Francesc Roig (Cáritas): "Esta crisis casi ha hecho desaparecer a la clase media"
El presidente de Cáritas Catalunya advierte de que lejos de estar saliendo de la crisis, las cifras demuestran que se tardará años en recuperarse de la crisis económica y social generada por el covid-19.
La crisis sanitaria, económica y social que ha generado la aparición del covid-19 ha provocado la aparición de numerosas bolsa de pobreza. La situación de emergencia es de tal magnitud que las asociaciones dedicadas a ayudar a los más necesitados se han visto desbordadas en los últimos meses. Desde hace años, exceptuando zonas en conflicto bélico, no se había visto un crecimiento exponencial del número de pobres en tan corto espacio de tiempo como en 2020. Y la situación no parece tener, de momento, una salida a medio plazo.
El presidente de Cáritas Catalunya, Francesc Roig, reconoce que la situación ha pasado de preocupante a angustiosa y reclama de las administraciones y mayor compromiso con las personas que más lo necesitan. Una anécdota basta para dibujar la situación. "Conozco una persona que hace apenas tres años era un donante de Cáritas, que tenía una empresa. Ahora no tiene empresa ni trabajo y ha tenido que acudir a nosotros para pedir ayuda ya que está en una situación muy delicada".
En conversación con CatalunyaPress, Roig reconoce que aunque se intente minimizar la realidad de la situación, basta con darse una vuelta por determinados barrios de la ciudad de Barcelona para darse cuenta de que el golpe que han sufrido los más vulnerables ha sido impresionante.
¿Cómo ven la situación actual desde Cáritas?
La situación ha pasado de ser preocupante a ser angustiosa. Los indicadores que tenemos en Cáritas Catalunya, en los que recogemos los dos de las 10 sedes que tenemos, nos hacen prever una situación descendente no solo para los próximos meses, sino para los próximos años. Hasta ahora, los ERTO han ayudado a soportar el golpe de esta crisis sanitaria, económica y social. Pero, a diferencia de la de 2008, hubo recursos que ayudaron a mitigar la crisis, como el recurso a los abuelos. Nuestros indicadores nos decían que en 2014 estábamos a mitad del túnel. Pero ahora ha llegado esto, que es más duro ya que también es sanitaria y ha afectado a muchas más personas. El confinamiento ha hecho crecer la soledad y la angustia. Además, ha repercutido de manera extraordinaria en la economía sumergida, y eso la ha convertido en mucho peor que la de 2008. Entonces, si te quedabas si trabajo podías recurrir a la economía sumergida, hacer trabajos por las casas, cuidar ancianos, etc. Pero ahora eso no ha podido pasar y se ha paralizado todo el engranaje económico y social.
¿Han aumentado mucho las ayudas que prestan a los necesitados?
En el mes de junio triplicamos las ayudas que dábamos a principio de año. Por eso hicimos una campaña de captación de recursos. Solo pedimos que la gente sea sensible y multiplique sus esfuerzos para ayudar a los que peor lo están pasando.
¿Cómo valora el compromiso de las administraciones públicas para ayudar a los mas necesitados?
Las administraciones públicas han hecho lo que han podido ante una situación muy difícil, imprevista y totalmente nueva. Pero una vez pasada la primera situación de descolocación administrativa y social, pedimos que tomen conciencia de que hace falta priorizar las ayudas hacia aquellos que más lo necesitan. Hemos visto que a veces se han diversificado y no han ido en la línea de las necesidades básicas e imprescindibles. Es verdad que se ha hecho la renta garantizada y el ingreso mínimo vital, pero la lentitud y la poca agilidad administrativa han generado un malestar muy fuerte entre los más desfavorecidos. No se puede pedir a quien no tiene recursos, que no puede comprar comida ni ropa ni pagar facturas energéticas, que haga las gestiones a través de un ordenador. Que no hagan el planteamiento de que todo se soluciona con el teletrabajo.
¿Ha cambiado mucho el tipo de personas que acuden a su servicios?
Muchos piensan que a Cáritas viene un tipo de persona concreta. Pero no es así. Ahora mucha gente tiene necesidades. Y nos hemos dado cuenta de que son muchos los que han perdido el pudor de tener que acudir a pedir una ayuda. Muchos han saltado esa raya de la prudencia y han venido porque lo necesitaban, sin importarle nada más. Si hemos detectado que la sociedad se está polarizando cada vez más, que tenemos situaciones de un poder insensible frente a una realidad de los humildes que están cada vez más necesitados. Los sectores económicamente más poderosos cada vez con más intocables. La clase media se ha diluido a la baja, esta crisis casi la ha hecho casi desaparecer a la baja, ya que son muchas las personas de clase media que han perdido su trabajo o parte de sus ingresos.
¿Cáritas tiene suficientes recursos para atender a las necesidades de todas las personas que acuden a ellas?
Se ha comentado que hemos gastado todos nuestros recursos, pero una cosa es el presupuesto y otra el de nuestros servicios de atención básica. Este sí lo hemos gastado, lo mismo que le ha sucedido a otras entidades parecidas a la nuestra. El dinero que nosotros recibimos lo repartimos entre nuestras sedes dependiendo de las necesidades de cada una. Los donantes deben saber que lo que nos hacen llegar tiene un objetivo muy concreto. Y ahora hemos visto que ha venido mucha gente que nunca antes habían tenido que recurrir a Cáritas.
¿Estamos preparados para una tercera ola de esta pandemia?
Si aparece una tercera ola podemos padecer consecuencias acumulativas que harán la situación mucho más difícil. Si tenemos claro que tras todo esto nada volverá a ser como antes, ya no habrá aquella alegría de gasto y las relaciones sociales que había antes. Nos replantearemos muchas cosas y tendremos que reinventar el futuro.
¿Se detecta un cierto pesimismo en sus palabras?
Intentamos ver las cosas en positivo, pero no dejamos de ser realistas. La realidad es que los sueldos han bajado, que cada vez hay menos poder adquisitivo, que los bancos establecen imposiciones de comisiones por depósitos bancarios a personas que antes no se las cobraban y ahora, que su situación es mucho peor, si. Si se analiza la situación se ve que nadie quiere perder, todos buscan subsistir. No queremos ser alarmistas, pero la realidad es la que es. Si se mira la televisión, se ven anuncios de cosas que se pueden comprar, etc, pero si sale s a la calle en barrios como el Raval de Barcelona ves que la situación es muy difícil, con muchos comercios cerrados y que no volverán a abrir sus puertas. Eso significa que muchas familias se van a ver de repente en una situación muy delicada, sin recursos ni apoyo.
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