Poesía visual de Joan Brossa en el teatro que lleva su nombre

 

El edificio de la antigua ceca o fábrica de moneda de la Corona de Aragón, sitiado en la calle Flassaders es, desde hace algunos años, la sede del Escenari Joan Brossa, un local teatral con dos espacios que desarrolla una intensa variada programación con la que intenta responder al espíritu del prestigioso poeta, artista plástico y creador de imágenes cuyo nombre ostenta el local. Y nada más lógico que en esta programación tenga ocasionalmente cabida la obra del propio Brossa que fue asimismo autor teatral. Pero los componentes de la joven compañía Pinya Bausch no han querido recurrir para ello a la utilización de sus textos dramáticos, sino que han optado por otra iniciativa mucho más original, inédita y, si se nos apura, divertida: experimentar a partir de su obra literaria convirtiendo algunos de sus famosos “poemas visuales” en acciones dramáticas. El resultado es el montaje titulado “Brossa és Brossa” que se representa en la sala Palau i Fabre de dicho Escenari.

Brossa és Brossa (Teatre Brossa)

Marta Asamar, Celia Castellano y Noelia Fajardo, alumnas todas ellas del Instituto del Teatro, han escogido siete poemas de Joan Brossa procedentes de “El saltamartí”, “Poema entre el zero i la terra”, y “Passat festes” y los han convertido en una decena de acciones de poesía visual en la que tienen cabida la palabra, el gesto y la música, ésta última a cargo del pianista y violoncelista David Flores. Han utilizado con extraordinaria pericia e imaginación los recursos propios de la tecnología contemporánea como muy posiblemente le hubiera gustado hacerlo al mismo Brossa. De este modo, no sólo tiene importancia la iluminación, sino la utilización de cámaras de bolsillo y toda suerte de efectos visuales, tales los propios del teatro de sombras, que tan caros le eran al poeta. Estas herramientas permiten que el público observe en algunas ocasiones las dos facetas de un mismo personaje y que se susciten ingeniosas manipulaciones con resultados sorprendentes. Si se me permite destacar uno en concreto, reseñaría el titulado “Concierto de cuerda” por su sencillez y por la perfecta imbricación entre la música y los efectos ópticos. Todo ello con un espíritu de cabaré literario en el que subyace, más allá del mero entretenimiento, un mensaje fácilmente inteligible que aboga por los principios básicos de la ecología y del respeto al medio ambiente y propone el reciclaje y el aprovechamiento racional de los residuos que produce nuestra sociedad.

Brossa és Brossa (Teatre Brossa)