra persona no sé si se hubiese conseguido todo lo que se consiguió", reflexiona la periodista, que elogia el papel del Rey emérito y critica que "se le tiene como si fuera el único que ha cometido algún pecado en este país". "Reivindico su papel porque sin él hubiera sido imposible", concluye.
Para la periodista quienes han nacido más tarde "tienen la suerte de disfrutar de todo esto", de la situación actual, y teme "una vuelta atrás en derechos de los trabajadores, desigualdad y muchas cosas".
"A todos esos que ponen en cuestión la Transición, les preguntaría qué vamos a recordar de esta época en 40 años. Seguramente nada, y de la labor de los políticos mucho menos. Ninguno tiene mirada de futuro. Nadie mira hacia la historia con las luces largas. Eso es tremendo. Y en cambio aquellos tuvieron todos que ceder, desde el PCE hasta el Franquismo cuando se hizo el harakiri. Todos tuvieron que ceder para poder conseguir lo que se consiguió, una Constitución y estabilidad. ¿Ahora qué? ¿Qué estamos consiguiendo? Que volvamos a matarnos", advierte.
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