Muere el escultor Josep Ricart i Maimir
Su vocación por la escultura comenzó cuando apenas tenía siete años, creando objetos artísticos con barro.
Josep Ricart i Maimir ha muerto la madrugada del 29 de marzo en Barcelona, ciudad donde residía desde hace décadas. El escultor, de 94 años, se hizo famoso por ser el autor de diferentes monumentos en su ciudad, Taradell. Entre las obras más reconocidas del artista, destacan el monumento de la Atlántida (1978), el monolito a Francesc de Camprodón (1967), el monumento Exaltación a la vida y la paz (1976) o el monumento a Pau Casals ( 1977), entre otros.
Fuera de Taradell, también es autor del grupo de esculturas de la Cooperativa Montseny (Barcelona), el de Tona Ciudad Pubilla, el monumento al Hombre del Mar (Torrevieja) o el monumento al Doctor Trueta en Barcelona.
Pero sus obras han cruzado fronteras, presentes en exposiciones de México, Estados Unidos, Francia, Holanda, Filipinas o Venezuela. Josep Ricart y Maimó se definía como un artista social de pueblo, con una obra dirigida a explicar situaciones tan habituales como la injusticia, el dolor, el hambre, la paz, el diálogo, la pobreza y la religión. Del mismo modo, destacó por como esculpía las manos, tanto por la belleza de sus obras como por el simbolismo que desprendía en cada trabajo.
Su vocación por la escultura comenzó cuando apenas tenía siete años, creando objetos artísticos con barro. Fue en plena Guerra Civil cuando conoció a su primer maestro, con 11 años, que vio "cualidades artísticas" en el artista y le "abrirólas puertas". Con una infancia difícil, Josep Ricart i Maimir estudió en Vic en un taller de escultura, compaginándolo con su formacion en la escuela de Artes de Oficios. Maimó solía decir que: "La escultura era un placer, el otro un martirio".
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