La Tortuga Búlgara publica “Poesía actual de Ucrania”
Es una antología de once poetas ucranianos que “unen el dolor de la guerra con la resiliencia y fuerza vital del ser humano en los momentos más oscuros”
Ihor Mitrov nació en la 1991, poco después de la declaración de independencia de Ucrania, en Kerch, cuando en Crimea había empezado a ondear la bandera ucraniana. Es, por tanto, uno de los jóvenes valores de la actual poesía de su país y ha querido responder como tal a la pregunta “¿entonces eras poeta antes de la guerra?”
“Yo respondo que sí, durante y después de la guerra seré poeta
Si no te matan -dice riéndose
Aunque me maten lo seguiré siendo -respondo orgulloso
Sé que no va a comprobar
pero llevo tiempo
sacándome poemas de los bolsillos
para que quepan más balas
aunque a veces
meto la mano por instinto para escribir algún verso
y al palpar el frío metal
escupo a un compañero de combate
insultos afectuosos
o rimas
improvisadas”
Es uno de los once autores seleccionados en la edición de “Poesía actual de Ucrania” (La Tortuga Búlgara), una antología en la que, junto al citado, aparecen textos de Lesyk Panasiuk (para quien “la poesía y el diseño de libros son cosas sin las que no me imagino mi vida ahora”), Iya Kiva (“escribir es una forma de estar viva, de sentirme viva”), Oleh Kotsarev (escribe poesía porque es su “forma de dialogar con el mundo”), Julia Stakhivska (a quien “fascina crear una imagen real de la nada”), Anna Malihon (trata de “encontrar la armonía, poner en orden mis contradicciones internas y transformar mis experiencias en un texto que pueda interesarle a alguien”), Halyna Kruk (para la que “la poesía está presente en todo lo que nos rodea y cualquiera puede aprender a verla”), Yuliya Misakovska (“en tiempos de guerra es la poesía de la desesperación y la rabia, que no te deja respirar, que te desborda y te sana”), Iryna Shuvalova (quien manifiesta escribir "al estilo de Lorca" porque "sigue siendo mi poeta favorito") Andrii Golosko (lo que ha escrito surge de un proceso continuo de autodefinición) y Olena Stepanenko, que empezó escribiendo en ruso “hasta más adelante, cuando fui descubriendo poderosos significados tras los ancestrales cantos rituales ucranianos”.
Como dice Antonio Sánchez Carnicero, “los poemas de la presente antología de poesía actual ucraniana unen el dolor de la guerra con la resiliencia y fuerza vital del ser humano en los momentos más oscuros. Ucrania, pedazo a pedazo y en su totalidad, se percibe como una nación herida, donde el desarraigo y la muerte son el leitmotiv, pero donde también brotan la esperanza, el amor y la resistencia. También son temas recurrentes el paisaje ucraniano y la memoria, ambos refugios emocionales ante el sentimiento de pérdida”.
Cada poema aparece en su idioma original con el texto en español, cuya traducción ha corrido a cargo del citado Sánchez Carnicero, así como de Alina Vrabiy y Khrystyna Rachiy.
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