Malestar en Ciudadanos por el silencio de Rivera ante la crisis del Open Arms

Militantes y votantes de la formación 'naranja' no comprenden el silencio del líder ante un asunto que hace años formaba parte de la agenda del partido.

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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, interviene desde la tribuna del Congreso de los Diputados

 

El desconcierto entre las filas de Ciudadanos sigue aumentando. A las defecciones del último mes del ala socialdemócrata del partido, se une ahora el malestar por el hermetismo de una dirección más preocupada en adelantar al PP por la derecha que en amasar la unidad interna del partido.


El último episodio que ha provocado la desazón entre las bases 'naranjas' ha sido el silencio de Rivera ante la crisis del Open Arms. Si en 2016, el líder de la formación llegó a desplazarse hasta Grecia para entrevistarse con los activistas que se encargaban de paliar la tragedia humanitaria, tres años más tarde guarda silencio ante un nuevo rescate en el Mediterráneo.


El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, interviene desde la tribuna del Congreso de los Diputados


Tras esta pasividad de Rivera se halla su voluntad de "sorpassar" al Partido Popular como fuerza hegemónica en el bloque de la derecha. Dado que el asunto de la inmigración es uno de los caballos de batalla de las fuerzas conservadoras, el número uno del partido 'naranja' habría calculado que no le conviene meterse en berenjenales dando su opinión sobre el asunto del Open Arms.


Lejos queda aquel viaje hasta el puerto del Pireo e incluso hasta el campo de refugiados de Malakasa, donde Rivera sostuvo ante centenares de personas desplazadas por la guerra que "estas familias podríamos ser cualquiera de nosotros".


El sector crítico de la formación, que aún no se ha volatilizado pese a las salidas de algunos miembros como Toni Roldán o Manuel Valls, no comprenden este giro en la política de inmigración. De hecho, hace un año Cs fue junto a Podemos el único grupo en el Congreso en celebrar la acogida del Aquarius.


Un año más tarde, la postura del partido ha dado un volantazo hacia las posiciones de mano dura defendidas por los conservadores europeos. Prueba de ello es la forma en que se despachó Marcos de Quinto, uno de los diputados que actualmente tiene vía directa con Rivera, a través de Twitter sobre la crisis del Open Arms.


De Quinto llamó "bien comidos" a los inmigrantes a bordo del navío y centró su discurso en criticar a las mafias de tráfico de personas, en línea con los mensajes de Vox. Lo peor es que el flamante congresista no fue desautorizado por ningún miembro de la dirección, ante la inquietud de quienes observan con preocupación la deriva del partido.

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