“Ibáñez. El maestro de la historieta”, un homenaje al más universal de los dibujantes españoles de tebeos

Reseña del título publicado en recuerdo del ilustrador barcelonés fallecido recientemente

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Catalunyapress llibreibanez6oct23

 

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Reconozco con toda sinceridad que pertenezco a la “cultura del tebeo”, es decir, a aquellas generaciones de españoles que nos iniciamos en la lectura no tanto en los catones escolares y en los libros “para niños” cuanto en los tebeos que comprábamos semanalmente en cualquier quiosco y cuyas historietas eran protagonizadas por personajes desopilantes que vivían aventuras desmelenadas con las que entretenían nuestro tiempo de ocio (a veces también el que hubiéramos debido dedicar al estudio). Pero, además, subliminalmente y como quien no quiere la cosa, esta literatura gráfica conformaba un universo peculiar, con su propio lenguaje e incluso conductas. Parece, por consiguiente, de justicia reconocer cómo contribuyeron aquellos autores de historietas (Benejam, Conti, Cifré, Escobar, Sabatés, Peñarroya Vázquez, Gin, Raf y un largo etcétera) a crear una serie de referentes que han permanecido subliminal e inadvertidamente impresos en nuestras mentes a lo largo de la vida como adultos.

 

Entre todos estos autores ha habido uno, recientemente desaparecido, que ha alcanzado singular y merecida primacía y ello por varias razones: la calidad de sus dibujos, la imaginación desbordante de sus historietas, la fertilidad creadora de personajes, su trabajo incansable hasta prácticamente el día de su fallecimiento y, en fin, la entusiasta acogida de los lectores, que cabe imaginar millonarios en su número. Nos referimos a Francisco Ibáñez quien, a todas las virtudes enumeradas, pudo añadir sin duda las de su bonhomía, sencillez y simpatía. Con unos inicios en publicaciones casi olvidadas, como en La Risa y Paseo infantil, desarrolló la etapa principal de su carrera en la Editorial Bruguera para la que creó numerosos personajes. Los más famosos ¡y universales! de todos, “Mortadelo y Filemón, Agencia de información”. Pero también “Rompetechos”, “Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio” “Godofredo y Pascualino viven del deporte fino” La familia Trapisonda, un grupito que es la monda, “El botones Sacarino”, “Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo” o aquella emblemática “13 Rue del Percebe “ que era toda una radiografía satírica y tremendista de cualquier comunidad de vecinos española.

 

Bruguera Penguin Random House le dedica un homenaje con el volumen “Ibáñez el maestro de la historieta” en el que Jordi Canyissá analiza su trabajo creativo y dice: “la influencia de Francisco Ibáñez en el cómic español es incalculable. Es más, nos atrevemos a decir que esa influencia va mucho más allá de la historieta y su rastro se percibe en un tipo de humor que se confunde con la idiosincrasia de todo un país, pues resulta inevitable ver en películas o en series de televisión un humor que nos recuerda a sus gagas y que confirma el enrome influjo que ha tenido la historieta popular en el lenguaje y el humor de varias generaciones …. Ibáñez es seguramente el último bastión de una saga de autores entre los que se cuentan Escobar, Vázquez, Jorge o Benejam, desde cuyas viñetas se llegaron a crear giros, modismos y hasta maneras de afrontar la vida con un humor de tebeo que se incorporó en el acervo cultural y que la sociedad acabó asumiendo como propias” 

 

¡Sapristi ¡Rayos y centellas! (interjecciones creada por Ibáñez), no podemos sino suscribir de punta a cabo todo lo que ha escrito Canyissá. Ibáñez consiguió algo a lo que es muy difícil llegar: seguir haciéndonos reír con el fruto su infinita imaginación aún después de habernos abandonado.

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