Cáritas pide sueldos mínimos de 1.000 euros y alerta sobre los trabajadores pobres
Carga contra un "mercado laboral inestable, inmediato, inseguro y fugaz en el que entras rápido y sales rápido encadenando contratos".
Cáritas critica la invisibilidad de los trabajadores pobres
Cáritas Diocesana de Barcelona ha clamado este miércoles contra la "invisibilidad" de los trabajadores que encadenan contratos temporales y precarios, y ha reclamado una nueva reforma laboral, un salario mínimo de 1.000 euros u abordar los efectos devastadores de la irregularidad sobrevenida.
Lo han explicado en rueda de prensa el director Salvador Busquets; la responsable del programa de análisis social e incidencia de Cáritas Barcelona, Míriam Feu; el delegado episcopal de Cáritas, Salvador Bacardit, y el obispo auxiliar del Arzobispado de Barcelona, Sergi Gordo.
En el informe 'Vidas precarias. Cuando la precariedad laboral lo invade todo' constata que todas las personas que atiende Cáritas y que tienen un empleo se pueden considerar "trabajadores pobres", y representan el 16% de las personas que acompañan; el año pasado era del 14,5% aproximadamente.
La responsable ha cargado contra un "mercado laboral inestable, inmediato, inseguro y fugaz en el que entras rápido y sales rápido encadenando contratos", especialmente en el ámbito de la limpieza, restauración y servicios, y que no protege ante situaciones normales como la enfermedad.
Ha recordado que el 12% de los empleados catalanes son 'trabajadores pobres' por contar con 837 euros mensuales, según datos del Idescat, y ha hablado del mercado laboral como un "ventilador que genera dinámicas de precariedad", que absorbe y expulsa rápidamente, y que como consecuencia genera situaciones consecuencias para la salud.
"Las personas que viven esta situación se sienten invisibles, desprotegidas, atrapadas, silenciadas y explotadas", ha deplorado Feu, que lo ha atribuido al hecho de que estas personas dejan de tener los mismos derechos que el resto: sin prestaciones de seguridad social y de paro.
"Es un círculo vicioso del cual no puedo salir", dice un testimonio de la entidad social que, como novedad, introduce en el informe las valoraciones en primera persona de las personas víctimas de esta situación social y laboral.
PERFIL DEL 'TRABAJADOR POBRE'
Según la entidad social, los colectivos que tienen más difícil integrarse en el mercado laboral son las personas inmigrantes sin residencia, las mujeres solteras con hijos, los jóvenes y mayores de 50 años.
Como consecuencia de esta situación, se generan situaciones de temor por perder la vivienda: "El miedo que yo tengo es verme en la calle. Es el peor miedo que tengo, más que ver la nevera vacía", ha parafraseado Feu sobre un testimonio.
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