Puigdemont se empadrona en Bélgica y justifica sus ingresos con el sueldo de parlamentario
Considera que su salario como diputado, de 2.871 euros mensuales, constituye una fuente de ingresos garantizada que le permite regularizar su situación en el país sin problemas y sin intermediarios.
Puigdemont con el president del Parlament, Roger Torrent, en Bruselas el pasado miércoles
El pasado 30 de octubre el primer ministro belga, Charles Michel, señaló que Carles Puigdemont “tendrá los mismos derechos y los mismos deberes que cualquier ciudadano europeo”.
Así, según las normas de la Unión Europea, todo ciudadano perteneciente a países miembros, que pueden permanecer hasta tres meses en cualquiera de ellos haciendo turismo, por negocios, estudiando, visitando a amigos o familiares... Y el martes, coincidiendo con la fecha prevista para el pleno de investidura en el Parlament, Puigdemont cumple 90 días de exilio en Bélgica.
Según informa ‘El Confidencial Digital’, Puigdemont ya ha iniciado los trámites para inscribirse como residente en Bélgica y señala que se empadronará en la localidad de Sint-Pauwels, a medio camino entre Amberes y Gante, en la comarca de Flandes.
El siguiente paso es que el ex president acredite también que se establece en el país en una de estas categorías laborales: como empleado asalariado, como trabajador por cuenta propia, como persona que busca un empleo.
Pero, por lo visto, Puigdemont no cumple ninguno de estos tres requisitos para recibir el certificado de residencia, y que, en concreto, ha rechazado inscribirse en los servicios públicos del país como demandante de empleo.
Así, para obtener el permiso de residencia, el expresident ha preferido acreditar que cuenta con recursos económicos suficientes, y por tanto no supone una carga al sistema de ayuda social en Bélgica, y que dispone de un seguro médico que cubre los riesgos de salud en el país.
Tras las elecciones del 21 de diciembre, el ex president no ha renunciado al acta de diputado, como sí han hecho, por ejemplo, los ex consellers Carles Mundó y Joaquim Forn. Con ello, Puigdemont considera que su salario como diputado raso del Parlament, de 2.871 euros mensuales, constituye una fuente de ingresos garantizada, que le permite regularizar su situación en el país sin problemas y sin intermediarios.
Por otra parte, no cobra ningún salario del partido porque no tiene cargo orgánico y, tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la intervención del Govern, renunció a reclamar el salario como ex president porque considera que sigue siendo el presidente legítimo.
Evidentemente, tanto Puigdemont como como los exconsellers que le acompañan deben hacerse cargo de una serie de gastos, pero debe tenerse en cuenta que en Bélgica el salario medio es de 46.570 euros al año, mientras que en España es de 26.710 euros. En cuanto al coste de los productos básicos, también se sitúan considerablemente por encima de España. Un café cuesta 2,65 euros de media. Un menú completo, en torno a los 20 euros. Y una cerveza nacional, 3,50 euros.
Aparte de demostrar que cobra por un trabajo realizado en otro país, la normativa belga indica que cualquier ciudadano puede defender también su petición acreditando que cuenta con ahorros importantes, es rentista, tiene inversiones o alquileres, o incluso que cuenta con el aval económico de otra persona.
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