La credibilidad de Iglesias pierde muchos enteros en el seno de Gobierno
El fracaso de sus propuestas económicas y su implicación en el caso Dina han erosionado su poder.
La influencia de Pablo Iglesias en el seno del Ejecutivo va perdiendo fuelle conforme va avanzando el tiempo. Los detalles que se van conociendo respecto a determinadas actuaciones en las que se ha visto implicado han erosionado su credibilidad y le han situado en una posición delicada.
El vicepresidente del Gobierno ha visto como varias de sus propuestas económicas han ido cayendo como fichas de dominó. Desde la de la creación de una banca pública hasta los palos en las ruedas que le han puesto sus propios socios de Gobierno en temas fiscales, pasando por la designación de Nadia Calviño, su némesis dentro del Consejo de Ministros, para presidir el Eurogrupo, han quedado postergadas sine die.
A todo esto se une que su honradez también ha quedado en entredicho por su actuación en el caso de la tarjeta telefónica de su ex colaboradora Dina Bousselham. La decisión del juez encargado del caso de retirarle su condición de víctima y la elaboración de los informes policiales, incluidos en la causa, que desmienten las versiones ofrecidas en su día por Iglesias y Bousselham han sido devastadoras para su credibilidad.
Tampoco le ha ayudado el hecho de que se haya conocido la presunta relación entre el fiscal Ignacio Stampa y la abogada del vicepresidente. El descubrimiento de mensajes entre ambos letrados y la apertura de una investigación por parte de la Fiscalía General del Estado para descubrir las implicaciones que todo esto haya podido tener en el caso solo ha servido para agravar la situación del líder de Unidas Podemos.
Ni siquiera desde el Gobierno se arriesgan a dar un apoyo firme al 'segundo' de Pedro Sánchez en el Consejo de Ministros y prefieren mantenerse al margen a la espera de nuevos acontecimientos.
Desde la oposición ya han empezado a exigir responsabilidades por todo este asunto. Incluso Pablo Casado, líder del PP, ha afirmado que esto que ha empezado siendo el caso del falso robo de la tarjeta telefónica de Dina Bousselham en el que se ha visto implicado Pablo Iglesias puede acabar siendo el caso de Pedro Sánchez si el presidente sigue sin mover ficha.
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