Eloi Badia admite, por fin, ante los medios de comunicación que tiene una furgoneta contaminante

 

En una entrevista en RAC1 este martes, el responsable de Medio Ambiente de la AMB, Eloi Badia, por fin ha admitido que él también tendrá que cambiar su vehículo con la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) a partir del 1 de enero de 2020.

Badia no ha eludido en esta ocasión la pregunta que todo el mundo se hacía en relación a cómo podía ser que como responsable de este proyecto de lucha contra el cambio climático, él mismo no cumplía el requisito de tener un vehículo de los catalogados como no contaminantes.

Eloi Badia ha dicho públicamente en la entrevista que tiene “una furgoneta Volkswagen del año de 1994”, añadiendo “es una histórica que uso ocasionalmente” pero que “a pesar de todo si la usara, la tendré que cambiar, porque creo que es lo que toca hacer”.

El periodista de RAC1 entonces le ha espetado a Badia que “ usted se lo puede pagar” cosa a la que él ha respondido “no irá a un régimen de tenencia de vehículo” sin querer profundizar sobre la preocupación de autónomos y empresas ante la directiva metropolitana que regulará los vehículos que podrán entrar y circular en esos 95 kilómetros de ZBE.

EN CASA DE HERRERO, CUCHILLO DE PALO

Badia hace bueno al refranero que dice que “ en casa del herrero cuchara de palo”, ya que , en su declaración bienes de 2015 declaró que poseía una furgoneta Volkswagen Transporter 2.4 matriculada en 1994. Un modelo que queda fuera de las flotas modernizadas que han reducido sus emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) durante los últimos años.

Modelo de la furgoneta de Eloi Badia

Consciente de poseer un vehículo contaminante, Badia, ha admitido su propia necesidad de realizar un cambio en primera persona para cumplir con la normativa que a partir del 1 de enero de 2020, comportará la prohibición de circular para los vehículos de categorías L, N y M, o bien los que no tienen etiqueta ambiental de la Dirección General de Tráfico (DGT), los más contaminantes.

Una puesta en marcha, el primer día del año, que coincidirá con la entrada en vigor del decreto de situación de emergencia climática en Barcelona, y que implica la puesta en marcha de toda una serie de medidas añadidas.