Un hallazgo en Lleida podría cambiar el futuro del agua en Catalunya
Un estudio del Plan Hidrológico del Ebro revela una bolsa de agua subterránea de más de 80 km² en el Segrià y confirma la existencia de una red fluvial milenaria
Los primeros trabajos del nuevo Plan Hidrológico del Ebro (PHE) han sacado a la luz dos descubrimientos sorprendentes en la comarca del Segrià (Lleida): una enorme masa de agua subterránea de más de 80 kilómetros cuadrados y la confirmación de que la zona albergó una gran red fluvial prehistórica hace más de 25 millones de años.
Un acuífero gigante oculto en el subsuelo del Segrià
Según publica el periódico Segre, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha identificado un acuífero masivo de 81,62 km², bautizado como Planas de Raimat-Monreal. Sus extremos se sitúan en Alfarràs, Alcarràs, Raimat y El Pla de la Font, formando una estructura triangular de 30 kilómetros de longitud en su eje norte-sur.
Hasta ahora, se desconocía por completo la existencia de un acuífero de estas dimensiones en la zona occidental del Segrià. Este descubrimiento lo convierte en una de las cuatro nuevas masas de agua subterránea localizadas en los últimos años, junto con las de Selgua, Montesusín-Lanaja y El Torollón-Sariñena.
Un hallazgo con muchas incógnitas
Aunque los expertos han identificado su ubicación, el informe inicial señala que todavía no hay suficiente información sobre sus características ni sobre los riesgos a los que se enfrenta. Será en el ciclo de planificación hidrológica 2028-2033 cuando se estudien más a fondo sus condiciones.
No obstante, se ha determinado que la mayor parte del acuífero se encuentra bajo los municipios de Gimenells i El Pla de la Font (38,4%) y Almacelles (35,8%), con aportes en otras localidades como Alfarràs, Almenar, Alguaire, Lleida y Alcarràs.
Su recarga proviene de la lluvia y del agua de riego, y se descarga a través de manantiales periféricos y la red fluvial, especialmente hacia el río Clamor Amarga, que a su vez desemboca en el río Cinca.
Vestigios de un gran río prehistórico
Uno de los aspectos más llamativos del hallazgo es que el área donde se encuentra el acuífero formó parte de un gigantesco sistema fluvial prehistórico.
📌 Hace más de 25 millones de años, durante el Oligoceno, la zona fue moldeada por una dinámica tectónica de compresión, que provocó la formación de estructuras plegadas y fallas. En aquel tiempo, el área tenía elementos típicos de una llanura de inundación, con ríos trenzados de origen pirenaico que fluían por la región antes de que se formara la red fluvial actual.
Este hallazgo confirma que el Segrià no siempre fue un paisaje seco y estepario. Durante millones de años, grandes ríos fluyeron por la zona, dejando depósitos fluviales que ahora forman parte del subsuelo del acuífero.
Amenazas para el acuífero
A pesar de su aislamiento de otras masas de agua, los expertos han detectado vertidos urbanos e industriales que afectan a su calidad. Aunque el impacto es moderado en un 91,9% del volumen del acuífero, en algunas áreas la contaminación ya está presente.
Este descubrimiento plantea la necesidad de implementar medidas de conservación para proteger esta importante reserva de agua, que podría ser clave para la gestión hídrica del futuro en Lleida.
¿Qué sigue?
En los próximos años, la CHE llevará a cabo estudios detallados para comprender mejor la magnitud del acuífero, su capacidad y su posible explotación sostenible. Además, se analizará cómo este hallazgo podría transformar la gestión del agua en la región, asegurando su uso responsable y evitando su degradación.
Este hallazgo no solo redibuja la geografía del Segrià, sino que también podría jugar un papel clave en la gestión del agua en los próximos años. ¿Podría este acuífero convertirse en una fuente de abastecimiento clave para la provincia? Solo el tiempo y las investigaciones lo dirán.
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