Trump contra el medio ambiente: el presidente pide que salga más agua de las duchas para que su pelo esté perfecto
El excéntrico presidente decidió cambiar la normativa para que las duchas que tengan dos o más alcachofas puedan sacar 9,5 litros de agua por minuto cada una y no en total
Una ley estadounidense de 1992 estableció que el máximo de litros de agua por minuto que podían salir de la alcachofa era de 9,5 litros. La ley se hizo para evitar el desbaratamiento del agua, y los fabricantes se adaptaron a la normativa. Pero Donald Trump comentó recientemente que echaba de menos que saliera más agua y que no le gusta que las duchas de ahora ya no sean tan potentes. Según él, cuanto mayor es el chorro mejor queda su pelo. "El agua no sale. Entonces qué haces? Te quedas más tiempo, haces una ducha más larga, porque mi pelo, no sé los vuestros, debe estar perfecto", explicó.
Así pues, el excéntrico presidente decidió cambiar la normativa para que las duchas que tengan dos o más alcachofas puedan sacar 9,5 litros de agua por minuto cada una y no en total, como se había hecho hasta ahora. También lo podrán hacer los depósitos de agua, los lavavajillas y los grifos del lavabo.
Como respuesta, tanto los consumidores como los grupos ecologistas han dicho que no era necesario cambiar la regulación, que afecta al medio ambiente y que, además, supondrá un aumento de la factura del agua. David Friedman, vicepresidente de defensa de la organización Consumer Reports y ex funcionario del Departamento de Energía, dijo que no había que cambiar esta ley porque las alcachofas de ducha actuales "alcanzan altos niveles de satisfacción el clientes" y ahorran dinero.
La guerra contra el medio ambiente
Esta no es la única normativa relacionada con el medio ambiente que ha cambiado Trump. Durante sus tres años y medio de mandato, la administración Trump ha permitido que los vehículos y las industrias puedan contaminar más y ha dejado que se exploten muchas zonas protegidas del país.
Hace unos meses, Donald Trump propuso reformar una ley firmada en 1970 por Richard Nixon que regulaba los proyectos de minería, explotación forestal y perforación. Lo que pretendía era reducir los proyectos para los que se requería hacer un estudio de impacto ambiental. Es decir, el presidente pretendía dejar que las empresas privadas construyeran puentes, autopistas, oleoductos o centrales eléctricas sin que tuvieran que revisar mucho las consecuencias ambientales. Su objetivo era que se pudieran construir carreteras más grandes, más rápidamente y con un coste menor. "Solíamos ser la envidia del mundo y ahora somos como un país del tercer mundo", dijo para reafirmar sus propuestas.
Además, junto con la decisión de aumentar los litros de agua que salen por minuto, el presidente ha decidido también que vuelvan las bombillas incandescentes que desaparecieron porque no eran eficientes. Ahora ya se pueden volver a fabricar las bombillas antiguas que, según él, son mejor y más baratas, aunque en realidad consumen mucha más energía.
De este modo, la administración Trump ha eliminado cientos de normas que las anteriores administraciones habían propuesto para propiciar el ahorro energético y para luchar contra el cambio climático y preservar el medio ambiente.
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