Francesc Moreso: "Ningún donante se arrepiente"
El doctor Francisco Moreso coordina los trasplantes de riñón del Hospital Vall d'Hebron, una especialidad en la que trabaja desde el año 1992.
Francesc Moreso, nefrólogo / Vall d'Hebron
El doctor Francisco Moreso coordina los trasplantes de riñón del Hospital Vall d'Hebron, una especialidad en la que trabaja desde el año 1992. Ha participado en cientos de casos y recientemente ha acompañado el paciente número 2.000 del centro, ya dado de alta.
¿En cuántos procesos de trasplantes de riñón habrá participado?
Como nefrólogo, no me encargo de la cirugía, sino del control del enfermo, desde que se remite para hacer la primera valoración hasta que llega al quirófano y después durante toda la vida del trasplante. Desde el 92, habré participado en cientos de casos.
¿Cada cuánto tiempo hay intervenciones de este tipo en Vall d'Hebron?
Sólo el año pasado hubo 130 trasplantes de riñón, y en el conjunto de Catalunya, 700.
¿Cuáles suelen ser los motivos para el trasplante?
Entre las enfermedades que llevan a que el riñón deba ser trasplantado, están las enfermedades renales asociadas al azúcar, es decir, la diabetes; las enfermedades propias del riñón, como las inflamatorias, y las hereditarias, como la poliquistosis renal.
¿Quién suele ser el donante?
Diferenciamos entre donante vivo y cadáver. De los vivos, pueden ser familiares, como padres o hermanos, o los emparentados no genéticos, como la pareja. Los primeros van mejor porque desde el punto de vista genético se parecen más.
De los cadáveres, antiguamente eran más jóvenes porque había más accidentes de tráfico. Ahora no estamos en los años 90, la tasa de donantes jóvenes se ha reducido, y han aumentado mucho los donantes de 60, 70 o 80 años que mueren de accidentes cardiovasculares, por ejemplo.
En cuanto al donante vivo, ¿qué consecuencias tiene una intervención de este tipo?
Tienen las complicaciones de vivir con un solo riñón, pero se les practica una cirugía de bajo riesgo. Pueden estar ingresados cuatro o cinco días y hacer vida normal en uno o dos meses. En algún caso pueden tener más riesgo de ser hipertensos. Hacemos un seguimiento anual a todos, pero tiene poco más impacto. Y los casos de éxito son superiores a los del donante cadáver.
¿Y a nivel psicológico? ¿Les reconforta saber que han ayudado a alguien o a veces la recuperación es dolorosa?
A pesar de las consecuencias de tener un riñón menos, la donación altruista hace que tenga un bienestar personal por haber mejorado la vida de alguien. Es su mejor faceta. Ningún donante se arrepiente. En los 25 años que llevo como nefrólogo no he visto ningún donante que se haya arrepentido.
¿Qué complicaciones son las más frecuentes para los trasplantados?
En el caso del trasplante 2.000 que hemos celebrado en Vall d'Hebron todo ha ido fantástico y sólo tiene que ir a los controles de la consulta, pero no todos van tan bien. A veces, hay alguna complicación por la misma cirugía, o hay algún problema que no pueden resolver en alguno de los tubos, o hay enfermos que tienen que volver a ingresar, o hay un rechazo crónico.
Una vez han superado los primeros cinco o seis meses, que es donde se juegan más, habitualmente los enfermos se tiran años perfectamente.
En el caso de los menores, ¿es más complicado porque están en edad de crecimiento?
El trasplante infantil lo llevan los pediatras hasta los 18 años en Vall d'Hebron. Técnicamente es complejo porque a veces los niños son muy pequeños y las arterias son muy pequeñas, además los niños tienen un sistema inmunológico menos desarrollado.
Como experto en riñones, ¿qué tenemos que hacer para tener una buena salud renal?
Si llevasen una dieta saludable desde pequeños, nos ahorraríamos bastantes trasplantes. Ojalá lográramos reducir la diabetes y que la gente no engordara tanto.
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