Trump: tres años y medio tratando de borrar del mapa a las personas homosexuales y transgénero
A pesar de que al inicio de su mandato Trump prometió no tocar las leyes que conciernen al lugar de trabajo y que protegen al colectivo LGTBI, tardó solo unas horas en incumplir su promesa: al día siguiente del de cargo de Donald Trump, la Casa Blanca eliminó de su web todas las referencias a este colectivo.
Hace cuatro días, mientras el mundo seguía con su mirada fija en Estados Unidos por la tensión que ha provocado el asesinato de George Floyd y la oleada de protestas que reclaman la igualdad de las personas negras, Donald Trump decidió recortar los derechos a otro colectivo minoritario. El presidente estadounidense revocó una ley impulsada por Obama en la que se prohibía a los centros médicos discriminar a cualquier persona por su “raza, color, origen nacional, sexo, edad o discapacidad”. De este modo, volvió a dejar desamparados a los colectivos homosexuales y transgénero, a quienes, desde el comienzo de su mandato, ha ido recortando derechos fundamentales.
La decisión no tomó a nadie por sorpresa: Donald Trump llevaba mucho tiempo dando señales. En enero del año 2018, el mandatario decidió proteger la libertad religiosa de los médicos en detrimento de la del colectivo transgénero y anunció la creación de una división de Conciencia y Libertad Religiosa en el Departamento de Sanidad con la intención de recoger las quejas de los médicos que no quisieran atender a una persona transgénero por motivos religiosos.
¿DÓNDE ESTÁN LAS PROMESAS?
A pesar de que al inicio de su mandato Trump prometió no tocar las leyes que conciernen al lugar de trabajo y que protegen al colectivo LGTBI, tardó solo unas horas en incumplir su promesa: al día siguiente de su juramento de cargo, la Casa Blanca eliminó de su web todas las referencias a este colectivo.
Unos meses más tarde, en marzo de 2017, el mandatario aprobó la revocación de las Órdenes Ejecutivas de Contratación –presentadas por la anterior Administración–, dejando sin protección a los trabajadores federales ante discriminaciones basadas en la orientación sexual o la identidad de género. La noticia llegó de la mano de otro recorte: tras la petición de que el Censo de 2020 tuviera en cuenta la orientación sexual y la identidad de género de las personas, ese mismo mes se decidió no incluir ninguna pregunta al respecto. “Su intención es clara –declaró el presidente de Human Rights Campaign–: al negar que existimos, la Administración Trump espera negar nuestra igualdad”.
El presidente ha demostrado en varias ocasiones que un tuit puede cambiar vidas. "Nuestras fuerzas armadas deben centrarse en la victoria decisiva y arrolladora, y no pueden ser lastradas con los enormes costes médicos y la perturbación que implicarían los transgénero", publicó en la famosa red social el 26 de julio de 2017 para anunciar que prohibiría a las personas transgénero formar parte del ejército. Aunque en un principio su propuesta no fue admitida por las cortes inferiores y estuvo congelada, el mandatario no se dio por vencido y recurrió la decisión al Tribunal Supremo, donde el 22 de enero de 2019 se aprobó el veto al colectivo trans en el ejército. Esta decisión, que impide a nuevas personas transgénero alistarse en el cuerpo militar y obliga a aquellas que ya forman parte de él a aceptar su sexo biológico para continuar sirviendo, pone sobre la mesa el peligro de exclusión que sufre el colectivo LGTBI y, en particular, las personas transgénero.
Ese mismo mes de julio, el Departamento de Justicia legalizó el despido de trabajadores homosexuales y transgénero alegando que, cuando la Ley de Derechos Civiles fue creada –en 1964– para proteger a los empleados ante la discriminación por "sexo, religión, nacionalidad o raza", no se consideraban la orientación sexual ni la identidad de género. Y es que las grietas en las que el anterior presidente apostó por los derechos humanos fueron abiertas por Trump: mientras Obama creyó que la discriminación por sexo albergaba también la orientación sexual e identidad de género, Trump decidió que el término no va más allá de la distinción entre femenino y masculino.
Ayer, después de años debatiendo sobre el tema, Trump sufrió un revés cuando el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, decidió que al hablar de factores relacionados con el "sexo", la ley sí ampara a las personas homosexuales y transgénero.
EL COLECTIVO TRANSGÉNERO, EL MÁS AFECTADO
El 30 de agosto de 2018 Vontashia Bell fue asesinada en Shreveport, Louisiana. Tenía 18 años y era una mujer transexual. Ese mismo día también Dejanay Stanton murió en Chicago tras ser disparada por el mismo motivo: la discriminación.
Dentro del colectivo LGTB, las personas transgénero se han visto especialmente afectadas por las políticas de Donald Trump. El Williams Institute calcula que en la actualidad hay aproximadamente 1,4 millones de ciudadanos transgénero en el país; 1,4 millones de estadounidenses que están siendo excluidos.
Entre las medidas del mandatario destaca la revocación, en febrero de 2017, de la ley –impulsada por Obama y paralizada por los tribunales– que permitía que en los colegios públicos los niños con una identidad de género no definida decidieran qué baño y vestuario querían utilizar. A pesar de dejar espacio para que cada escuela decida libremente su posición, este gesto legitima los actos de discriminación a un colectivo doblemente vulnerable por su condición de niños o adolescentes y la de personas con una identidad de género no definida.
Tras cada nueva ley y recorte de los derechos de Trump, las principales ciudades del país se han llenado de manifestantes que reclaman la igualdad de derechos de todos los ciudadanos estadounidenses. A pesar de que un sector de la población puede estar satisfecho con las decisiones de la Administración, miles de personas han rechazado las leyes bajo el lema #WeWontBeErased.
Según Human Rights Watch, en 2018 hubo al menos 26 casos de asesinato a personas transgénero en Estados Unidos. El presidente del país, lejos de intentar reducir esta cifra, se ha esforzado en invisibilizar a una minoría estigmatizada. Con sus pequeños y grandes recortes a la dignidad humana, parece que Trump se propone eliminar a las personas transgénero –entre otras minorías– del imaginario colectivo americano.
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