'Catalan dream' o el sueño barcelonés de un chico “de provincias”

Una divertida novela de Joel C. Pineda sobre la forma en que un joven de la Catalunya interior intenta convertir sus sueños en realidad en la gran ciudad

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Un detalle de la portada del libro. Foto: Pagès Editors

 

Todo adolescente tiene unos sueños que trata de convertir en realidad hasta que se da cuenta que la vida es muy diferente a lo que había imaginado y que existe una gran diferencia entre lo vivo y lo pintado. Este sería seguramente el punto de partida de Joel C. Pineda al ponerse a escribir Catalan dream (Pagès editors), una novela corta sobre las aventuras y desventuras de un joven de la Catalunya interior, concretamente del pueblo leridano de Alcoletge -como el propio autor- que emigra a la gran ciudad para abrirse camino como escritor y guionista, aunque la necesidad de ganarse la vida le condena a malvivir empleándose en un trabajo precario como profesor sustituto de secundaria, con la consiguiente peregrinación para la cobertura de vacantes temporales de Granollers a Parets del Vallès, pasando por muchos otros municipios de los alrededores de la ciudad condal.

Pineda podía haber escrito una obra dramática, pero ha escogido un género mucho más próximo al lector: la sátira de los modos de vida de una generación con educación superior, pero, a la vez, con escasas perspectivas de realización profesional y personal y cuya vida se desarrolla entre las diversiones y gozos propios de la gran ciudad -cuyo enamoramiento con ella, si bien crítico, resulta palpable-, las amistades compartidas, las juergas y, por supuesto, el sexo -practicado de forma desinhibida-, amén de las complicidades y los proyectos ilusorios, todo lo cual contrasta con una realidad diaria prosaica y no exenta de dificultades. Todo ello lo describe de forma deslenguada y divertida, plateando situaciones que pueden resultar surrealistas si no parecieran bastante próximas y en el fondo muy reales: así las fiestas que organiza su amiga Helena en la propia casa que el protagonista, Joan, comparte con su pareja Sonia, a la visita a su entidad bancaria -con dos inenarrables retratos de la clienta vieja y pelmaza y del empleado gris-; el relato de un viaje de madrugada  a bordo de su coche por las calles de Barcelona camino del centro de trabajo que le ha tocado en suerte; las confesiones del compañero docente enamorado de su alumna; o la capciosa pregunta del alumno ucraniano que le interroga sobre si todavía es virgen.

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La portada del libro. Foto: Pagès Editors

Hay episodios absolutamente desternillantes -en realidad esta novela podría leerse como una sucesión de capítulos independientes con entidad propia- como la cena de Nochebuena pasada en Madrid invitado por un posible productor y con la compañía del impresentable abuelo Cheche. El Joan que viste “calçotets verds i grocs de palmeres” y se codea alegremente con sus amigas lesbianas, experimenta la excitación sexual propia de la edad, lo que incluye aventuras galantes que no pasan de una mera ilusión, como la de la vecina que le provoca a través de las ventanas de sus respectivas viviendas sobre el patio de luces.

Lo que Pineda describe no es, con seguridad, solo fruto de su imaginación, sino fiel reflejo de los modos de vida y los esquemas mentales de una juventud que siente como muy próxima y que, como el mismo protagonista, está a punto de llegar a ese momento crítico que supone entrar en la treintena. A mayor abundamiento, el autor lo hace utilizando un lenguaje real como la vida misma, infringiendo temerariamente las estrictas normas de la normalización lingüística y aderezando el texto con numerosos términos y expresiones castellanas, muchas de ellas intraducibles, pero todas de uso habitual, así como aportando algún curioso neologismo (tal fideguay) Para colmo se permite sugerir la posibilidad de que el chico de Alcoletge sueñe con realizarse profesionalmente en Madrid, hipótesis que, por muy literaria que sea, puede provocar una verdadera alferecía en ciertos sectores excesivamente dogmáticos. Todo lo cual hace que  Catalan dream sea una lectura sumamente recomendable para pasar un rato muy divertido y… para deshacer algunos mitos.

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