Remontada espectacular del Barça en el Metropolitano (2-4): fútbol, orgullo y líderes de nuevo

En el Metropolitano, donde la esperanza rojiblanca aún latía pese a las heridas recientes, el Atlético de Madrid se las prometía muy felices en el minuto 70 de partido. Pero el Barça, contra las cuerdas y con la mirada del campeón, resurgió de sus cenizas para firmar una remontada que ya es historia. Los de Hansi Flick levantaron un 2-0 adverso en apenas veinte minutos, asaltaron el feudo del Cholo Simeone con un 2-4 y dejaron una estocada que puede valer media liga.

El Atlético, exhausto en lo físico pero indomable en el espíritu, había bordado su plan de batalla. A pesar del mazazo de la eliminación en Champions y los 120 minutos agónicos en el Bernabéu, los del Cholo encontraron fuerzas en el orgullo y el rugido de su hinchada. Dos latigazos al contragolpe de Julián Álvarez y un Alexander Sørloth letal desde el banquillo, pusieron en pie a todo el Metropolitano. El 2-0, a falta de veinte minutos, parecía sentencia. Parecía.

Pero el fútbol guarda sus milagros para quien se niega a morir. Y el Barça, golpeado, pero no vencido, encontró en la furia de la adversidad su mejor versión. Como quien regresa de un abismo, el equipo de Flick encadenó dos goles en cinco minutos que cambiaron el destino del partido. Robert Lewandowski, con la sangre fría del verdugo, marcó el 2-1, e Íñigo Martínez, enrabietado tras la polémica de una mano previa, comandó la carga que acabaría en el empate de Ferran Torres.

El Metropolitano contuvo el aliento. El partido se convirtió en un duelo de boxeadores al límite, en un intercambio de golpes sin red. Y cuando el empate parecía suficiente botín para el Barça, apareció Lamine Yamal, el niño prodigio. En el minuto 92, su disparo, desviado por el defensa mozambiqueño, encontró la red y silenció a un estadio entero. Se acabaron los cinco meses sin marcar en Liga.

El golpe final lo firmó otra vez Ferran, que robó con la fe de los que creen hasta el último aliento y marcó el 2-4 para sentenciar una noche inolvidable. La celebración azulgrana fue la de quien siente que algo más que tres puntos está en juego. El Barça, líder con 60 puntos y un partido menos que el Real Madrid, dio un golpe sobre la mesa en LaLiga. Y lo hizo en casa de uno de los rivales más temibles.

Para el Atlético, la semana negra se cerró con otra herida profunda. Eliminados de Europa y superados en su fortín, los de Simeone se quedan con 56 puntos y la sensación amarga de haber tenido el partido, y quizás la liga, en sus manos.

Pero esta fue la noche del Barça. La noche en la que volvió a creer. Y, quizás, la noche en la que empezó a ganar LaLiga.